LO DE HOY

La familia MORENA

La familia MORENA

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En su familia caben todos.

Editorial de El Ideario



Sin duda las familias son entes muy dinámicos, donde la personalidad de cada uno de sus integrantes es un condicionante del comportamiento del resto de los miembros de la familia.

Si agregamos la variable del concepto de "familia mexicana" donde el papel del padre y/o de la madre son especialmente relevantes, o de familias integradas en no pocas ocasiones por diferentes generaciones viviendo bajo el mismo techo; los abuelitos, la suegra, los nietos y ya de pasadita los hermanos y lo que quepa en la casa. Total, donde comen 9, comen 13; eso sí, con la condición de que pague el patriarca o matriarca de la familia.

Nos encanta hablar del concepto "familia" en todo momento y decir siempre que sea posible: ¡Por favor, pero si somos casi familia! Y muchas expresiones en ese sentido pero, seamos sinceros, si hay un campo de batalla proclive a la guerra civil ese es el de ¡La familia!

Incluso, hemos importado conceptos relacionados con la familia para actividades que nada tienen de familiares. En Italia, para ser más concretos, en Sicilia, se acuñó entre la mafia el concepto de "el negocio de la familia" y como somos muy creativos, pues ya tenemos dentro del imaginario colectivo conceptos como "La Familia Michoacana" infelizmente exitosa en temas como narcotráfico y otras actividades del crimen organizado.

Y como somos muy familiares, nuestra adorada clase política no podía quedarse atrás. Cuántas veces recuerdo haber visto en los medios a la familia priísta, felizmente congregada y otras tantas seguramente reunidas para velar, como familia que se respete, por el bienestar de sus miembros y ser guardianes de nuestras mejores tradiciones.

Pues ahora tenemos la oportunidad de presentar a la nueva (y muy poderosa) familia de la clase política: La Familia MORENA.

Como es sabido, la aparición de nuevas familias se da porque uno de sus miembros se separa de su familia original (por su felicidad personal o porque acabó del chongo con ellos, o por una infinidad de posibilidades). Así pues, un día el entonces joven Andrés, miembro inquieto pero orgulloso de la familia priísta en su natal Tabasco empieza a ver que su familia no le agrada y pues se declara en rebeldía y fiel a lo que será, se arranca con tomas y plantones en instalaciones petroleras y un buen día, ¡puuum! decide que se larga del seno familiar porque son una bola de desvergonzados y corruptos. Todos los males del mundo provienen de su ex familia y ya no quiere saber nada de ellos nunca más. Así inician sus andanzas en busca de su destino e identidad. Se viene al entonces D.F. en búsqueda de fortuna y se deja seducir por una nueva familia, más liberal, más a su estilo pues: la familia perredista, miembros harto tribales, rudos, de conciencia tan o más elástica que su familia anterior (la priísta). Andrés aprende pronto a ubicarse en su nueva familia donde hay de todo, desde el paradigmático Ing. Cárdenas (tieso como una piedra) hasta el profe Bejarano y se queda encantado, ¡De aquí soy! Pasito a pasito se hace su espacio hasta lograr convertirse en candidato y ganador como Jefe de Gobierno del otrora D.F. y encuentra la plataforma perfecta para su personalísima ambición: ser el máximo jefe de la familia mexicana, Presidente de la República.

Como Jefe de Gobierno decidió poner a su servicio al resto de la familia; organizó obras faraónicas (con su correspondiente partida secreta), ciclovías imposibles de subir, miles de conferencias de prensas y utilizó al Presidente más bobo de la historia de México, Vicente Fox, para martirizarse en un desafuero absurdo e impulsar su primera campaña presidencial. Y como esto necesita dinero (mucho) introdujo a la familia a los facilitadores de los recursos, mismos que sin escrúpulos le permitieron financiar sus objetivos. ¡Cómo olvidar al profe Bejarano y sus ligas! Todo en nombre de la familia, perdón… de la Patria.

Ya para entonces, su ascenso familiar en el perredismo lo colocaba en la cabecera como amo y señor de la moral pública y parecía que podía ganar y, por poco lo logra, acompañado de su primer gran estratagema: el complot (en tabasqueño el compló). Esta genial idea podía ser utilizada en todo momento y ocasión donde algo le saliera adverso. Se quedó a nadita de la meta y al ver naufragar su sueño nos regaló un mega plantón en Reforma y la madre de todos los "complós". Y con todo el apoyo de la familia siguió adelante otros seis añitos recorriendo el país a costa de nadie sabe de quién y viviendo del rollo y de mucho dinero jamás transparentado.

Para la segunda campaña inicia el segundo estratagema, la Mafia del Poder (la muy entrañable MAPO) que al igual que el "compló" es más útil de lo que uno pueda imaginar. ¿Que te opones a mis ideas? Eres de la MAPO, ¿Que un periódico no te es afín? Pues claro, es de la MAPO y así le endilgas a esta noble agrupación todos los males que él provocó, patrocinó, apoyó o creó. Si además puede combinar todo lo anterior, mejor.

Bajo el consejo de algún pirado, lo convierten en amoroso padre de familia y allí estaba, en plena campaña, hecho todo un caramelo tropical, recetando amor de aquí para allá, hasta que un día se harta del papelón y decide ser él mismo y ¡Zaz! De nuevo a las andadas del regaño parejo a medios, opositores, críticos y cualquiera que tuviera el atrevimiento de no pensar como él. ¡Todos y cada uno son de la MAPO y arderán en el fuego de la ignominia!

Y pues nada, que gana Peña, y esta vez sí con la diferencia de votos necesarios para que las cosas se le complicaran a tal grado, que los de la familia que salieron bastante madreados de la elección se voltearon a ver un tanto cuanto enojados y Andrés con ellos. Como la ambición es canija, este líder supremo de sí mismo decidió que tampoco está familia le gustaba lo suficiente pero que sobre todo no le merecía.

Tiempo después la naturaleza le regaló un infartito del que salió bien librado y me imagino la siguiente escena: para su recuperación, un alma cándida le regaló una estampita de la Virgen de Guadalupe, la morenita del Tepeyac y en un golpe inédito de inspiración divina, vio la luz y nació MORENA con un nombre espectacular "Movimiento de Regeneración Nacional". Confieso que el primer día que lo escuché, me partía de la risa, pero después me di cuenta que no tenía maldita la gracia.

Bajo ese manto de espiritualidad nació el tercer estratagema: el perdón redentor.

Ahora así, amo y señor de su familia, líder indiscutible, pontífice máximo y todo lo que se nos pueda ocurrir, hasta el punto de ofrecer perdón a todos los arrepentidos con una sola condición: sumisión total e indiscutible.

En su familia caben todos, desde Elenita Poniatowska hasta Lino Korrodi. Cuando digo todos son todos: Abarca y sus 43 asesinados, Bartlett y su desmemoria histórica, Eva Cadena y sus fondos, Romo (con sus millones por supuesto) y vámonos entonces por la tercera campaña, que total es la vencida. No sé donde va a topar esta vez Don Andrés y su variopinta familia, pero hay algo que no cuadra en este distinguido grupo ruidoso como nadie, mediático sin paralelo, oportuno y oportunista sin par, pero que no gana, nada más no gana elecciones importantes.

¿Le dará esta vez resultado la estrategia?, ¿Seguirá engrosando la familia con sus miembros tan dispares? ¿Veremos a Manlio reconvertido en morenista? No lo sé, pero de que es sorprendente, no hay duda.

¡QUE VIVA LA FAMILIA!


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Redacción LFM Opinión

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