EL IFE A LA DISTANCIA

De nuevo las casillas especiales

De nuevo las casillas especiales

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El invento de las casillas especiales fue uno de los avances más trascendentales que se han logrado para limpiar, tanto de trampas como de suspicacias, nuestros procesos electorales. Sin embargo, en 1997 es previsible que éstas, al menos en el Distrito Federal, vuelvan a ser motivo de controversia. Veamos por qué.

En 1990, año del primer Cofipe, el legislador determinó que el ciudadano que encontrándose dentro de su distrito acudiese a una casilla especial, y no a la casilla de su sección electoral, no pudiese votar por diputados por el principio de mayoría relativa.

Lo anterior obedecía a dos razonamientos: si se encontraba dentro de su distrito, en términos generales, no se podía considerar un elector en tránsito, toda vez que el ciudadano tenía la posibilidad de acudir a la casilla de su domicilio. Sin embargo, el concepto "términos generales" es de suyo relativo: no es lo mismo la superficie y los medios de transporte de un distrito urbano del DF, que del distrito tercero de Baja California, que prácticamente cruza a todo lo largo la mitad de la península bajacaliforniana, o del segundo de Campeche, que abarca más de la mitad del estado y es zona selvática. La segunda razón era de naturaleza operativa: permitir votar por mayoría relativa en esas casillas implicaba tener que llevar a cabo dos escrutinios y cómputos para la elección de diputados; por un lado, el de los votos de electores que hubiesen votado por mayoría relativa y representación proporcional, electores domiciliados en ese distrito; y, por otro, el escrutinio y cómputo de los votos de electores que sólo votasen por representación proporcional, por encontrarse fuera de su distrito pero dentro de su circunscripción.

En 1996 se adicionó, en el inciso que regula el voto de los electores en tránsito, que se encuentren fuera de su sección pero dentro de su distrito, la posibilidad de que voten tanto por mayoría relativa como por representación proporcional. Se corrigió así la conculcación del derecho que se hacía a los ciudadanos que cayesen en esa hipótesis. Sin embargo, la reforma fue hecha apresuradamente sin modificar todos los artículos concordantes (escrutinio y cómputo y elección de Asamblea Legislativa del DF).

Inclusive, en el inciso reformado, se aprecia que sólo se adicionó a última hora el término "mayoría relativa", sin modificar su parte final, que obliga al presidente de casilla a escribir sobre las boletas la leyenda "representación proporcional", mandato que ahora sólo debiera ser aplicable para el caso de los electores que no tengan derecho a votar también por mayoría.

El problema, por supuesto, no radica en la falta de cuidado o prisa legislativa, ni en el doble escrutinio y cómputo que se tenga que realizar en estas casillas, de suyo llamadas especiales, sino en la determinación, al menos en el Distrito Federal, de por qué elecciones puede sufragar un elector. Me explico: aquí vamos a elegir dos tipos de diputados: los federales, en 30 distritos electorales federales, y los de la Asamblea del DF, en 40 distritos electorales locales. Los 40 distritos locales están montados sobre la cuadrícula de los 30 federales, existen distritos locales que pisan a la vez dos distritos federales. Por ejemplo, el 13 local cruza el 9 y el 11 federales (V. Carranza). Finalmente, las casillas especiales se ubican, en número de uno a cinco, por distrito electoral federal. Pongamos el caso de un elector que vive en el distrito 11 federal y 13 local.

1. Si vota en una casilla especial del distrito 11 federal, ubicada dentro de la superficie que el distrito 13 local cubre de él, podrá votar por mayoría relativa y representación proporcional, tanto por diputados federales como a la Asamblea, por estar dentro de sus distritos electorales federal y local.

2. Si vota en una casilla especial del mismo distrito 11 federal pero ubicada fuera de la superficie que el distrito 13 local cubre de él, podrá votar para diputados federales por mayoría y representación proporcional por encontrarse dentro de su distrito electoral federal, y para diputados a la Asamblea sólo por representación proporcional, por estar fuera de su distrito local, pero dentro de la circunscripción del DF.

3. Si vota en una casilla especial del distrito electoral federal 9, ubicada dentro de la superficie que el distrito 13 local cubre de él podrá votar por representación proporcional para diputados federales, por encontrarse fuera de su distrito electoral federal, pero dentro de su circunscripción plurinominal nacional, y por mayoría y representación proporcional para diputados a la Asamblea por encontrarse dentro de su distrito electoral local.

4. Finalmente, si vota en una casilla especial del distrito electoral federal 9, pero ubicada fuera de la superficie que el distrito 13 local cubre de él, podrá votar sólo por representación proporcional para diputados federales y diputados a la Asamblea por encontrarse fuera de sus distritos electorales federal y local, pero dentro de su circunscripción plurinominal nacional y local del DF.

Si en blanco y negro esto resulta ser un embrollo, esperemos a ver a los pobres presidentes de casilla aplicar nuestra legislación el próximo 6 de julio y, por supuesto, a observar esta magnífica oportunidad para operar o acusar, según convenga, un monumental ratón loco que, por desgracia, en nada habrá de ayudar a despejar el camino de recriminaciones de que está empedrado nuestro avance democrático.

#LFMOpinión
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Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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