Agenda a vuelo de pájaro

En política lo que cuentan son los resultados y estos están a la vista.

Morena tiene por riesgo convertirse en partido y no morir en el intento. Partido, además, en el gobierno. Ahora le corresponderá ser quien da resultados, sufrir el desgaste del poder y explicar que, no importa quien gane, no hay milagros en política.

Para colmo, inserto en el capullo de un electorerismo campañero, hoy tendrá que hacer frente en su discurso y agenda a temas y asuntos de gran densidad, difíciles de explicar e imposibles de obviar del quehacer gubernativo. Como movimiento y candidato pudo escoger sus batallas, narrativas, fantasmas y enemigos; ahora éstos les serán impuestos y no habrá manera de exorcizarlos.

Preocupa que ante la posible falta de resultados o dificultad de alcanzarlos con oportunidad de calendario político, opte por la persecución de peces gordos, no porque no se deban de perseguir, sino por hacerlo como cortina de humo y cálculo político.

Me explico, una cosa es combatir la corrupción con los ojos vendados, cosa que nunca se ha hecho, y otra es enderezar persecuciones políticas para paliar problemas, errores y descalabros.

El tema es común a toda posibilidad política, por lo que ruego no se vea como un ataque vitriólico a los recién triunfantes, sino como una posibilidad política real.

El PRI fue dinamitado desde adentro y los propios priístas, hoy tan engallados, se dejaron. Meade, sin embargo, sale de la contienda con su prestigio completo; cruzó el pantano sin manchar su plumaje. Hasta cierto punto se le observa como una víctima de Peña y personeros.

Anaya pierde en todos los frentes; queda enemistado con todos, en casa y fuera de ella; con temas de justicia pendientes, alianzas que lo condenan y un historial de traiciones que, cual sindicato de acreedores, pelean entre ellos las primicias de la cobranza.

El peor de los odios deviene del amor y la perra es más brava cuando es de casa. A ver de que le sirven ante un panismo enardecido sus alianzas con Castañeda, Creel, Barrales y Álvarez Icaza. Puede que en banda ya comploten en su contra y coman de otra mano.

En el PRI, por los personajes que se apropiaron de su dirigencia nacional y sectores, así como de la mano que los mece en su cuna común, habrá que estar atento a la versión dos del Pemexgate como bono de salida. Ya conocen el camino y ya bebieron de esa sangre, al menos el capo mayor.

La legislación electoral, el INE, sus Consejeros y el Tribunal hay que revisarlos de pies a cabeza y replantear con seriedad sus alcances y funciones.

Vivimos aún el encandilamiento de la elección, cuando se serenen las aguas muchos de los que hoy se cuelgan medallitas serán llamados al banquillo de los acusados.

Finalmente, en el caso de los independientes habrá que hacer un deslinde de responsabilidades entre ellos y los Consejeros y su fracasado sistema de revisión de apoyos.

Mucho del desprestigio que hoy cargan los independientes es del INE y el cochinero de su proceder.


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