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Rusia en riesgo de impago

Rusia en riesgo de impago

Foto Copyright: canva.com

Dinero tiene, pero los bloqueos por la guerra no le permiten acceder a dólares y si paga en rublos se consideraría un impago, artificial le llama Rusia, pero impago al fin de cuentas.

Con su moneda devaluada, la Bolsa cerrada, las multinacionales en fuga y en total aislamiento económico, Rusia enfrenta hoy miércoles el vencimiento de 117 millones de dólares (casi 105 millones de euros) en intereses de deuda que debe devolver.

El problema es que si no lo hace, se abrirá un periodo de gracia de 30 días, tras el cual entrará oficialmente en suspensión de pagos por primera vez desde 1998, cuando no pudo abonar sus deudas en rublos.

El precedente de impago en moneda extranjera se retrotrae hasta 1918, cuando el régimen soviético nacido de la triunfante revolución bolchevique renegó de la deuda acumulada por sus predecesores zaristas.

Las circunstancias de hoy difieren a una crisis tradicional. Rusia cuenta con recursos suficientes para satisfacer la factura, que en un entorno normal no plantearía ninguna dificultad. Pero la congelación de casi la mitad de sus reservas en moneda extranjera —300 mil de los 643 mil millones de dólares—, le privan de acceso a la divisa estadounidense.

El Kremlin confía en sortear el impago utilizando rublos, no obstante, los dos cupones que vencen hoy, de 73 millones y 44 millones de dólares, no permiten esa alternativa y Fitch ha avisado de que usar moneda local equivale a un impago.

Solo en lo que queda de mes, Rusia debe devolver otros 614 millones de dólares y en abril tiene compromisos aún mayores, superiores a los 2 mil millones.

Aunque la anexión rusa de Crimea en 2014 disuadió a muchos inversores internacionales de apostar por Rusia, otros ahora temen que su capital pueda quedar atrapado por una contienda difícil de anticipar.

Las finanzas rusas no estaban bajo presión antes del conflicto. La deuda pública, del 17,9%, sobre todo en rublos, es muy baja, y el superávit comercial propiciado por las ventas de gas y petróleo le facilitaba un cómodo colchón de ingresos. Es por eso que el ministro de Finanzas ruso, Anton Siluanov, acusó a Occidente de buscar un “default artificial” con las sanciones, ajeno a la situación real de las cuentas públicas.

El tema de la insolvencia rusa lleva días sobre la mesa. La directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, ya había advertido sobre la paradoja de Moscú: “Rusia tiene el dinero para pagar su deuda, pero no puede acceder a él”, dijo. Y añadió que la institución dejaba de considerar el incumplimiento como “un evento improbable”.

Las agencias de calificación se manifestaron en la misma línea. Fitch rebajó la semana pasada la nota de Rusia de B a C, un movimiento que justificó como previsión de que el impago de la deuda soberana era “inminente”. Mientras que Moody’s y S&P degradaron su deuda a bono basura.

¿Qué implicaría la suspensión de pagos? Primero sumiría en la incertidumbre a los inversores que compraron deuda rusa, los cuales, para recuperar su dinero deberán esperar una desescalada de la tensión entre Rusia y Occidente, poco probable a corto plazo, o lograr que los seguros —conocidos como CDS— cubran las pérdidas. En última instancia, pueden acudir a los tribunales y que estos liquiden activos rusos para saldar las deudas o parte de ellas.

Segundo, aunque Rusia se quedaría con ese dinero y perjudicaría a inversores de países occidentales con los que mantiene relaciones cada vez más tirantes, el impago también afectaría a inversores rusos que también adquirieron esa deuda, e impediría al gigante euroasiático financiarse en los mercados de capitales. Esto no supone un gran cambio, dado que las sanciones actuales ya la excluyen de todos modos, pero aboca a Rusia a estar en una posición delicada durante años, o, al menos, hasta que se produzca un cambio de régimen.

“Es muy grave en términos de credibilidad. El mercado tiene buena memoria cuando hay una suspensión de pagos. Imagina que la guerra termina mañana, la vuelta no sería sencilla, hay mucha desconfianza hacia Rusia”, sostiene Roland Gillet, profesor de Economía Financiera en la Universidad de la Sorbona de París y en la Universidad Libre de Bruselas.

Ignacio de la Torre, economista jefe de Arcano, explica que el descenso a los infiernos ruso tiene sus propias particularidades frente a otras célebres crisis de deuda. “La deuda te puede matar de cáncer o de infarto. Cáncer es cuando eres insolvente por demasiada deuda pública —como Grecia en 2012—. Infarto cuando la iliquidez te genera un default, como ahora puede pasarle a Rusia”, A diferencia de una suspensión de pagos al uso, la reestructuración de la deuda en un contexto de sanciones y aislamiento se antoja complicada.

El alcance del impacto para la economía internacional parece asumible. Georgieva calcula que los bancos internacionales tienen una exposición a Rusia cercana a 120 mil millones de dólares, cantidad que considera insuficiente para provocar una crisis mundial, dado que pese a parecer abultada, no es “sistemáticamente relevante”.

La agencia Reuters estima que Rusia ha emitido 15 bonos internacionales con un valor nominal de alrededor de 40 mil millones de dólares, y alrededor de la mitad de ellos está en manos de inversores internacionales.

Queda por saber los nombres de los potenciales afectados. Según el Financial Times, entre ellos estaría la norteamericana Pimco, la mayor gestora de fondos de renta fija del planeta, dueña de unos 1,500 millones de dólares de la ahora tóxica deuda soberana rusa.


Con información de El País.

Publicado en The Búnker.

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Redacción LFM Opinión

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