PARRESHÍA

A ver quién les cree

A ver quién les cree

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Las elecciones de gobernadores son unipersonales e independientes entre sí, no son equiparables ni interdependientes.

Empecemos por definir qué es una elección unipersonal o uninominal, una elección donde se elige a una sola persona, un individuo, ergo, indivisible. En este caso hablar de paridad de género es imposible, habida cuenta que no existe posibilidad de par: comparación de algo o alguien con otra cosa o sujeto.

Las elecciones de gobernadores son unipersonales e independientes entre sí, no son equiparables ni guardan interdependencia alguna; difieren por igual en territorio, ciudadanos, leyes, candidatos, condiciones de la competencia, lo único que sí comparten los ciudadanos de los estados donde se eligen diversos gobernadores en elecciones concurrentes es en las libertades y derechos políticos para expresar su elección en condiciones de igualdad y soberanía inmanente.

En otras palabras, lo que decidan en Nuevo León para gobernador nada tiene que ver con ninguna otra elección de gobernador en ninguna otra entidad federativa. Aceptar lo contrario sería conculcar el voto soberano de los neoloneses por lo que determinen los ciudadanos de San Luis Potosí, Chihuahua o Michoacán, en detrimento de las libertades y derechos ciudadanos de los primeros.

Pues bien, en un exceso de acción afirmativa se consideran como un conjunto interdependiente de elecciones las ocho de gobernadores el año que entra, de suerte de exigirles, cual si fueran una elección y no ocho diversas e independientes, que deban ser forzosamente electos por ellas cuatro hombres y cuatro mujeres, sin importar lo que en su caso decidiesen elegir sus respectivos ciudadanos.

Luego entonces, no será el voto libérrimo de sus ciudadanos, sino un arreglo preelectoral en lo oscurito lo que defina dónde se elegirá mujer y dónde hombre, repetimos, sin que los ciudadanos hayan aún sido consultados sobre su voluntad.

Así tenemos que en Michoacán Morena ha venido impulsando a candidatos varones, lo que nos permite deducir que ha designado a otras entidades para elegir las cuatro mujeres de este absurdo champurrado democrático, pero el asesinato de Carlos Manzo catapultó a Grecia Quiroz con amplias posibilidades de triunfo y, de ser ese el caso, Morena carecía de cuadros femeninos con quién combatirla.

Y luego vemos como por pura coincidencia, en Nuevo León, gobernado (es un decir) por Movimiento Ciudadano, y en San Luis Potosí, otro decir, pero del Verde, acaban de aprobar, con diferencia de días, modificaciones legislativas para que en ambos estados se elijan en el 2026 a mujeres para gobernador, alegando que si hoy gobiernan hombres, el próximo sexenio deberán gobernar mujeres.

En Michoacán también gobierna varón, pero Morena hace como que la virgen le habla y allí no va a hacer valer la acción afirmativa, habida cuenta que perderían frente a Grecia. Igual que en el 24 en la Ciudad de México, donde gobernaba Claudia, y, sin embargo, le quitaron la candidatura a Harfuch ganada bajo las reglas del propio Morena para dársela ¡por paridad de género entre otras elecciones uninominales! a Brugada. Democracia de contentillo.

Pero sí vemos bien, hoy el juego alcanza aún más nivel de perversión, Morena va a disponer por ley ad nominem dónde se deberán de elegir mujeres, para que Michoacán se vea obligado a postular hombres y así cortarle las alas al Movimiento del Sombrero y a Grecia Quiroz.

Luego dicen que están más fuertes que nunca y que son invencibles.

A ver quién se los cree.

Con independencia de esta perversión, a una elección uninominal con entidad, electorado y legislación diversa, no se le puede obligar a ninguna acción afirmativa de paridad de género. A menos de que me digan que ésta está por encima de las libertades ciudadanas. ¡Y son capaces!


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Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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