PARRESHÍA

Se llama gobernar

Se llama gobernar

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Ven solo lo que les conviene.

Qué lejos aquellos tiempos en que Jiménez Espriu allanaba propiedad privada exigiendo papeles, permisos, estados de cuenta y explicaciones ante los medios presentes. Solo le faltaba acreditar la causa legal del procedimiento, las atribuciones de ley y su autoridad. Eran los días en que gobernaban desde la virtualidad, es decir, sin la responsabilidad acompañante.

Hoy es otra cosa, ya son autoridad, obligados al Estado de Derecho y responsables de sus actos y omisiones.

Y brillan por su ausencia. Trenes bloqueados, huelgas en ramillete, impactos ambientales desde y por el gobierno, huachicoleros omnipresentes pero inaprensibles, aislamiento geopolítico, economía en vilo.

Sánchez Cordero solo ve lo que dice la CNTE en Michoacán que se les debe, pero no sus ilícitos. Que se les pague, dice, pero calla para con los terceros afectados por su bloqueo de trenes. Jiménez Espriu pide al Gobernador intervenga, cuando las vías férreas son competencia federal. Aquí ni sombrero, ni cámaras, ni valentía mediática de por medio. El gigante de octubre es un enano de tapanco en enero.

La Secretaria del medio Ambiente brilla por su ausencia, de ella solo se recuerdan los aluxes, la del Trabajo ni idea tiene de lo que son las relaciones laborales y desconoce el colmillo retorcido de las partes en la relación laboral. Por lo pronto Matamoros y ya un pueblo fantasma.

Vaya pues, con dedicatoria especial a Sánchez Cordero, una cita del Gorgias de Platón, le puede ser de utilidad hoy que la obligación de hacer cumplir la ley sin distingos les es obligación.

El texto le viene como anillo al dedo con relación a su pasividad y ceguera para con la CNTE.

"El que quiera ser feliz debe buscar y practicar, según parece, la moderación y huir del libertinaje con toda la diligencia que pueda, y debe procurar, sobre todo, no tener necesidad de ser castigado; pero si él mismo o algún otro de sus allegados o un particular o la ciudad necesita ser castigado, es preciso que se le aplique la pena y sufra el castigo si quiere llegar a ser feliz. Este es, en mi opinión, el fin que se debe tener ante los ojos y, concentrando en él todas las energías de uno mismo y del Estado, obrar de tal modo que la justicia y la moderación acompañen al que quiere ser feliz, sin permitir que los deseos se hagan irreprimibles y, por intentar satisfacerlos, lo que es un mal inacabable, llevar una vida de bandido. Pues un hombre así no puede ser grato ni a otro hombre ni a ningún dios, porque es incapaz de convivencia, y el que no es capaz de convivencia, tampoco lo es de amistad. Dicen los sabios, Calicles, que a los cielos, a la tierra, a los dioses y a los hombres los gobiernan la convivencia, la amistad, el buen orden, la moderación y la justicia., y por esta razón, amigo, llaman a este conjunto cosmos (orden) y no desorden y desenfreno."

Los compañeros de viaje de la 4T son irreprimibles en sus deseos desmandados, por ende su vida es propicia para los bandidos, no para los hombres de virtud. De allí este caos que se siente y palpa, se huele y quema.

PS.- Bien dice el dicho, el que con niños se acuesta, mojado amanece. Y vaya orinada que les está propinando la CNTE.



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Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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