EL IFE A LA DISTANCIA

El eje gobernación-IFE

El eje gobernación-IFE

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Si nos atenemos a la lógica ciudadanizada, el IFE tendría que reconstruirse desde sus cimientos. Tras la elección de 1996, Molinar dirigió una envestida de desproporcionadas dimensiones para sacar a Felipe Solís del Instituto. La coartada: Solís había trabajado con Arturo Núñez, a la sazón Subsecretario de Gobernación, prueba más que suficiente para acreditar su dependencia funcional y orgánica de Gobernación y, por ende, para inhabilitarlo para ejercer la función electoral.

"El eje Gobernación-IFE" se dijo hasta el cansancio. Nunca se analizó en sus méritos el desempeño del funcionario, no era el propósito, se buscaba quitar de en medio a alguien que conocía la ley y obligaba a los consejeros a cumplirla y era el principal apoyo de Woldenberg.

Solís salió del IFE, tras de él todos aquellos que no se plegaron al régimen de terror implantado por los ciudadanizados. Woldenberg fue doblegado y Molinar obtuvo el control real del IFE.

Hoy Molinar es Subsecretario de Gobernación y tres Directores Ejecutivos del nuevo IFE ocupan carteras en diferentes dependencias del Ejecutivo Federal. Si nos atenemos a su lógica, todos los funcionarios del IFE que trabajaron con él y los directores ejecutivos mencionados están inhabilitados para desempeñar la función electoral y deben salir del IFE ya.

A mayor abundamiento, para nadie es un secreto que Molinar piloteaba a Lujambio, Cantú y Cárdenas a su antojo. Zebadúa se movía bajo la batuta de Cuauhtémoc Cárdenas, pero iba con Molinar en todo aquello que no perjudicara al PRD, dañara al PRI o debilitara a Woldenberg. Con ello Molinar controlaba la mayoría de votos del Consejo y, por ende, al Instituto (por ello impidió la salida de Cantú, el quinto voto bajo su control). Bajo la lógica ciudadanizada, el IFE entero debiera desaparecer porque ahora es controlado por el Subsecretario de Gobernación. El eje Gobernación-IFE subsiste.

Bien sabemos que ello no va a suceder, que es un absurdo y un despropósito. También lo fue con Solís (y con el Contralor, otro caso de terror), pero los señores nunca tuvieron un verdadero compromiso con la democracia y la ley. Iban tras el poder y ya lo tienen.

Y hablando del poder, bien haría Creel en poner sus barbas a remojar y sin dilación tomarse un café con Woldenberg para conocer el modus operandi de Molinar. La recomendación también es válida para Bravo Mena.

#LFMOpinión
#IFE
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Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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