Pandemia Ñanga

Se nos ha emputecido, diría mi Tía Teutila, q era lépera pero muy acertada. Luego de ser tan reiterada e inclementemente cogidos, ya perdimos hasta la capacidad de darlas. El pertinaz delirio del Príncipe Psiótico más q Escuela hizo Turba, más q enseñar se ha ensañado, más, mucho más q salvar al país, lo empaña, lo empeña, lo empina, lo emputece.

Andrés, nacido del contagio, auspiciado por enfermos de variadas cepas, propaló su propia variante de Encefalitis Tuberculosa y el contagio se ha extendido sin y con cubreboca. Los Hunos lo gritan sin empacho y sin pudor pues, como todo delirante, están orgullosos de su exaltada fiebre; los Hotros se cubren para sobrellevar el contagio lo que contribuye a extenderlo.

Para decirlo en términos de Clínica de Territorio (término tan caro a los infectos), mucho más allá de habernos vaciado el alma, esta Pandemia por virus Ñango y Ñato nos vino a Lonchar la Ñonga y, aún cuando algún día la virulencia ceda, el país ya ñero convalecerá por años.

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