SUSTENTABILIDAD INDIVIDUAL

ELSA AVILA, UN EJEMPLO DE VIDA CON VALORES

ELSA AVILA, UN EJEMPLO DE VIDA CON VALORES

Cuando fui nadador de larga distancia, en la década de los ochenta – y todavía hasta 1993 – entre otros deportistas destacados, tuve la oportunidad de conocer a Elsa Ávila - hoy la primera mujer mexicana y latinoamericana en haber ascendido a la cumbre del Monte Everest. Elsa participaba entonces en expediciones al Himalaya con su esposo Carlos Carsolio, había iniciado su carrera deportiva desde muy joven.

Alpinista, empresaria, conferencista, madre de 2 hijos, graduada en Ingeniería Civil por la Universidad Autónoma Metropolitana en la Ciudad de México, con reconocimiento en estudios petrográficos de las montañas del Himalaya. Inició su carrera deportiva a los 15 años especializándose en ascensos de "Gran Pared", en Yosemite, Estados Unidos, siendo la primera mujer latinoamericana en escalar El Capitán, Las Rocallosas, Los Alpes, Los Andes, Los Himalaya, La Patagonia y la Isla de Baffin en el Círculo Polar Ártico. Participó en 8 expediciones a Los Himalaya, 6 veces superando los 8,000 metros de altitud y destacando su ascenso en 1987 al Shisha Pangma de 8,047 metros, para ser la primera mujer latinoamericana y la más joven del mundo en escalar una cumbre de más de 8,000 metros.

En 1989 subió a la Cumbre Sur en el Monte Everest, a tan sólo 98 metros de la cumbre principal, que no alcanzó por presentar un grave cuadro de hipoxia. Diez años después regresó para completar el ascenso hasta la cumbre principal del Everest, la montaña más alta del mundo (8,848 metros), y así convertirse en la primera mujer mexicana, latinoamericana y tercera americana en lograrlo. El 5 de Mayo de 1999.

Logró el primer ascenso femenino mundial a otras montañas como: la Aguja Poincenot en la Patagonia en el extremo austral, y dentro del Círculo Polar Ártico nuevas rutas como la cara sur del Svanvhit (Isla de Baffin). Se ha desarrollado además en otras disciplinas deportivas, participando en competencias de orientación y aventura extrema, como escalada, bicicleta de montaña, rafting, carrera en montaña, natación, remo, entre otros.


ARTÍCULO POR NUESTRA INVITADA ESPECIAL

LA SUSTENTABILIDAD INDIVIDUAL
Por Elsa Ávila.

La Sustentabilidad Individual, me hace recordar las palabras de mi padre durante su educación hacia mis hermanos y hacia mí: "dejen cualquier lugar al que llegan, mejor de cómo lo encontraron". Como alpinista esto es posible, ya que invariablemente, siempre hay basura que podamos regresar. He aprendido por la experiencia, que desafortunadamente "la teoría de las ventanas rotas" aplica en nuestras montañas, bosques y espacios públicos.

Me considero una persona preocupada por mí misma, por la comunidad en la que vivo y por el entorno, pues entiendo que convivimos en espacios comunes que pertenecen a todos y me molesta, por ejemplo, que se tire basura en lugares indebidos.

Al entrenar corriendo o en bicicleta, yendo por carreteras y caminos diversos, encontramos lo impensable, basura y más basura, y ante la impotencia de no poder hacer nada, fugazmente atraviesa por el pensamiento que quizá sea más fácil ser uno más de la sociedad inconsciente que descuida la naturaleza y las comunidades. Pero mi consciencia no me permite tirar siquiera una grapa. He educado a mis hijos con los mismos valores, también de cuidado en su persona (ambos son conscientes del daño que hacemos al planeta si consumimos exageradamente carne, por la huella hídrica que implica procesar tan sólo 1kg. Ellos me rebasaron: son vegetarianos), la importancia de cuidar el medio ambiente, responsabilizándonos por la huella de carbono que dejamos en el planeta con nuestro paso y mi ejemplo como deportista. Todo ello los mantiene con mente y cuerpo sanos. Ambos practican deporte con esa convicción de Sustentabilidad Individual.

Ciertamente, si no llevara un estilo de vida sustentable, no podría "quejarme" del más claro ejemplo de falta de Sustentabilidad Individual y colectiva en mi deporte, que me dio y sigue dando tanto en la vida, y tiene que ver con la montaña más famosa y codiciada por escalar, la más alta del mundo, el Everest, donde en mi primer intento, en 1989, tuve la fortuna de ¡estar sola, con mi cordada, hasta 8,750 metros! Para que me entiendan un poco más, a esa altura: la montaña para nosotros por completo, sin cuerdas ni señales de otras expediciones, sólo nosotros, los únicos seres humanos en aquella inmensidad, luchando con mis habilidades, debilidades y fantasmas psicológicos por sobrevivir. Diez años después, regresé y la historia fue otra, había mucha gente, hablando diferentes idiomas, incluso muchos que no sabían de montaña y alpinismo, sólo ambicionaban subir y "ser" lo que fuera.

Sé que en mis manos está contribuir a preservar, aunque sea, como he llamado, "mi metro cuadrado", y que no se malentienda en lo literal, pues yo lo puedo extender a donde vaya. Y entonces, ¿qué hago? Evitar el uso de plásticos, no usar popotes, separar la basura, evitar el gasto innecesario de energía eléctrica, ahorrar agua, consumir lo orgánico y local, caminar en lugar de usar el automóvil. Recuerdo la pregunta de una amiga al llegar a un edificio: "¿elevador o escaleras? Yo le contesté: ¿lonja o pierna?"

Curiosamente si hubiera tocado el tema salud, quizá otra hubiera sido la respuesta. He entendido que la salud no es eterna, ya que he vivido 3 infartos cerebrales y una embolia transitoria, sé que ser sustentable, me permite estar escribiendo en este instante.

Mi invitación a todos, es que decidamos vivir en el lugar que merecemos, construyámoslo con cuidado e interés en nosotros, en el entorno y en la sociedad en general, siendo sustentables. No es sólo responsabilidad de un gobierno, es nuestra, exigirles, exigirnos y vivirlo.

"La manera más efectiva de hacer algo es hacerlo."

- Amelia Eckhart -

Hugo Rodriguez B.

Hugo Rodriguez B.

Nací en Tlalpan, Distrito Federal y cursé tres licenciaturas: en Comunicación, en Derecho y en Economía. La Maestría en Administración y el Doctorado en Ciencias. Adicional a mis actividades académicas, destaqué en los ámbitos deportivo y profesional. Deportivamente, ascendí en dos ocasiones al Monte Everest y soy el único ser humano que sobrevivió una noche en las inmediaciones de la cumbre sin oxígeno, tienda de campaña ni sleeping bag, situación de sobrevivencia que me fortaleció en disciplina y determinación para lograr todo lo que me he propuesto en la vida. Adicionalmente crucé a nado en dos ocasiones el Canal de la Mancha. Además tengo el récord mundial de larga distancia en nado de mariposa de 70 kilómetros de Cozumel a Cancún. Fui galardonado con el Premio Nacional del Deporte en 1986 y el Deportista del Siglo en el año 2000 (con 55 deportistas más de diversas disciplinas). He sido considerado como uno de los deportistas de extremo y alta resistencia más destacados del mundo.

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