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Animadversión

Animadversión

Foto Copyright: lfmopinion.com

No más animadversión sembrada desde campañas negras.

Hay un candidato terco, tozudo, luchón, que ha recibido sistemáticamente misiles de todo calibre de parte del gobierno de la República, de grupos organizados poderosísimos y de medios, intelectuales, periodistas y pseudointelectualesperiodistas. Ha recibido insultos, descalificaciones y chistoretes al por mayor y por todos lados.

Sus palabras y actitudes se analizan y desmenuzan letra por letra, se subrayan intenciones y lenguaje corporal.

¿Cuál es su pecado? ¿Acaso es cierto que quiere asaltar el poder para establecer una dictadura tipo Chávez? ¿Será que quiere acabar con los privilegios de los banqueros y las altísimas comisiones que cobran en sus negocios principalmente extranjeros? ¿Por qué su sola mención causa miedo entre periodistas respetables y escritores consagrados o no y otros vendedores de opiniones y propagandistas a sueldo?

¿Será que su gran pecado es querer acabar con la corrupción del régimen actual? ¿Y decirlo? Y mejor aún ¿acabar con los privilegios y la impunidad, la violencia, acabar con la desigualdad y la pobreza secular? ¿Lo que asusta a señoras bien pintadas de nuestra deteriorada clase media es el anatema del socialismo y que siempre prefieren votar, cuando lo hacen, por alguién guapito aunque iletrado? ¿Lo que desagrada a los poderosos es eso de "primero los pobres" en un país de altísima concentración del ingreso y la riqueza, donde el 1% de la población consume cerca del 50% del producto?

¿Su gran pecado en ser promotor de antipatías es que quiere acabar con el continuismo de los socavones, la estafa maestra, Odebrecht, Higa, OHL, La Casa Blanca, la de Malinalco, el desvío de recursos presupuestales a las campañas de amigos, la negociación obscura y secreta de un TLC que no conviene? ¿Por qué muchos que no tienen que perder se llenan de pánico ante su solo nombre? ¿Por qué irremediablemente hay compra venta de votos y el sistema prevalenciente siempre se beneficia?

¿Acaso somos una sociedad (no un pueblo, que nos hace populistas esa sola mención), irremediablemente masoquista? ¿Impávidos nos gusta que sigan los asesinatos, los robos, verdaderamente gozamos con los gasolinazos y los agravios cometidos por gobernadores ex gobernadores y las fuerzas del Imperio del Norte?

¿Qué tiene el pueblo de México que hace que las élites se asusten con la mención del tigre del México Bronco y parece una mención indigna de la definición de la causa? ¿No contuvo Cárdenas al tigre después de la caída del sistema? ¿Qué significó en realidad el plantón en Reforma? ¿ No hizo lo propio el derrotado cuando el desaseado 0.56% y la toma de protesta por la puerta trasera?

A pesar de todo , ahí está, en el primer lugar. Sumando el voto antigobierno, antipriista, antipanista, con la tozudez y terquedad de un admirable luchador social.

Tal vez una respuesta adicional sea porque vivimos en el escenario de la confrontación de dos poderosas fuerzas: los privilegios de relativamente pocos y la pobreza de millones; en un país donde la distribución del ingreso es hoy tan injusta como antes de la Revolución de 1910.

La disyuntiva en las próximas elecciones parece ser apoyar un estado de cosas con generalizada inepcia y podredumbre, apoyar a candidatos testigos y probados partícipes de negocios privados con recursos públicos o dejar atrás la animadversión de miedo e intolerancia y apoyarnos en la política de lo posible para construir un mejor país, con quien no le han probado nunca ser, como los otros, corruptibles y corruptos, por más confianza falsa que vendan y que están prestos a demostrar en debates donde no tienen nada que perder.

No más animadversión sembrada desde campañas negras. No más uso y abuso de lo insustancial.


#LFMOpinión
#Pecado
#Desigualdad
#Corrupción
#Miedo
#Esperanza

Arturo Martinez Caceres

Arturo Martinez Caceres

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