LO DE HOY

Los gritos de la realidad

Los gritos de la realidad

Foto Copyright: lfmopinion.com

Mañana será demasiado tarde.

Carlos González Blanco
Colaborador



El diccionario informa que por política se entiende el quehacer público, lo que nos incumbe a todos como comunidad.

También que, por idiota, se entiende lo poco inteligente y lo que se hace para molestar a otros.

La política mexicana se ha convertido en poco inteligente y dedicado a molestar a otros.

Salvo muy honorables excepciones que ejercen su oficio con toda dignidad, muchos políticos perdieron noción de la realidad y sentido de lo correcto, ahora solo se dedican a perturbarse mutuamente.

Observad.

El dueño de Morena y jefe de Estado se dedica a la simulación y sus rémoras lo celebran sin dignidad y renunciando a la inteligencia con un servilismo vergonzante, sin principios éticos ni valores.

Otros políticos se alquilan como aliados, por dinero o por evitar ser perseguidos por su pasado sucio.

Las oposiciones inercialmente bailan al son que les marca el Peje, sin ninguna capacidad de tomar iniciativas propias que se impongan en la agenda; les ha faltado creatividad, ingenio, talento y entereza.

¡¡Desde hace 4 años, sólo lo ven a él!!

El absurdo se ha generalizado y apoderado de la forma de ser de cada punto de decisión política en todos los niveles.

Ocurrencias, ignorancia, corrupción, torpeza, etc., la lista de peyorativos es degradante.

Por cuanto hace al activismo de otros agentes sociales las cosas tampoco están bien.

Los aficionados a la política, que la criticamos, nos hablamos sólo entre nosotros.

Tristemente no nos leen las masas, mucho menos los jóvenes, sólo nos leemos y escuchamos entre nosotros como público atento.

Pareciera que hablamos en círculo.

Ni políticos ni críticos tenemos capacidad de hacernos escuchar por los jóvenes que ahora son mayoría en el padrón electoral y definirán la elección.

No somos interlocutores con los millenians hijos de la internet adictos al Tik Tok, que es una masa que no leen más de 2 párrafos que ahora viven para lo instantáneo y superficial, hipnotizados por sus pantallas.

La gigantesca masa de adultos, menores de 35 años, ya son la mayoría de ciudadanos del padrón electoral y no tienen ningún interés por la política.

Su mundo es idéntico con o sin políticos.

Sólo tienen ojos para sus teléfonos móviles.

Coexistimos con diferentes formas de comunicarnos y los mayores no hemos logrado conectar con los recientes ciudadanos.

Son ellos los que aplastarán al sátrapa o lo sostendrán por voluntad o por indiferencia.

El futuro de la política, está en esa generación que se dedica a su celular, a escuchar reggaeton y ver para otro lado.

Los jóvenes permanecen indiferentes a la política y serán quienes decidirán con la frivolidad que orienta sus días.

Es difícil reprochárselos, así permitimos que se educaran y con razón repudian los sistemas de selección y postulación de candidatos, asertivamente sostienen que son una farsa.

Ni cómo exigirles que se presten a tanta simulación de democracia.

México navega sin rumbo, hay una agraviante ignorancia en los círculos de decisión y en las masas y una lastimosa indiferencia entre los jóvenes.

La aberración se ha adueñado de políticos y de masas, demostrando que el sistema es anacrónico.

¿Cómo llegamos a esto?

Eso no es democracia, es demencia.

Abandonamos la educación crítica y comprometida de la sociedad, el civismo, la formación de jóvenes en el interés público y permanecemos apáticos viéndolos renunciando a la inteligencia.

La aberración se instaló en nuestra comunidad política como una forma de ser generalizada que debe obligarnos a reaccionar.

Es hora de decir ¡Basta!

Debemos reaccionar.

Evitemos tocar fondo.

Veámonos en los espejos de Haití, Venezuela, Paraguay o Cuba.

Toleramos a tipos nefastos en lo que nos incumbe a todos y no pasa nada; ya nos acostumbramos.

Debemos reaccionar y poner un alto al absurdo.

Convoquemos a la conciencia crítica, razonable con los jóvenes que decidirán.

Re encontremos una forma de ser inteligente en lo político, en lo cívico y en lo ético.

Un reencuentro que unifique toda la energía y capacidad para derrocar la demencia en que estamos sumidos.

¡¡Enlacemos con los jóvenes para inocular en ellos la conciencia que les toca asumir, es su tiempo y deben hacerlo con responsabilidad!!

Esto debe cambiar, nos toca, es nuestra responsabilidad, mejor intentarlo ahora que nunca, mañana será demasiado tarde.

Carlos González Blanco.
carblanc@yahoo.com.mx



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Redacción LFM Opinión

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