SUSTENTABILIDAD INDIVIDUAL

CAMBIO CLIMÁTICO. Parte I.

CAMBIO CLIMÁTICO. Parte I.
Detener la devastación del planeta,

Idealmente los ciudadanos del mundo, en conjunto, en totalidad, debiésemos ser defensores de la naturaleza y de nuestro planeta. No es requisito convertirnos en un Premio Nobel o líder mundial ni pontífice para hacer la diferencia. De hecho el cambio efectivo está en cada uno de nosotros, en nuestra propia persona, en nuestra esfera de influencia. Desde casa podemos comenzar y permanecer activos en este esfuerzo vital y trascendental hoy en día.

En mi caso tuve el privilegio de aprenderlo en casa, de mis padres, luego de mis maestros y entrenadores, de compañeros del deporte en la natación, el buceo, el montañismo. Ya transcurriendo mis treintas al acudir a los volcanes mexicanos. Entonces resultaba imperecederamente molesto ver la cantidad de basura que los gamberros y puercos ("personas", con perdón a los animales) dejaban por las veredas de la montaña - hasta donde físicamente podían ascender, que normalmente no era la cumbre en el labio superior del cráter, ni siquiera al labio inferior del Popocatépetl; ni a las rodillas en el Iztaccíhuatl, menos al pecho en la cima.

Y de manera especial cuando tuve la oportunidad de impulsar campañas ecológicas en mis expediciones al Monte Everest. En la tercera expedición, la del año 2000, emprendí con cinco Sherpas una serie de ascensos al Collado Sur para bajar alrededor de 500 kilos de basura de 8 mil metros de altura del Campamento IV del Everest. Tres años antes, al hacer mi primer ascenso a la cumbre del Everest, una de las sorpresas que me había llevado al alcanzar los 8 mil metros de altitud, fue encontrarme con un gran basurero compuesto por tanques de oxígeno abandonados desde las primeras expediciones – aquellas de los años cincuenta y sesenta - además de padecería de cuerda, tiendas rotas y más. Me pareció inaudito que en una de las montañas más bellas del mundo, el ser humano hubiese dejado esa huella atroz, en vez de algo digno de emular. El panorama natural era grandioso pero alterado por ese lunar de desechos producto de la modernidad, la ambición, el egoísmo, la indolencia e inconciencia.

Fue en ese primer ascenso cuando viví una de las experiencias más intensas de la vida, la de sobrevivir a más de 8,600 metros en una tormenta nocturna sin oxígeno, sin tienda, sin sleeping bag, sin comida, sin agua, a menos 45 grados. Durante más de 34 horas estuve en altitud extrema y regresé con vida: de tal modo que debía hacer algo por mi montaña. Ésta por lo tanto la razón para emprender la expedición ecológica tres años después.

Ese mismo año, en ese mismo momento, se encontraba también haciendo la misma labor una expedición estadunidense. Éramos dos expediciones ecológicas. La primera mexicana – y hasta donde entiendo la única en la historia.

Al cierre de la temporada mi expedición logró bajar casi 500 kilos en tanques de oxígeno con un presupuesto de apenas el 5% del que llevaba la expedición estadunidense; nosotros bajamos el 25% de lo que ellos habían acarreado. Pero los esfuerzos de ellos y los nuestros marcaron una pausa en el proceso acelerado de degradación y depredación que se venía dando en la montaña. Sin que tuviésemos conciencia al inicio que eso se produjera.

Luego de nuestras dos expediciones ecológicas, el gobierno de Nepal estableció, como acción coherente y correcta, la obligación a todas las expediciones subsecuentes y a sus integrantes, que la basura en su totalidad fuese llevada hasta Katmandú, por los medios necesarios por cada expedición y expedicionario, sin importar la altitud en que se generaran los desechos. Así que el nuestro fue un referente y una pausa para provocar un cambio que, estoy seguro, nunca iba a llegar por conciencia propia. Hubo que advertir mandato de autoridad.

Desde luego que hicimos lo propio en los volcanes de nuestro país. Tanto en el Citlaltépetl como en el Iztaccíhuatl, gracias a grupos numerosos de montañistas, voluntarios mexicanos que siempre han protegido a nuestras grandiosas montañas.

Todo ello ha sido una de las más grandes experiencias que guardo y me llevaré por siempre en el corazón, en la mente y en el espíritu. No resultaron en retribución económica y por ello derivaron en algo más valioso. Todo producto del trabajo en equipo.

Tal fue la motivación, suficiente y poderosa, que continué con otros proyectos ecológicos: en acciones y no palabras. Así que en verano del 2006, luego de 7 años de labores ecológicas y de investigación en la materia, tuve la oportunidad de publicar y registrar ante el Instituto Nacional del Derecho de Autor, mi propuesta para enfrentar el Cambio Climático: el Plan Maestro denominado "Mundo 2100." Este plan contempla una estrategia integral, a nivel internacional, para realizar los esfuerzos idóneos que disminuyan el ritmo acelerado de afectación al medio ambiente, a los ecosistemas y a nuestro planeta. Entre los 10 programas que conforman el plan se encuentran: detener la devastación del planeta, educación global, reinvención de la democracia, nuevo orden internacional, fortalecimiento de las economías domésticas, bienestar social, ciencia y tecnología, cambio de actitud en las personas y unificación hacia el 2100.

"No tienes que ser un héroe fantástico para hacer ciertas cosas – para competir. Puedes ser solo un tipo común, lo suficientemente motivado para alcanzar metas desafiantes. El esfuerzo intenso, la entrega de todo lo que tienes, es una muy agradable retribución."

- Edmund Hillary -






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Hugo Rodriguez B.

Hugo Rodriguez B.

Nací en Tlalpan, Distrito Federal y cursé tres licenciaturas: en Comunicación, en Derecho y en Economía. La Maestría en Administración y el Doctorado en Ciencias. Adicional a mis actividades académicas, destaqué en los ámbitos deportivo y profesional. Deportivamente, ascendí en dos ocasiones al Monte Everest y soy el único ser humano que sobrevivió una noche en las inmediaciones de la cumbre sin oxígeno, tienda de campaña ni sleeping bag, situación de sobrevivencia que me fortaleció en disciplina y determinación para lograr todo lo que me he propuesto en la vida. Adicionalmente crucé a nado en dos ocasiones el Canal de la Mancha. Además tengo el récord mundial de larga distancia en nado de mariposa de 70 kilómetros de Cozumel a Cancún. Fui galardonado con el Premio Nacional del Deporte en 1986 y el Deportista del Siglo en el año 2000 (con 55 deportistas más de diversas disciplinas). He sido considerado como uno de los deportistas de extremo y alta resistencia más destacados del mundo.

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