¿Qué tan propia, diplomáticamente hablando, es la carta de Ebrard a The Economist?
Por sobre la agenda fijada desde El Palacio, hoy prevaleció la portada y artículos de la revista The Economist sobre el presidente López Obrador y el desempeño de su gobierno. Baste mencionar el título de la ya famosa portada para ponderar el tamaño del trabuco: México’s false messiah (El falso Mesías de México).
The Economist carga en su haber 177 años de publicaciones y una red mundial de corresponsales y colaboradores prestigiados por sus investigaciones. Su perfil, ni quien lo dude, es pro globalización, mercado y neoliberalismo, lo cual no desmerita en esencia sus reportajes. Su influencia mundial y específicamente en el mundo financiero está fuera de duda con una circulación global combinada superior al millón y medio de ejemplares.
El mayor paquete accionario (60%) de The Economist está en manos de es Larry Fink, supuesto amigo de López Obrador, según sostiene este último.
El 40 restante se distribuyen mayoritariamente entre los Rothschild (who else?) y Agnelli, empresa italiana. Tras de ello las acciones se pulverizan entre accionistas que no influyen mayormente en la línea editorial de la afamada revista.
Y hoy, a semana y días de la elección, le dedica su portada al presidente de México, aunque en un tono, por decir lo menos, crítico.
The Economist recupera de Enrique Krauze el término mesías del título de su afamado libro El mesías tropical que tantas noches ha estelarizado las pesadillas de López Obrador.
La publicación, como era de esperarse, no cayó del todo bien por la zona del Zócalo, de allí que el Canciller haya sido ordenado a contestar a la revista.
Lo hizo sin las artes de esperarse de un diplomático con libertad de acción.
Así, la Cancillería difundió ayer por la tarde una carta dirigida al editor de The Economist, y allí empieza el problema, porque la revista tiene por cabeza una Editora en Jefe, mujer, de nombre Zanny Minton Beddoes, facilmente comprobable en la página del propio semanario. En fin, la carta, tras de ello, fue escrita al siguiente tenor:
Tras un párrafo que bien pudo ahorrarse, Marcelo Ebrard reclama que a unos días de la elección la revista "invita a votar en contra del presidente y su partido. La opinioÌn y el llamado sorprenden, no por la posicioÌn ideoloÌgica de su medio, sino por su virulencia y fragilidad argumentativa".
Virulencia y fragilidad que el Canciller lee como una tergiversación de la visión mayoritaria de la población mexicana para luego acertar el golpe central: "La portada de hoy es la siÌntesis de la exasperacioÌn." Se entiende, de la línea editorial de la revista.
Nos ahorramos reproducir el párrafo de los logros gubernamentales aducidos, por ser materia reiterada de todas la mañaneras. Como dicen los abogados: téngase reproducidos como si a la letra se insertasen.
Pero es de destacar el filón político electoral que aduce el Canciller, mas como líder de partido que como cabeza del cuerpo diplomático mexicano: "La falla de las eÌlites en entender a LoÌpez Obrador hoy parece repetirse en sus paÌginas (…) lo maÌs llamativo de los textos, por lo absurdo que resulta, es la sugerencia de que el presidente LoÌpez Obrador de alguÌn modo ha minado la democracia mexicana, cuando lo que ha hecho es precisamente lo opuesto. Muchos de sus lectores recordaraÌn que MeÌxico era hasta hace no tanto un paiÌs autoritario, sin libertad de prensa ni comicios libres, que transitoÌ a la democracia gracias al empuje de muchos mexicanos, entre los que destaca LoÌpez Obrador."
No podemos dejar de señalar que el argumento esgrimido no aduce al proceder en crítica, sino de tiempos y actores ajenos al tema.
La misiva del Canciller pondera las consultas populares, guardándose que ninguna de ellas se ha realizado —hasta a la fecha— en condiciones constitucionales.
El siguiente asunto que aborda es la libertad de prensa y de pensamiento, del que salta a la popularidad del presidente. Nos ahorramos comentario alguno.
Tras de ello abre su argumentación final: "La visión elitista, defendida ad nauseam, es que esas mayorías están equivocadas y no saben lo que realmente les conviene. Otra, acaso la maÌs obvia pero sorprendentemente poco considerada, es que la mayoriÌa de personas se estaÌ favoreciendo por un sistema que por primera vez los tiene como prioridad."
De allí se pregunta: "¿Acaso no seraÌ tiempo de cuestionarse que son las eÌlites enojadas y exasperadas con el presidente LoÌpez Obrador y no la mayoriÌa que se siente representada y defendida las que esteÌn equivocadas?"
Quizás, concluye el mensajero: "es tiempo para que, parafraseando un artiÌculo de su revista de hace algunos años, las eÌlites exasperadas entiendan que no estaÌn entendiendo."
Todo, a final de cuentas redunda en quién no quiere o no puede entender.
Por lo pronto allí están dos artículos de fondo de una revista añeja y prestigiada y una carta un tanto cuanto poco propia de un canciller.
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