PROHIBIDO PROHIBIR

Desacuerdos

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Muchos queremos que esta marabunta de controversias y acusaciones en las campañas ya se acaben y transitemos hacia tiempos mejores.

La historia de nuestro país es de controversias. De diferencias tales que han ocasionado invasiones y guerras, revoluciones, perdidas de territorio, anexiones, desplazados y muertos. En tiempos de calor extremo, con las próximas elecciones del cercano 2 de junio se acrecienta la animosidad, los antagonismos entre clases sociales, entre empresarios y trabajadores, entre ricos y pobres, entre candidatos y partidos. Entre el pasado donde algunos privilegiados ni siquiera pagaron impuestos por décadas y un gobierno acusado de populista, combativo, contestatario y al que no parece importarle la polarización social.


Que insiste en las mismas consignas controvertibles desde el principio y que, en cambio, ha logrado aumentar los programas sociales, que no haya más impago generalizado de impuestos en sectores de privilegio y que, de acuerdo con cifras del INEGI, se haya reducido la pobreza.


Que repite desde hace años la misma cantaleta de ‘quien no está conmigo está con el neoconservadurismo y la reacción… aunque somos libres’ lo que para muchos es chocante, exagerado y falso.


Los expertos opinan que para evitar hostilidades y perjuicios sociales, abusos, fricciones, tensiones, el aquelarre actual o diálogo de sordos, malentendidos y odios en la sociedad, se debe de partir de un primer acuerdo de voluntades para respetarnos mutuamente.


Por más álgidas y pronunciadas que sean las diferencias, sabemos que la mejor ecuación hacia el éxito y armonía nacional es que prevalezca el respeto al adversario, salvo que se busque abiertamente la última opción: la destrucción, la aniquilación de los contrarios, de todos los demás. De los diferentes, aún cuando entendemos que las minorías también deben de contar. Y las acusaciones se deben siempre de probar.

Para enfrentar la crisis de desacuerdos, contamos con la política como instrumento metodológico de acción. Así como de un sistema democrático (regularmente moderno), de leyes y reglamentos, empezando por la Constitución General de la República.

Tenemos un sistema (regularmente) confiable de aplicación de la justicia y como SÍ ocurre en los países más avanzados del mundo, la utópica certeza de que algún día, más pronto que tarde, ningún crimen quedará eventualmente impune.

“Con un buen amigo, las horas se hacen cortas y con un enemigo son insoportables… Recuerda: perdonaste al ladrón arrepentido y a la adultera confesa”. Son expresiones conocidas que tienden puentes para entender. Para conciliar las diferencias.

Con los resultados de las elecciones, gane quien gane, el mismo día de las votaciones seremos un país aún más dividido, sin esperanza de cambio para unos, con enorme decepción y en plena euforia victoriosa para otros, los ganadores.

Por ello, si queremos reconstruir, recomponer el tejido social para progresar, para mejorar la calidad de vida de la población, para aumentar la inversión y el desarrollo, debiéramos de comprometernos a construir una sociedad más equilibrada y moderna que aprenda a mejorar y fortalecer nuestra comunicación pública para atender las diferencias con base en el respeto mutuo.

Para ello debemos de ser buenos escuchas y no habladores contumaces y críticos de todo lo que sabemos ajeno a nuestros intereses, proyecto político y opciones de voces siempre dogmáticas, tanto de un lado como del otro.

Podemos convertirnos en una sociedad de buenos y capaces escuchas, desechar los dogmas y limpiarnos las orejas.

Aún si son ampliamente controversiales las posiciones de los rivales, por más ajenas que nos sean, ganaremos todos si somos buenos escuchas.

Según dicen los que saben, es mejor partir del beneficio de la duda para conocer y evaluar todos los argumentos, en vez de perorar que somos incontrovertibles e inequívocos. Falsos redentores infalibles.

Para ello es preciso partir en la práctica de soluciones de controversias y disensos con mente abierta, sin prejuicios que impidan el entendimiento desde diversas perspectivas.

En lugar de ahondar las diferencias se vale intentar el viejo modelo de enseñanza-aprendizaje que convence y no avasalla.

Recientemente tuve una experiencia notable. Tengo una prima querida vestida de rosa cuya pasión, a mi entender, en lugar de sumar lleva implícito el odio al que nos tiene acostumbrados ambos bandos. Pues bien, contesté con un infalible argumento contrastante : ‘así como tú odias a ellos yo odio a los otros , pero a ti te quiero’ . Santo remedio, ella contestó con cortesía y en su contestación escribió que ella también me quiere. Muestra particular pero útil de que es posible convivir con desacuerdos respetuosos.

Avanzar en el sistema de respetuosa escucha, sólida contraargumentación sin odios y alternativas de acercamiento pudieran terminar con la enorme polarización y divergencias para lograr la posibilidad de unir esfuerzos y resolver los graves problemas nacionales.

Se dará cuenta el respetable que no se expropiarán sus casas ni sus empresas. Que la propiedad privada ‘expropiada por el régimen autoritario’ sólo fue una charada para ahondar el odio y la repulsión. Que no se ‘regalarán’ tampoco a otras familias a sus pequeños hijos, por más latosos que sean.

Podemos ponernos de acuerdo en varios temas de interés general:

Es urgente resolver los niveles de inseguridad,

Mejorar la educación y la salud

El INE deberá seguir su camino para recortar gastos innecesarios y ser más eficaz y efectivo en la organización de debates y demás.

En su caso, el poder Judicial será reformado para bien de miles que llevan años sin sentencia. Para intentar terminar con la corrupción y abusos documentados de jueces y magistrados.

Habrá que borrar la idea de que cueste lo que cueste, los del poder Judicial descalificarán los resultados electorales si no gana su candidata sonrosada, de que los perdedores apelarán a las fuerzas del extranjero para poner orden corrigiendo con las armas la voluntad popular y dejar que los extremistas, que siempre los hay, si ya no hay otra alternativa posible, sigan su camino como los primos hermanos de ya saben quién.

Habrá que acabar con la práctica diaria de manipuladores de la información que tergiversan los dichos de los otros y los acomodan a sus intereses ideológicos y mercantiles, como se constata en noticieros de radio, televisión y periódicos para su desvergüenza.

Es tiempo de asir la oportunidad de una nueva administración del Ejecutivo Federal, de recambio de 9 gubernaturas, de un nuevo Congreso de la Unión, de nuevos alcaldes y regidores para avanzar en la consolidación de un país con mejor distribución del ingreso y la riqueza.

Para progresar y recuperar nuestra histórica identidad de mexicanos, con los valores y características que, a pesar de todo, nos han unido en las duras y en las maduras.

Habrá que estar atentos porque entre bambalinas, al acecho, el fraude electoral adormilado se frota las manos y afila los colmillos repartiendo dinero mal habido.

Muchos queremos que esta marabunta de controversias y acusaciones en las campañas ya se acaben y transitemos hacia tiempos mejores.

Ahora viene lo bueno: cumplir lo prometido.


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Arturo Martinez Caceres

Arturo Martinez Caceres

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