Activista con A

Fiel a su formación de activista universitaria, la presidenta con A se regodea de esa escuela cada vez que tiene oportunidad de expresarla, como en las mañanas del pueblo, dramatizando las lecturas de la oposición.

Pero donde se siente como "pez en el agua" es en las giras de fin de semana ante el pueblo sabio, en las sale a flote ese espíritu de líder social para arengar a la población en pro de la 4t.

En ese ámbito se le hizo fácil, a la presidenta con A, en su calidad de activista, invitar a los connacionales que residen en Estados Unidos a movilizarse para defender sus derechos en contra de los gravámenes a las remesas que envían a sus familiares en México.

Sin medir las consecuencias de tal convocatoria.

Y mucho menos tener una idea del conflicto que permanece entre Donald Trump y el gobernador de California, por oponerse a su política migratoria y seguir manteniendo la entidad como un santuario a favor de los migrantes.

Quedando atrapada de manera ingenua, por su propia lengua.

Ante los hechos adversos, en los Ángeles y ante el señalamiento de la secretaria de Seguridad del gobierno de Trump, de ser la instigadora de la violencia en su país, la presidenta con A acudirá este domingo a Canadá a la reunión del G-7, en su calidad de invitada.

Circunstancia que la pone en desventaja frente a Donald Trump en el momento de establecer un diálogo para tratar asuntos bilaterales: Seguridad y Migración.

Y la lleve a temas simples: Cómo está la familia y cuándo nos regresan al Mayo Zambada, al no tener la fortaleza de un presidente de una nación.

Como resultado de su torpeza de no entender que ya no es activista universitaria ni del obradorismo, sino que ahora es una presidenta con A que se debe a México.


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