PARRESHÍA

Caro Quintero, lo que el comunicado conjunto no nos contó

Caro Quintero, lo que el comunicado conjunto no nos contó

Foto Copyright: lfmopinion.com

Pronto tuvo que pagar López Obrador su visita y discurso en la casa Blanca, aunque Caro Quintero no haya sido mencionado como parte de los acuerdos en el comunicado conjunto.

Por lo pronto tuvimos que capturar —de nuevo— a Caro Quintero.

Las coincidencias en política dicen más que lo que los políticos muestran. López Obrador no solo fue llevado a Estados Unidos a ser maltratado por sus grillas estudiantiles geopolíticas, sino que tuvo que entregar a Caro Quintero, no sólo rompiendo, su estrategia de abrazos y no balazos, sino, y principalmente, demostrando que en México sí hay capacidad para apresar capos del crimen organizado sin necesidad de tenerlos que soltar en minutos y pasar a la historia como incapaces e incompetentes.

Pero varias cosas más nos dice la recaptura de Caro Quintero: que la Marina es preferida por Estados unidos por sobre la Defensa para este tipo de operaciones, que la DEA opera y eficazmente en México, que los sistemas de inteligencia sí funcionan cuando no se dedican a grabar a presidentes de partido y líderes opositores y que, Estados Unidos no olvida.

Esto último no es menor y pega de lleno en dos personajes de la política mexicana. Directamente en Manuel Bartlett, involucrado desde un principio en el caso de Kiki Camarena, torturado y asesinado por caro Quintero y timón de la tormenta energética y ambiental con Biden, colocándolo en el centro de dos temas de vital interés de Estados Unidos: seguridad, léase narcotráfico, y energías, léase T—MEC.

Y los otros dos personajes del peñismo que por omisión no interpusieron en tiempo y forma los recursos jurídicos necesarios para que la liberación de Caro Quintero no procediese. Cuando la presidencia, se dice al menos, se enteró de su liberación por un juez, Caro ya había puesto pies en polvorosa, mientras la, entonces, subprocurada alegaba no tener conocimiento del caso y, por ende, los recursos jurídicos y la acción inmediata para que no saliera del penal sin antes interponerlos.

Para cuando los recursos legales se hicieron valer ya la paloma había volado.

Ni un niño de pecho puede creer que un caso y personaje de esta envergadura por los significados y alcances internacionales que implican no fuese de seguimiento y atención permanente de las autoridades mexicanas.

Por último, lo más sorprendente es que todo parece indicar se sabía de su paradero y su captura se operó cuando hubo voluntad, en este caso parece que impuesta, para someterlo de nuevo a la justicia.

Ahora podemos apreciar mejor el discurso sobre la nada de López Obrador ante Biden y la sonrisa de Gioconda de éste: lee lo que quieras para tu público y defiende a tus pares hasta la ignominia; al fin ya te dije mis condiciones.

PS.- ¿Quién sigue?


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Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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