Las políticas de bienestar no reducen la brecha de la desigualdad

La maldita terca realidad se obstina en negar que primero los pobres.

A pesar de limpiar las escaleras de arriba abajo y monetizar todo servicio y apoyo público de seguridad social en entregas directas a clientelas políticas, la brecha entre los hogares del país con ingresos más bajos y aquellos que tienen más recursos es de 16.4 veces, según la Encuesta de Ingresos y Gasto de los Hogares.

Contra la última versión de esta encuesta (2020), la nueva muestra que el ingreso total promedio trimestral de los hogares del decil I es de 10 mil 928 pesos de 2022. En tanto que en el caso del los hogares con más recursos, es decir, del decil X, el ingreso es de 179 mil 552 pesos.

Habrá que reconocer que la brecha se ha reducido entre ambos deciles, ya que en 2018 era de 18.3 veces, pero aún no se logra hacer frente a la informalidad, que es, entre otros factores, lo que genera que la brecha sea tan amplia, señalan los expertos.

Para el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) es que las autoridades federales, estatales y municipales busquen más y mejores mecanismos de formalizar a la población económicamente activa.

"No solamente seguir con la política de incrementos de salarios mínimo, sino que una vez se están creando nuevas fuentes de empleo, que sean más en el ámbito formal que garanticen un mayor ingreso mensual", dijo José Nabor, secretario general del Coneval.

La brecha entre el primer y el décimo decil, dijo, es preocupante porque restringe el tipo de gasto que puedan ejercer los hogares del primer decil, sobre todo en temas educativos, de salud, inclusive en el desarrollo de fondos de pensión voluntaria que desafortunadamente no pueden llevar a cabo.

"Ese tipo de inacciones que conllevan tener un ingreso tan bajo condicionan el ejercicio de los derechos sociales de los hogares y personas que forman parte de estos deciles bajos, sobre todo el primero.

"Parte importante de que esta brecha siga siendo elevada es que la mayoría —o al menos un alto porcentaje de ellos— de los trabajadores que se alojan dentro del decil 10 están muy seguramente dentro del mercado formal de la economía y los del decil I en el informal" aseguró Nabor.

Y ejemplificó: en 2016 el salario promedio por ocupación formal fue de 8 mil 837 pesos y para los trabajadores informales de 4 mil pesos, una diferencia de casi 5 mil pesos.

Ahora, en el primer trimestre de 2022, los trabajadores del sector formal tienen ingresos de 9 mil 305 pesos y los del sector informal uno de 4 mil 623 pesos, lo que claramente evidencia que se mantiene la brecha.

Ingresar a la formalidad económica no solamente ayudaría a las personas que forman parte del decil de ingresos más bajos, sino a los del segundo, tercer y hasta cuarto decil, aseguró Nabor.

Para José Medina Mora, presidente de Coparmex, se debe replantear el modelo económico ya que, a pesar de que ha habido crecimiento en el país, los niveles de pobreza han aumentado.

"Ha habido crecimiento pero con mucha desigualdad. Ha aumentado la pobreza, deber ser un desarrollo más justo. Una buena parte del sector productivo está en la informalidad y necesitamos acompañar a todos los que participan en la economía informal para que se integren a la formalidad", comentó el líder empresarial.

Pero, apuntó, para dar un giro se requiere que haya Estado de Derecho, confianza para la inversión para crear más empleos y mejor remunerados.

Con información de Reforma.

Publicado en The Búnker.

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