POLÍTICA

De las reformas, líbranos Señor

De las reformas, líbranos Señor

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Bastaría un solo artículo que diga: "Después de cada elección federal, cada partido político podrá disponer libremente de hasta tres reformas en temas de electorales

Déjense de hipocresías y libérenos de las retahílas de sus insoportables peroratas y pantomimas. Evítenos las miserias de sus pleitos de lavadero y ahorremos, para mejores y más urgentes fines, el tiempo y el dinero que nos van a quitar en procesar su nueva reforma política.

Bastaría un solo artículo que diga: "Después de cada elección federal, cada partido político nacional que conserve su registro podrá disponer libremente de hasta tres reformas en temas de electorales. En caso de presentarse reformas antagónicas, se resolverán por volado y su resultado será inapelable. Definidas las tres reformas por partido político, las Cámaras del H. Congreso de la Unión las promulgarán en sus términos".

No importa qué reformas sean, de todas maneras las van a cambiar después de la siguiente elección, como hasta ahora; nada más que sin endilgarnos, diría Montaigne, la busca de gloria en su cháchara y parloteo.

Sé que lo que propongo es quitarles su única excusa para no legislar en otros temas que les son absolutamente desconocidos y no reportan beneficios directos a sus organizaciones, pero ¡por amor de Dios! ya es tiempo de pasar de la transición democrática al bienestar de los mexicanos. O, mejor dicho, del bienestar de los partidos, al de los mexicanos. Digo.

Los atavismos los condenan. La mayoría de ustedes despotrican contra el PRI que, en un ornitorrinco conceptual, intentó institucionalizar la Revolución Mexicana; pero, a su imagen y semejanza, la partidocracia (PRI incluido) ha institucionalizado la transición democrática en reformitis, conflictos y modus vivendi.

Y los entiendo, no crean que no: ¡cómo no iban a institucionalizar la transición, si tan buenos dividendos les ha dejado y les asegura, además, reflectores y pista para lucirse!

Entiendo también que mover la centralidad de las reformas a temas ajenos a lo electoral dejaría en la indigencia y el ridículo a sus organizaciones y a casi todos sus legisladores. Pero tampoco podemos detener a México por el fenotipo político que nos han impuesto. ¿No creen?

Ahora bien, con miras a paliar su endémica arterioesclerosis, hacia dentro de cada partido recomiendo disponer "la no re-propuesta inmediata", similar a la no re-elección inmediata de legisladores, de suerte que las reformas de cada tres años no sean siempre hechura de los mismos personajes. Ello, al menos, los y nos libraría, una vez cada tres años, de sufrir a los Camachos, Molinares y Santiagos, por mencionar solo algunos ejemplos tan epónimos cuan eméticos.

Lo que sigue pueden ahorrárselo los partidos y los sedicentes políticos, ya que va dirigido al ciudadano de a pie. Yo le pido a Usted, paciente lector, haga memoria de las reformas políticas que ha atestiguado y de sus interminables peroratas, y me diga de alguna en la que los temas no hayan sido eminentemente partidistas y los beneficios también. Por supuesto que nos avientan por delante los derechos y la voluntad ciudadanos, pero los resultados siempre han sido más recursos, más poder, más opacidad y más espacios de ilegalidad para los partidos.

Jamás han legislado para evitar la compra y coacción del voto, que ellos y solo ellos llevan a cabo.

El capítulo de delitos electorales es un chiste mal contado, pero no los van a tocar ni con el pétalo de una rosa.

Los Diputados y Senadores de Representación Proporcional no son electos (votados) por nadie. Son una imposición de las cúpulas partidistas, una abierta y reiterada violación constitucional que no va a estar en ninguna de las agendas y mesas de la reforma.

Lo que sí, es que puede Usted apostar que las "cuoteras" estarán en todas las mesas y en todos los dividendos.

Reforma para, por y de los partidos. ¡Ya chole!

PS.- Un amigo de Nuevo León informa que atentaron contra Lady Senado. Le aventaron en su coche un Manual de Carreño. Por fortuna no hubo nada que lamentar. No sabe leer.

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Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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