SUSTENTABILIDAD INDIVIDUAL

LA ECONOMIA DE LOS HUEVOS RANCHEROS IV

LA ECONOMIA DE LOS HUEVOS RANCHEROS IV

Sin duda que los datos del crecimiento económico de 1935 a 1970 durante la época del famoso "Milagro Mexicano", relacionadas en el artículo anterior, nos dejan varias reflexiones sobre el porqué del estancamiento de la economía mexicana de 1971 a la fecha. Pero algo de lo que no se habla en los análisis económicos – y menos financieros porque el cerebro se les va en exprimir datos de índices bursátiles o en decir que la clave es incentivar el consumo interno (¡háganme el favor!) – es la verdadera causa que dio origen al célebre Milagro Mexicano también conocido como el Desarrollo Estabilizador Mexicano.

- Créanme que por un lado se van a sorprender. –
- Por el otro, revisaremos causas no efectos. –
- Finalmente concluiremos que será cuesta arriba alcanzar el 6% de crecimiento económico anual en las condiciones actuales, como se nos prometió a los mexicanos, para los siguientes seis años. –
- Así es, la salsa que pesa sobre los huevos rancheros: LA DEUDA. -

Veamos pues.

El crédito en México, desde el punto de vista contable o de las Cuentas Nacionales, tiene su origen en la época colonial, habiendo sido acreedores la iglesia, el Tribunal de Minería y el Consulado de Mercaderes; y deudores los particulares y el gobierno virreinal mismo de la Nueva España. La deuda pública en 1794 era de $8.532 millones de pesos (mdp), que para 1808 alcanzó los $20 mdp, siendo que la masa monetaria calculada en efectivo oscilaba entre los $55 y los $60 mdp.

Durante la lucha de la independencia las condiciones económicas y crediticias fueron especialmente difíciles. Para 1814 la deuda pública había llegado a los $68.475 mdp y el 1º de mayo de 1823 el Congreso Constituyente continuó su escalada, al autorizar la contratación del primer crédito público con el exterior por $8 mdp con dos bancos ingleses: el Barclay, Herring, Richardson and Co y el B.A. Goldschmidt and Co. Empero. Cuatro años más tarde, México interrumpió sus compromisos de pago de deuda ante la inestabilidad política que prevalecía; y siete años después, en 1934, se declaró una segunda moratoria debido a la lucha armada emprendida en contra del General Bustamante. Fue entonces que en 1845 el Congreso Mexicano legisló sobre un arreglo definitivo para evitar que los intereses fuesen capitalizables, que la tasa de interés fuese mayor al 5%, que el monto total de la deuda fuese superior al contabilizado y que se enajenara el territorio mexicano para el pago de deuda.

A lo largo del periodo de guerra con Estados Unidos los pagos de la deuda se volvieron a interrumpir y en 1848, al terminar y perder la guerra, el gobierno mexicano cedió más de una tercera parte de nuestro territorio a cambio de una indemnización por $12 mdp – que acto seguido fue reclamada por los acreedores extranjeros organizados en el Comité de Tenedores de Bonos Mexicanos. En 1850 se regularizaron los pagos del servicio luego de una conversión de deuda.

En el gobierno del Presidente Comonfort se estableció que los pagos al principal y servicio de la deuda externa se debían efectuar con recursos provenientes de los mexicanos, de tal forma que entre las opciones presentadas surgió la posibilidad de desamortizar los bienes de las corporaciones religiosas y que se plasmó en la promulgación de la Ley Lerdo de 1856 – aunque su aplicación fue cinco años después cuando el ejército liberal entró a la capital luego de tanta lucha interna.

Con Maximiliano los tenedores de bonos recibieron nuevos bonos y se contrajo un primer empréstito por 8 millones de libras esterlinas al 6% anual, a un precio de 63% equivalente a $40 mdp. En 1865 Benito Juárez contrajo el crédito Corlies, el primer crédito otorgado por Estados Unidos, por $2.925 mdp. Hacia 1870 la deuda total mexicana se contabilizaba en $120 mdp, correspondiendo $73.5 mdp a deuda exterior.

En el periodo del porfiriato, en 1883, el Congreso otorgó facultades al Ejecutivo para contraer un crédito por $20 mdp para reorganizar las finanzas públicas y cubrir el servicio de la deuda. Fue en su segundo periodo cuando se dispuso corregir el endeudamiento público al clasificarla en deuda consolidada por conversiones anteriores; deuda no consolidada que comprendía crédito surgidos de saldos insolutos con anterioridad al 1º de julio de 1882, y deuda flotante para obligaciones y créditos no pagados después de dicha fecha. La intención fue regularizar los pagos para tener acceso a nueva deuda que se canalizara a inversiones en proyectos de infraestructura ferroviaria.

Y vinieron una serie de créditos tanto europeos como de Estados Unidos, hasta que el 30 de junio de 1904 la deuda mexicana alcanzó los $160.861 mdp. Empero, luego de la reforma monetaria Limantour, que llevó a la depreciación del peso, la deuda alcanzó en tan solo un año, el 30 de junio de 1905, $316.342 mdp. Para 1911 la deuda ya se ubicaba en $441.452 mdp.

Es evidente que la lucha de la Revolución Mexicana afectó más todavía las finanzas públicas del país. Francisco I. Madero solicitó autorización al congreso para contraer un crédito por 10 millones de dólares (mdd) y Victoriano Huerta otro por 16 millones de libras esterlinas. Al término de la guerra la deuda de la revolución era de $79.681 mdp. Pero Venustiano Carranza desconoció la deuda contraída por Huerta y aceptó compromisos de pago únicamente de fecha anterior a la revolución. Pese a ello, los pagos por servicio de deuda no se reestablecieron, ni siquiera durante la época de Plutarco Elías Calles cuando se vivió la lucha de los cristeros y la escobarista.

Al cierre de 1929 el país debía $1,089 mdp de los cuales $368 mdp correspondían a Francia, $232.5 a Estados Unidos, $254.3 a Gran Bretaña, $75.3 a Holanda, $61.3 a Alemania, $55.9 a Bélgica, $41.5 a Suiza y $1.0 a España.

"No ha variado la actitud de México en lo que respecta al problema de su deuda exterior; los deseos del gobierno de cumplir todas sus obligaciones, siguen subordinados a la necesidad de aplicar la mayor parte de los recursos del país a su progreso cultural y económico."

- Lázaro Cárdenas -


Hugo Rodriguez B.

Hugo Rodriguez B.

Nací en Tlalpan, Distrito Federal y cursé tres licenciaturas: en Comunicación, en Derecho y en Economía. La Maestría en Administración y el Doctorado en Ciencias. Adicional a mis actividades académicas, destaqué en los ámbitos deportivo y profesional. Deportivamente, ascendí en dos ocasiones al Monte Everest y soy el único ser humano que sobrevivió una noche en las inmediaciones de la cumbre sin oxígeno, tienda de campaña ni sleeping bag, situación de sobrevivencia que me fortaleció en disciplina y determinación para lograr todo lo que me he propuesto en la vida. Adicionalmente crucé a nado en dos ocasiones el Canal de la Mancha. Además tengo el récord mundial de larga distancia en nado de mariposa de 70 kilómetros de Cozumel a Cancún. Fui galardonado con el Premio Nacional del Deporte en 1986 y el Deportista del Siglo en el año 2000 (con 55 deportistas más de diversas disciplinas). He sido considerado como uno de los deportistas de extremo y alta resistencia más destacados del mundo.

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