Simpatías y antipatías
A lo largo del tiempo he participado en múltiples ocasiones en reuniones académicas y laborales en donde priva en general la apatía, en otras mucho más ligeras y menos pomposas priva la simpatía y en otras acaso más agradables, la empatía prevalece. Cada reunión entre pares, entre conocidos y con amigos tiene sus características propias, protocolos, miedos que superar y gozos que disfrutar.
Las reuniones académicas y laborales son por lo general rigurosas en cuanto a objetivos, metas y métodos de participación o exposiciones temáticas, conclusiones y sesiones de preguntas y respuestas. Siguen un guion predeterminado donde la jerarquía se impone, en donde es más importante lo que no se dice expresamente, lo que apenas se insinúa con relación al valor del proyecto en cuestión, con respecto al futuro de las actividades docentes correspondientes, los alcances y logros esperados y los negocios por realizarse, expresiones de éxito, capacidad de crecimiento y niveles de lucro esperados. Por lo general entre los participantes priva la antipatía entre unos y otros. Cada quien persigue diferentes tiempos y hace diversos movimientos. Existe un compromiso tácito de ser atentos, pero nunca manifiestamente comprometidos unos con otros, mientras no se atente contra su libertad, condición laboral y dependencia en la organización. La defensa del prestigio individual, del empleo mismo, estarán por encima de la coyuntura emocional, de la defensa o rechazo de las tesis principales de discusión que motivaron la misma reunión en comento.
Según los que saben, la apatía es un estado de desinterés, de indiferencia y falta de motivación que se manifiesta en la disminución de la capacidad para sentir placer, experimentar emociones o mostrar interés en las actividades y objetivos diarios o específicos de cualquier proyecto.
Las reuniones que llamé menos pomposas, donde priva la simpatía entre los participantes, son simpáticas por definición y, sin guion de por medio, son más espontáneas y naturales. Su objetivo es mostrar que se sabe algo o mucho del tema o temas a considerar, en general no hay combate sino apoyo entre interlocutores para descubrir la verdad y pasar un buen rato, hay un buen nivel de comunicación y aprendizaje en el grupo y generalmente aparecen líderes ocasionales a cuyo lado se forman equipos y simpatizantes. En los otros equipos o grupos se aceptan contrincantes ‘ligth’.
Las reuniones entre amigos donde priva la empatía son las que más disfruto y valoro. A mis años y jubilado, todo lo que venga ahí es ganancia. He olvidado la necesidad de tener siempre la razón, no me importa quedar bien con nadie y es en realidad sólo un juego lúdico el que interesa. Tengo poca motivación en insistir en mis equívocos o mi falta de capacidad de expresión o errores en el planteamiento. Reconozco que no sé de mil cosas, de neutrones o protones, no sé nada de física cuántica tampoco. Pero cuando se tratan mis temas de literatura, economía, geografía e historia, por ejemplo, del por qué mis chivas sagradas no dan una, de asuntos de la familia, de las parejas y su sexualidad, soy una fiera en la exposición y defensa de mis argumentos. Se ofrecer disculpas cuando me equivoco y disfruto enormemente ganar la partida del ajedrez mental y verbal, pero si pierdo, igual no pasa nada, me divierto y ya. Cuando hay una apuesta de por medio trataré de ganar y convencer y ganar para disfrutar in extenso la victoria.
Creo que en mis clases me sirvió la clasificación previa: tuve clases infumables, mea culpa y de los alumnos inscritos: la mayoría intolerantes, desinteresados en la materia y ajenos a cualquier sistema de aprendizaje. Su divisa era obtener el ansiado pase y olvidar ipso facto la economía y demás temas de estudio. Creo que no he sido un maestro injusto más reprobé sistemáticamente a ese bicho estudiantil que convinó la gimnasia con la magnesia, el valemadrismo con la impudicia.
Al contrario, tuve grupos tan activos e interesados que aún después de la hora de salida solicitaron continuar con la clase y aprovechar el tiempo extra para contestar preguntas y aclarar dudas. Y algunos escribieron cartas solicitando que yo fuera su maestro en el siguiente mes o semestre.
Entre mis antipatías están el panpriismo y sus motivaciones neoliberales. Lilly Téllez, Kenia López Rabadán, Margarita Zavala, Federico Döring, Vandalito Moreno y demás bichos opositores, de todo me son antipáticos e intolerables, sobre todo cuando van al otro lado a pedir intervenciones militares o comerciales.
El famoso changoleón Fernández Noroña que ha sufrido la mano dura de la prensa tradicional, los noticieros radiales y múltiples programas de opinión y análisis político, me parece necesario en un país como este de enorme concentración de la riqueza y del ingreso, sirve un estridente para aminorar tantas diferencias, para gritarlas, para distraer y subrayar.
Me parecen pésimas las gobernadoras de la CdMéxico y el Estado de México. También los lamentables gobiernos de Sinaloa, Zacatecas, Tamaulipas y Baja California, que son vergonzosos.
En la punta de mi virilidad están los Vergara y Azcárraga que destruyeron a las sagradas Chivas Rayadas del Guadalajara. Tengo antipatía por Salinas Pliego, por sus abusos y falta de pago de impuestos.
En general me son antipáticos los prepotentes, discriminadores y faltos de interés social como Trump, un criminal confeso sentado en la Casa Blanca lo que además es una vergüenza para los propios EUA. También el recién visitante gusano cubano y el latino canadiense estadounidense que vinieron a ofrecer balazos.
A Milei le deseo pronto el reconocimiento universal de su ridículo histórico. Lamento mucho la pobreza y abandono de Cuba, en gran parte por el largo embargo estadounidense. Daniel Ortega y su esposa debían de estar en la cárcel de Nicaragua.
Televisa me aburre. Ciro es prepotente y antipático. Loret es un analfabeto. Brozo es un payaso sangrón. A Chumel se le entiende poco entre risas y más risas absurdas. Su Patiño, Gabriel, debía de ser el titular. Y el ticher es repetitivo y resbala a cada rato. Para mí los noticieros y redes de supuesta comunicación son de incomunicación, son mañosos y carentes de ética.
Los graves problemas nacionales persisten: el huachicol fue generado e internacionalizado desde el sexenio del joven Peña, la inseguridad y la violencia desde Calderón, se ha reducido y controlado en algunos delitos de alto impacto, aunque no se puede hablar de victoria a pesar del buen trabajo del gabinete de seguridad, paso a paso veo avances en la distribución de medicinas y nuevos hospitales, en educación de calidad parece que estamos estancados. Se requiere mayor firmeza y pasión de parte de la presidenta que desde las mañaneras navega entre las inundaciones no sólo de la CdMex sino de amplias zonas aledañas.
El aeropuerto Benito Juárez, terminal 2 está hecho un desastre siempre en remodelación. Infinidad de calles y avenidas están hechas socavones y hoyos de muerte. Ha escaseado el agua potable y los precios de uniformes y útiles escolares se han elevado a las nubes. Cada nuevo año escolar es lo mismo. Yo creo que el secretario de Educación Pública, junto con Claudia y Delfina deben de irse urgentemente a sus casas a descansar. ¡Ah! y se anuncian repetitivamente que tendremos trenes funcionales por toda la República y de seguro será para dentro de 5 o 6 años. Que molestas son las mentiras oficiales, las promesas incumplidas y los planes que simplemente abortan.
En efecto, tiene razón Luis Farias: ‘son muchos los fierros en la lumbre, demasiado seco el erial y los ánimos a flor de piel’. O como dicen en Tamaulipas: ‘No le tengan miedo al chile, aunque lo vean colorado’.
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