Una Navidad diferente
En Gaza los niños, mujeres y viejos palestinos no saben a qué hora del día o de la noche los aviones israelitas reiniciarán los bombardeos.
En Venezuela los marines atacan a los petroleros y se roban el petróleo.
En Ucrania los rusos asedian día y noche y se quedan con tierras ucranianas.
En México la presidenta baila al ritmo que impone la insolencia anaranjada. En tanto miles de mexicanos sin papeles han sido expulsados. En tanto las amenazas y futuras invasiones se ven cada vez más probables contra los carteles de narcotráfico y de fentanilo. En la frontera norte, especialmente en BC y Tamps, mandan las mafias de criminales disfrazados en contubernio con gobernantes.
El Canadá sigue el ritmo tun tun de Mar -a-Lago. Cada día están más alejados, pero más vulnerables.
Groenlandia se acerca a la Unión estadounidense, aunque se vea inconcebible desde Europa.
Europa desunida y cada vez más alejada de las causas universales que les dieron un lugar especial en la cosmovisión y nuestra cultura.
China juega al juan pirulero cuando cada quien atiende su juego y cada vez más supera capacidades y progreso del Imperio estadounidense.
Estamos en medio de lo que los antiguos calificaron como crisis existencial de la humanidad. cuyo desenlace es impredecible.
Solo con la certeza de que todos los involucrados sufrirán. Será ‘lose lose’, perder perder, por las crisis de identidad. Expectativas de desmejora generalizada para pagar todo lo bailado, con alto costo social. Para reponer lo despreciado y sufrir la cruda de identidad, por gobernantes mediocres y pusilánimes.
¿Qué hemos hecho para llegar a esto? ¿Qué somos ante la pobreza y la injusticia? ¿Qué haremos en la Navidad, en el festejo cristiano del nacimiento de Emmanuel? ¿Tendremos en el Año Nuevo estás mismas carencias?
Parece que todo está predestinado hacia la desmemoria y el dolor para poder subsistir.
Nos estamos olvidando de lo esencial. De hacer a diario un mejor mundo, un mejor país, sin malgastar nuestras mejores capacidades y recursos.
Hablemos claro contra la verborrea de moda de color naranja sangre.
Sabemos con certeza que, aunque tenemos la verdad ética y moral, enfrentamos corrupción, violencia, mentira, la riqueza de plástico, a las festividades que combinan a criminales defraudadores de impuestos y a un criminal abusador y presidente vergonzoso ante sus pecados con Epstein, su arrogancia e ignorancia infinita.
Que afortunados hemos sido en el tiempo en que nuestras Navidades se fueron con alegría y paz. Cuando recibimos regalos sin preocupaciones alguna y en cambio, ahora vivimos un México tan artificialmente dividido donde vandalito y secuaces con Lilly a la cabeza, que van al norte a pedir de rodillas la intervención militar estadounidense en nuestro país, cortado a la mitad en 1848.
Deseo que para 2026 la presidenta se faje los pantalones, las enaguas y defienda con acciones y palabras nuestra historia y nuestro presente.
No a la corrupción venga de donde venga. Tanto de los tradicionales pripanistas, como de los de Morena disfrazados de buenos ejemplares.
Los Adanes, los Monreales, las esposas de gobernadores, los hijos del famoso Peje y todos los multimillonarios descastados que no pagan impuestos para hacer un país más justo, más equitativo y sin permitir funcionarios públicos notoriamente incapaces y amafiados.
Recuperemos a la UNAM y al Poli como centros ejemplares de educación y difusión de la cultura, sin violencia. Es fácil, fomentemos el histórico espíritu estudiantil, llamemos a los verdaderos universitarios y pongamos a un lado a las mafias elitistas disque sabelotodo y promotoras de capillas cerradas de cínicos abusivos de becas, plazas y nombramientos entre cuates.
No me cansaré de decirlo: necesitamos con urgencia consolidar un país en desarrollo donde todas las expresiones políticas convivan en paz y se respete la voz mayoritaria, sin boicots de periodistas y medios de comunicación acostumbrados a recibir prebendas de los gobiernos neoliberales por sus aplausos consuetudinarios.
En 2026 se requiere mínimamente mejorar la educación en todo el país con buenos y capacitados maestros y buenas instalaciones, así como mejorar el sistema de salud para todos los mexicanos y avecindados con hospitales, médicos, medicinas, enfermeras y personal operativo de calidad y cantidad suficientes.
Aumentar el crecimiento con inversión pública, privada y extranjera en tal cantidad y calidad para incidir en la mejor vida de todos, con menor concentración del ingreso y la riqueza, con menos pobreza y menos multimillonarios abusivos.
Las próximas circunstancias serán factibles para dar un estate quieto y bien dado a Trump y secuaces que siguen actuando como únicos sujetos de derecho internacional en el concierto de las naciones.
En mí ya larga vida he tenido Navidades espectaculares en Tlalpan, en Camelia, en Contreras, en San Diego, con mis abuelos y mis padres, con mis hijos y mis nietos. Con otros familiares queridos y buenos amigos.
Ahora es otro tiempo, me toca ser cuidador enfermero de doña Mabelita y a todo me acomodo. Es un privilegio tenerla a su edad avanzada y condición y para nada extraño el pasado, aunque a veces eso parezca y me invada la nostalgia con un par de buenos tequilas. Viví Navidades espectaculares. Reconozco que el sabio recuerda y disfruta, nunca olvida del todo. Soy consciente de mi edad y condición y aprendí a disfrutar hasta el último bocado de mi sopa de estrellitas. El último beso en mis labios y el amanecer navideño.
No más Navidades con bicicletas o caballos de regalo. Ahora les toca a mis nietos. A mí, como a mi madre, se nos empiezan a olvidar algunas cosas, pero solo las que queremos olvidar como mínimas ofensas de seudo amigos traidores y carencias superficiales.
Querido lector, deseo que en 2026 se cumplan todos tus sueños, y también los míos.
Deseo un país más parejo, menos diferenciado, menos violento y con mejores gobernantes sobre todo en mi CdMex, en Sinaloa, Baja California, Michoacán, Morelos, San Luis Potosí, Oaxaca, Estado de México, Zacatecas y Guerrero, cuando menos.
Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo.
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