Primera llamada

Desde su toma de protesta, la presidenta con A ha utilizado el doble discurso como estilo personal de gobernar.

Ejemplo:
El primero de octubre, declaró, llegamos todas las mujeres al poder.

Está expresión resume el discurso oficial en todos los actos de su gobierno.

Su estilo da lugar al no compromiso, es decir, deja que los hechos tomen su propio curso para que ella salga libre de todo pecado.

Siempre apuesta a los lugares comunes, para decidir el presente del país.

En esa perspectiva dejara correr el futuro de Adán Augusto López Hernández, en la Coordinación del Senado, al señalar la presidenta con A que será el grupo parlamentario de Morena el que decida su continuidad o remoción al cargo.

Acción que la pone por encima de los hechos, para lavarse las manos.

Estilo que hasta ahorita le ha permitido "sobrevivir" en Palacio Nacional.

Sin embargo, este juego de no ensuciarse va teniendo sus límites, dado los propios resultados de su gobierno que la hacen una presidenta con A frágil, ante su jefe, su partido y frente a Donald Trump.

El tiempo de gracia se le acaba a la señora con A, así como los chistes, sus insultos a la oposición y la figura de promotora de los artículos de bienestar, se le agotan para enaltecer su estampa.

El mes de agosto es su primera llamada, persistir en su sonrisa de cartón para gobernar le dará solamente victorias pírricas.

Por el contrario.

Si la presidenta con A quiere dar una señal de mando requiere mostrar una Imagen de "firmeza" que le dé a su gobierno un giro de 180 grados, que le dé una distancia con su jefe, más allá del discurso patriotero, frente al reloj de arena que le impuso el vecino del norte.

El mes de la patria, es un espacio para demostrar la presidenta con A de qué está hecha, si de madera de encino o de acerrin.

Ya se verá.

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