PARRESHÍA

Claudicación y pánico por Estado

Claudicación y pánico por Estado

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La forma es fondo.

La forma es fondo, enseñó Reyes Heroles (el grande).

Hasta al propio López Obrador ha recuperado su máxima, ahora que tiene que investirse de institución.

Pero la forma no es solo protocolo, sino significados, tiempos y movimientos dentro de un proceso que, en su conjunto, dota de magia y legitimidad a la liturgia.

Cuando todo se convierte en oropel, imagen y ruido sin significado, la política se derrite en opereta, cuando no en drama.

Muchos han criticado, hasta cierta forma con argumentos validados y objetivos, mi artículo "Demasiado terso, sano, inmaculado, esterilizado, flojo y artificial"; los más alegan que otorgo demasiada inteligencia y capacidad de operación política a quienes han hecho de su ausencia gala.

Y las liturgias del momento apuntan a que quizás tienen razón: más que estrategia y complot, presenciemos claudicación y pánico. Pequeñez.

Peña, de la mano de Videgaray, claudica como Estado Nación ante Trump recibiéndolo como jefe de estado cuando era candidato en contienda. Los mismos personajes, hoy sabemos, iniciaron en lo oscurito con el equipo de López Obrador negociaciones que se vienen develando minuto a minuto. Meade y la pléyade de candidatos del PRI deben de estar de plácemes ante tales revelaciones.

Pues bien, la misma graciosa entrega -antes de que se las pidan- observamos en Peña, Videgaray y, ahora, en la mafia del poder económico para con López Obrador. Hechos todo oropel, pleitesía, hosannas, abyección. Perdónenme el atrevimiento: putedad.

Recibirlo en Palacio Nacional cuando aún no hay cómputos distritales, ni estatales, ni nacionales; cuando falta la fiscalización de gastos y la declaración del Tribunal, no habla de madurez y compromisos democráticos, sino de pánico escénico. Salir al aíre con loas empresariales destempladas, habla de capitulación, pánico, cargo de conciencia y, por qué no, connivencia. Misma mafia de poder, nuevo Presidente.

Tersura artificiosa, melosa y medrosa, en vez de institucionalidad y Estado de Derecho; claudicación.

La bandera izada de cabeza.

Abyección de los hombres del dinero más que confianza en proyecto de Nación. La misma clase que sobrevivió a la Independencia, a la Reforma y a la Revolución, se apresta a sobrevivir la cuarta transformación

Pactos en lo oscurito a cambio de rendición anticipada, oficiosa, pusilánime, sin condiciones.

Uso indebido de las instituciones públicas al rendirlas por razones y cálculos personales.

El PRI cual cordero pascual y pasaporte a la impunidad.

Peña no tenía más que esperar los tiempos procesales oportunos y actuar como hombre de Estado. Actuó como Peña, alfil de Videgaray.

Pero a estas alturas ya es poco demasiado pedirles diferente.



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Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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