Tercera llamada

El reloj de arena va llegando al final de los noventa días impuesto por Donald Trump a la presidenta con A, y se le agota el tiempo para darle respuesta a los vecinos del norte, respecto, al Huachicol fiscal, lavado de dinero y lo referente al crimen organizado.

El último día del mes de octubre concluye el plazo fijado por el gobierno de Estados Unidos para que México de soluciones tangibles sobre el particular, para evitar aranceles que impacten en la economía mexicana.

Frente a ese ultimátum, la presidenta con A ya no puede jugar al discurso chovinista, a lo mucho tendrá como opción utilizar el perfil de víctima para lavarse la cara y expresar: "yo no fui", para justificar las decisiones que asuma ante la presión de los gringos por combatir el narco-gobierno que prevalece en México.

En esa lógica de poder, la huésped de Palacio Nacional ya no puede rehuir la divisa que demandan los gringos.

En otras palabras, la entrega de personas del ámbito público que solapan las acciones del crimen organizado en perjuicio de la Seguridad Nacional de los Estados Unidos.

Frente a ese escenario, Donald Trump presiona a la presidenta con A para que muestre firmeza ante la necesidad de desdibujar la imagen de México de cohabitar gubernamentalmente con el crimen organizado.

Ergo:
El asesinato de Bernardo Bravo, líder de los limoneros en Apatzingán, Michoacán, por parte del crimen organizado.
Y no pasa nada.

El que los carteles del crimen organizado actúen sin ningún pudor como si fueran gobierno, al imponer su ley con la venia de la autoridad federal, estatal y municipal, para cobrar derecho de piso, manejo de la economía local e imponer a la autoridad correspondiente. Y,

De encubrir a figuras públicas que se mueven bajo la cobija de la impunidad, ante la evidencia de sus complicidades con el crimen organizado.

Ejemplos que subrayan las palabras de Donald Trump: el contubernio entre las autoridades oficiales y el crimen organizado.

Ante esa realidad cotidiana que vive México, a la presidenta con A se le acaba el discurso: pruebas, pruebas, frente a Donald Trump.



Muy a su pesar tendrá que hacer uso de la ofrenda de muertos y dejar que sus almas reposen en la justicia norteamericana para bien de ambos países.

Ya se verá.