Mistificación de las mentiras
Mistificación de la mentira.- Lo aprendimos de niños, ¡bueno, algunos!: aquel niño pastor que jugaba a gritar “¡ahí viene el lobo, ahí viene el lobo!”, terminaron por no creerle y el lobo se lo merendó. Lo mismo le pasa a López Obrador, miente tanto que ya nadie sabe qué es en él verdad ni qué es mentira; empezando por él mismo. La recaptura de Caro Quintero, ¿es un logro de su gobierno o pago a una exigencia de Estados Unidos? Nunca lo sabremos, las mentiras de López empiezan a significarle rendimientos negativos.
Pero López Obrador no es el autor originario de la mentira, es, por el contrario, el producto más refinado de ella, después de que la política se mistificó en México.
Hoy ya nadie sabe qué es verdad ni qué es mentira. Pero aún, qué de nuestro pasado reciente fue verdad o mentira; hicimos de la realidad y la política un laberinto de espejos cerrado desde dentro. Qué caso tenía ponerle salidas y ventanas si ello airearía e iluminaría lo que queríamos permaneciera por siempre en la oscuridad.
Nos lo alertó Paz, pero no quisimos escucharlo: no nos quedaba más que la verdad o la soledad, y optamos por la mentira y vagamos en nuestra soledad sin identidad ni pertenencia. Los límites y seguridades se han expandido como universo en creación, Durkheim le llamó anomia, uno de los síntomas del suicidio colectivo.