PARRESHÍA

Otro anillo al dedo

Otro anillo al dedo

Foto Copyright: lfmopinion.com

Cual salvavidas llega el nuevo anillo al dedo en versión invasión a Ucrania.

En un México de cabeza, donde el presidente promueve su revocación en una parodia de ratificación; donde la pluralidad política es tachada de traición a la patria y ésta ya no es representada por la joven que acompañó nuestros años de primaria en las portadas de los libros de texto, sino por un deslenguado mañanero obsesionado con sus fantasmas y una historia de estampitas y enemigos, según la firma de senadores que han abdicado de la dignidad para tirarse de tapete del poder.

En un México donde una pandemia global fue recibida como anillo al dedo para confiscar recursos asignados por presupuesto, ahorcar instituciones, limitar derechos y libertades, militarizar la administración pública y diluir la división de poderes.

En un México así, la invasión rusa a Ucrania podría ser vista como otro anillo al dedo para seguir la ruta de imponer un régimen totalmente diferente al que los mexicanos nos hemos dado y quisiéramos dejar a nuestros hijos.

Y, sin duda, la conflagración le será un tanque de oxigeno tras casi cuatro semanas del escándalo de la Casa Gris del matrimonio López Adams y su pésimo manejo comunicativo.

De entrada, la pantomima del Gas Bienestar será olvidada y los precios del gas serán culpa de la guerra. De haber gas. Y así el desabasto de medicinas, alimentos, servicios de calidad, seguridad e, incluso, de verdad y responsabilidad, será otra víctima del conflicto bélico. Lo mismo se dirá del aumento de las gasolinas, la confiscación de bienes, el maltrato de los derechos, los abusos del poder y los tropiezos pasados, presentes y futuros.

¡Oh, bendita guerra!, cuántos aliados oportunos no sumaran sus destrozos a los tuyos y cargaran sus pecados a tu cuenta.

Bueno, hasta el fracaso que esperan para el 10 de abril, con millones de mexicanos dándoles la espalda, será culpa de las calenturas épicas de otro populismo.

Sobre las libertades, los derechos, la democracia, las instituciones propias del Estado de derecho, la convivencia y pluralidad que hace posible la política se redoblará la artillería nihilista.

No me es difícil imaginar al presidente festejando y sonriente, ¡otra vez!, entre sus radicales de bolsillo en la austeridad de Palacio.

Con un prietito en el arroz de tamaño catedraliceo: El valiente vive hasta que el cobarde quiere.

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Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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