RAÍCES DE MANGLAR

Las huestes malditas de Lou Reed: un áspero y frío terciopelo

Las huestes malditas de Lou Reed: un áspero y frío terciopelo

Foto Copyright: The Velvet Underground & Nico

No es un secreto la hipnosis que causan las prohibiciones. Los temas tabú son más disfrutables que aquellos que no causan controversia. Existe un oscuro ente interno, el cual entre el morbo y los vicios, se asoma sobre nuestra consciencia para dar un vistazo a la realidad y deformarla a su gusto. Incontables las tragedias, los horrores a los que estas criaturas de la mente obligan a los débiles. Pero hay veces que los demonios mismos se prestan a las inquietudes de los hombres y surgen de ahí verdaderas obras maestras, en este caso, un álbum de rock: The Velvet Underground & Nico .

¿Qué pasa cuando en el arte, no conforme con expresar lo que la sociedad le permite, el artista hace uso de sus recursos para apropiarse esta realidad que los monstruos del alma le muestran? Cuando el rostro desagradable de la vida nos mira a los ojos, incomodando y tocando heridas abiertas del corazón, y no hablo precisamente de metáforas poéticas a lo Neruda, sino de esas llagas llenas de pus; llenas de odio y rencor; de lujuria y aficiones insanas.

Entre prostitutas, indigentes y criminales, la presencia de la decadencia ha acompañado al arte desde siempre. Donde falte la luz habrá una canción, un poema, una pasión que quiera ser rescatada. Pero no cualquier artista se atreve a poseer a las musas mutiladas. Sólo aquellos pocos que cuenten con la honestidad y la falta de pudor para someterlas nos podrán entregar algo digno. Tal parece es el caso de Lou Reed y compañía.

Nunca en la historia, una generación entera se había atrevido a desobedecer, a juzgar las políticas autoritarias como lo fueron los jóvenes idealistas hijos de la posguerra. Todavía no se recuperaban muchos de la orfandad a la que les destinó la guerra contra el Eje y ya se les había impuesto otra lucha que no era de ellos (Vietnam).

Figuras indiscutiblemente importantes no sólo en el ámbito musical, sino incluso en el ideológico fueron los Beatles (ingleses) y Bob Dylan (estadounidense). Ambos, en sus géneros (pop y folk respectivamente) se postulaban como íconos y ejemplos de una indignada generación; nacía así la contracultura.

Con las convulsiones por los derechos civiles en boga y la cascada de colores que las nuevas corrientes artísticas les brindaban (desde la canción de protesta de Greenwich Village hasta la sicodelia), la juventud activista tomó en serio muchas consignas que los ídolos musicales del momento les ofrecían como escape, no sólo de su realidad personal, también de la social: "Espero morir antes de envejecer".

En una época cargada de positivismo y buena vibra como lo fue la década de los sesenta, aquellos años donde se veneraba la libertad; donde las luchas sociales cabían en cada rincón que la juventud les reservara; donde las "noches de San Francisco" de Eric Burdon parecían ser para todos, surgió una falla. Como un tumor maligno en el tejido de la cultura del amor y la paz. En este contexto donde todo parecía aceptarse, como si de una hueste infernal y odiosa se tratase, no se aceptó al Velvet Underground.



Del porno al tocadiscos<

De entre todos los músicos convertidos a la postre en leyendas, ninguno representa mejor que Lou Reed el mito del músico decadente, glamoroso, gandalla y certero. El rito de paso del Velvet Underground hacía el Olimpo rockero no fue fácil. Los hippies, acostumbrados a los himnos melódicos llenos de esperanza y buenos deseos de los Beatles, Scott McKenzie y Grateful Dead, aquellos jóvenes que reclamaban su derecho a experimentar con sustancias alucinógenas en canciones como "Got to get you into my life" o "Doctor Robert" (The Beatles) no podían comprender el himno al junkie que es "Heroin". El álbum debut de Lou Reed, John Cale, Moe Tucker, Sterling Morrison y ese plus directo de la Factory que fue Nico, simplemente estaba un lustro por delante de su época. El tiempo les daría la razón.

Las canciones que integran The Velvet Underground and Nico brillan (paradójicamente tratándose de un opus tan oscuro) por su variedad. Ninguno de los temas parece mantener relación con otro además de la música monótona (minimalista dirán los esnobs) que los enmarca. En pleno 1967, año de clásicos llenos de color como Are you experienced? de Jimi Hendrix; Sgt. Pepper´s Lonely Hearts Club Band de The Beatles; Surrealistic Pillow de Jefferson Airplane y muchos, muchos otros, la banda oriunda de Nueva York optó por la austeridad musical, por la crudeza en lugar de la ostentación.

De la inseguridad al narcomenudeo, del sadomasoquismo a las desviaciones sexuales, de la adicción al cinismo, el álbum de 1967 no tiene colores tan brillantes y chillones como los de sus contemporáneos, pero brinda una gran variedad de tonos azules, grises y negros. Auténtica música alternativa.

La producción (o falta de producción) quedó acreditada al padrino de la banda: Andy Warhol. Es bien sabido que sólo prestó el nombre y que fue la misma banda la que se hizo cargo de todo el trabajo. La respuesta de la crítica sería tan mala que el mismo Warhol se deslindaría de responsabilidades. Posteriormente, contaría la leyenda que solamente un puñado de personas compraría el acetato pero que cada uno de ellos fundaría su propia banda. Personas de la talla de David Bowie, Patti Smith e Iggy Pop, por ejemplo.

Probablemente lo más destacable tanto de la banda como del álbum, sea su legado en la música popular anglosajona. No sólo propuestas, artistas y bandas han salido con la bandera del Velvet, géneros enteros son parte del resultado del trabajo colectivo de los neoyorkinos. Como ejemplos tenemos al punk, el noise, el goth, el art rock, el garage, el postpunk, el new wave, el glam rock, el krautrock, el indie e incluso el mal llamado rock alternativo de principios de los noventa. Y aunque el Velvet no figuró como fundador de todos estos géneros, si es piedra seminal de infinidad de bandas y solistas vinculados a ellos.


¿Qué hace tan especial al caótico debut de Lou Reed y compañía?

En un inicio posiblemente fue la peculiaridad de su propuesta lo que atrajo a un pequeño séquito. Jóvenes alcohólicos, adictos, encantados con los versos de Baudelaire y desencantados con el panorama que la sociedad estadounidense les ofrecía. Tipos de los suburbios de Nueva York que mezclaban drogas duras con literatura beat y solos de Ornette Coleman.

Otra razón podría ser la fuerte presencia de Andy Warhol y su estudio de arte pop llamado The Factory en la que el Velvet fungía como banda local. A La Factory acudía gente de toda clase: roqueros, poetas, artistas, actores y demás bichos raros de los cuales algunos se sentían atraídos por la extravagancia de John Cale y su viola electrificada y desafinada; la elegancia de mujer fatal de Nico, la crudeza de los versos de Lou Reed y el ritmo repetitivo e hipnotizante de la baterista Moe Tucker (¡la primera baterista mujer del rock!) y el bajista Sterling Morrison.

Del otro lado del espejo estaban los siempre presentes y casi siempre errados críticos. La mayoría de éstos rechazaron a la banda. Decían que se trataban de un capricho fallido de Warhol y que su sonido punzante y desafinado no trascendería más allá de The Factory y uno que otro junkie de mal gusto. Una vez más, estudiando el contexto no es difícil darse cuenta del porqué su actitud. Sin duda alguna y a pesar de algunos músicos subversivos y escépticos como Frank Zappa y sus Mothers of invention tampoco auguraban un final feliz a la utopía hippie, la música del debut de los Velvet Underground fue un choque de perspectivas no sólo musicales sino ideológicas e incluso de experiencia de vida.

Una persona importante para perpetuar el influjo y la posterioridad de la banda fue indiscutiblemente David Bowie. El cantante y artista (en la exacta concepción de la palabra) inglés arrasó a principios de los setenta las listas de popularidad con su glam rock apasionado y su estética de decadencia glamorosa. Cuando los medios quisieron enterarse de que planeta había salido aquel peculiar personaje con una pupila dilatada permanentemente la respuesta de Bowie fue: Iggy Pop, T. Rex y, por supuesto, The Velvet Underground. Fue hasta entonces que la música de los neoyorkinos pasó de ser de culto a ser referencia obligatoria para todo artista que quisiera adentrarse de forma congruente en las zonas más salvajes de la psique humana. He ahí el influjo maldito del terciopelo subterráneo.


Las canciones

1. Sunday Morning

Qué mejor manera de comenzar con un viaje turbulento que con calma e ironía. Es gracioso imaginar a un viejo amante del amor y la paz escuchando "Sunday morning" allá por 1967, cayendo en la trampa que su dulce introducción con campanitas muy a la The Mamas and the Papas le tiende, y justo después, los pensamientos de un hombre pesimista que sabe que aunque brille el sol por la mañana, siempre hay una posibilidad de caer muerto al siguiente instante. A pesar de lo ominoso de la letra, la música continúa con una melodía dulce toda la canción: total destrucción de modelos mentales.

2. I´m Waiting for the Man

"Espero a mi hombre/ 26 dolares en mis manos/ Directo a Lexington 125/ Me siento enfermo y sucio, más muerto que vivo" canta Lou Reed acerca de la ansiedad que padece un hombre cuando sale en busca de un poco de droga. La canción nos ubica directo en las calles de Nueva York, el año podría ser cualquiera. Una verdadera historia sobre la cotidianidad de los junkies con una pizca de autocrítica (recordemos que Lou fue un adicto de los duros): "Me siento bien, sabes que me repondré de esto/ Me siento tan bien/ Hasta mañana pero eso será otra cosa".

3. Femme Fatale

"Femme Fatale" es una de las canciones más reconocibles de la banda debido a la excelente interpretación de Nico. La voz gélida e inexpresiva de la cantante alemana queda perfecta en un tema que, sin miedo a una velada misoginia, habla sobre una hermosa villana y manipuladora que, consciente de sus encantos y de su poder, lo intenta todo con tal de conseguir sus objetivos.

Se trata de un tema un tanto sexista que por su ingeniosa, graciosa e incluso macabra temática, acompañado de una música mística y elegante ha logrado mantenerse fresco a casi medio siglo de haber sido grabado. "Éstas en su lista, echa un vistazo/ Eres el número 37, mira".

4. Venus in Furs

El track número cuatro es uno de los puntos altos no sólo del álbum, sino del rock todo. Inspirada en la novela homónima del escritor austriaco Leopold von Sacher-Masoch. "La Venus de las pieles" (el libro y la canción) narran las desventuras amorosas de Severino, un hombre de buenos sentimientos pero con poca amor propio, cuya inseguridad lo lleva a proclamarse a sí mismo esclavo de una bella pero sádica mujer. Severino se somete a todo tipo de vejaciones con la única condición de permanecer al lado del objeto de su adoración: su hermosa y temible dueña.

La letra escrita por Lou Reed es fascinante: "Brillantes, brillantes botas de cuero negro/ Niña-mujer en la oscuridad" La temática en su época fue novedosa y controversial. Nunca en la música popular se había mostrado tan crudamente este tipo de parafilia: "Golpéalo mi señora y cura su corazón". Mención aparte merece la música, en la que la guitarra eléctrica del propio Reed, con una nota persistente a manera de gemido, crea una sensación de lujuria contenida que al final se desborda a través de los lamentos provenientes de la viola eléctrica de John Cale. Todo un viaje al segundo círculo del infierno.

5. Run Run Run

Un rock de garage con una letra hermética de características dylanianas. "Run Run Run" habla de dos cosas principalmente: la cultura de las drogas y la lucha por sobrevivir en la jungla de asfalto. Lou Reed crea personajes bizarros y situaciones que al común de la gente le parecerían extrañas. Personajes a los que Reed les enfatiza su condición de marginados sociales: "Tienes que correr, correr, correr/ Toma una droga o dos"

La música de guitarra en esta pieza es un claro antecedente del noise rock. Los solos disonantes de Lou Reed parecen llevar a todas partes sin moverse de su sitio. Crescendos y decrescendos, tonos chirriantes y cambios de armonía inesperados fueron una clara influencia a trabajos posteriores como Daydream Nation de Sonic Youth o Loveless de My Bloody Valentine, por mencionar un par de ejemplos.

6. All Tomorrow´s Parties

Es difícil tratar de explicar en palabras la experiencia que es "All Tomorrow´s Parties", otra de las canciones que tienen a Nico como eje y sorpresivamente uno de los cortes más oscuros del álbum por su letra un tanto extraña: "Y qué vestido debería la chica pobre usar para todas las fiestas del mañana"

La música que enmarca el sexto track del álbum parece sacada de alguna corte marcial: percusiones casi militares; arpegios de guitarra en constante ascenso y descenso; teclados a manera de clavicordios y la voz atonal de Nico dan una sensación dulce y confusa a la vez. Al final, el feedback de la guitarra parece querer disolver toda la canción. Todo un alucine de tintes cinematográficos.

7. Heroin

Probablemente la pieza principal del disco. Es "Heroin", uno de los highlight creativos más importantes y controversiales de la historia de la música popular y a la que en su momento le dediqué un espacio en esta columna. En ella se habla sin tapujos y sin concesiones de la relación y acción de un adicto con su única amiga: la heroína.

"Heroin" podrá gustar o no, pero con frases tan fuertes y por momentos macabras como "Hoy he tomado una importante decisión/ Intentaré nulificar mi vida" y "Heroína, sé mi muerte/ La heroína es mi esposa y mi vida porque una dosis en mis venas llega directo a mi cabeza y entonces estoy mejor que muerto" definitivamente no deja indiferente a nadie. Me permito citar al periodista musical Hugo García Michel con respecto al corte: "Heroin es sin duda el antihimno del heroinómano, con una letra escalofriante sólo comparable a la de "Sister Morphine" de los Rolling Stones"

Es aquí, en el tema medular del The Velvet Underground and Nico donde todo lo expuesto queda más que claro. Lou Reed y compañía estaban fuera de su tiempo no sólo por la temática de sus canciones. Lo más importante es el retrato que hacen de una realidad que la sociedad siempre se esmera por esconder. Mientras sus contemporáneos se esforzaron por construir un futuro mejor, el Velvet Underground prefería narrar historias urbanas cargadas de crudeza y realismo.

La poesía callejera de Lou Reed se centraba en contar las anécdotas de los marginados sociales en lugar de paisajes utópicos donde la hermandad entre todos los hombres y mujeres fuese una realidad. "¿Por qué no te tragas una navaja?" le gritaría a una activista hippie en alguna ocasión.

Para dejarlo en claro no me canso de citar a uno de los más famosos y férreos admiradores del Velvet Underground, Julian Casablancas: "La forma en que Lou Reed escribió sobre drogas y sexo, acerca de la gente a su alrededor; era tan totalmente cierto. Creo en cada palabra de ‘Heroin’. Reed podía ser romántico en la forma en la que retrataba estas locas situaciones, pero también era intensamente real. Era poesía y periodismo"

8. There She Goes Again

Una de las cosas por las que más gusta The Velvet Underground and Nico es por su variedad estilística. Después de la avalancha mental que provoca "Heroin" uno se preguntará de qué manera podría continuar el álbum congruentemente. La respuesta es olvidarse de la congruencia. "There She Goes Again" es una de las dos canciones del Lp más -por así decirlo- convencionales. Narra la historia de una pareja autodestructiva: ella, una sexoservidora; él, un celoso enfermizo. Caldo de cultivo para situaciones controvertidas.

Los versos y la música no son nada serios, al contrario, la trama se desenvuelve de forma divertida en un marco que remite al buen rythym and blues con un toque citadino y mezclado con un poco de misoginia. Un corte muy divertido que debe ser escuchado sin ladrillos morales.


9. I’ll Be Your Mirror

Esta es la otra canción "convencional" del disco y la única de tintes románticos. Cantada muy afortunadamente por Nico, "I’ll Be Your Mirror" es una melodía dulce atípica no sólo al álbum, sino a la carrera completa de Lou Reed. Lo anterior no le resta mérito alguno. Aunque contrasta fuertemente con la temática general del opus , su inclusión no se siente forzada e incluso hasta se agradece. Una joya que merece ser revalorada.


10. The Black Angel’s Death Song

Cuando se podría creer que con "Heroin" y "Venus in Furs" el Velvet Underground ya había tocado fondo, llegan los últimos dos cortes del "disco del plátano" para restregarnos en la cara (o en los tímpanos) el porqué los crítico embelezados con el Pet Sounds de los Beach Boys odiaron tanto al terciopelo.

La mejor forma de describir al penúltimo tema del Lp es dejarlo describirse sólo: "El pataleo del miliciano duró todo el amanecer/ Hasta que dijimos adiós a su calavera/ Alarido penetrante/ Cuchillas sangrantes de bocas cortadas olvidando el dolor/ El resto del sacrificio hace difícil olvidar/ Donde vienes desde las lagañas de tus ojos".

Versos sacados de alguna visión onírica de William Borroughs mezclados con música de ascensor (pero del ascensor de Arnold Schoenberg, por supuesto). Un experimento que no desmerece en la obra maestra de los neoyorkinos.


11. European Son

Hablar de la canción que cierra el álbum es hablar del mentor literario de Lou Reed, el poeta estadounidense Delmore Schwartz. Schwartz detestaba el lenguaje simbólico abstracto de sus contemporáneos. Él preferiría manejar un lenguaje más claro e inmediato. A su muerte, Lou Reed compondría "Hijo europeo" en honor a su maestro.

Si bien Lou Reed sintió admiración y respeto por Schwartz, en la letra de la canción se deja ver una ligera crítica hacia su forma de pensar: "Asesinaste a tu hijo europeo/ Escupes a aquellos menores de 21/ Pero ahora se fue el azul de tu carro/ Mejor di hasta luego". A veces es difícil saber si Lou está bromeando.

Con respecto a la música, que mejor manera de terminar un disco radical y violento que de forma radical y violenta: más de siete minutos de jam protopunk apocalíptico donde la banda luce/desluce sus aptitudes melódicas, armónicas y rítmicas. Al final se escucha un vidrio rompiéndose. Ladies and gentleman: The Velvet Underground and Nico.


Pélelo despacio y vea

Imposible hablar de uno del álbumes más influyentes e importantes de la historia sin decir algo de su portada. El trabajo corrió a cargo de Andy Warhol y su impresión retrasó la salida del disco (el cual fue terminado en 1966) hasta marzo de 1967. En el acetato original había una calcomanía de un plátano con una pequeña leyenda que decía "Peel slowly and see". Uno esperaría alguna sorpresa como las que constantemente preparaba Warhol. Craso error. Debajo se encontraba la piel de la fruta sólo con una coloración rosada.

La idea no decepcionaba, al contrario. Al encontrar lo obvio se le jugaba una pequeña broma al comprador. Si acaso, el color rosa hacía alusión al símbolo fálico. Nada más y nada menos.


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Nota: Los derechos y copyright de la portada y el arte del álbum The Velvet Underground & Nico de The Velvet Underground and Nico y Andy Warhol pertenecen a Polygram Records o al artista gráfico que corresponda. Su uso en este artículo es para fines de contexto y meramente ilustrativos.

Francisco  Cirigo

Francisco Cirigo

En su novela Rayuela, Julio Cortázar realiza varios análisis sobre la soledad, exponiéndola como una condición perpetua, absolutamente fatal. Dice que incluso rodeándonos de multitudes estamos “solos entre los demás”, como los árboles, cuyos troncos crecen paralelos a los de otros árboles. Lo único que tienen para tocarse son las ramas, prueba inequívoca de la superficialidad de sus relaciones. Las personas somos como árboles y nuestras relaciones son ramas, a veces frondosas y frescas, a veces secas y escalofriantes, pero siempre superficiales. Nuestros troncos son islas sin náufragos posibles.

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