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Ponerle fin a la apatía Política

Ponerle fin a la apatía Política

Foto Copyright: lfmopinion.com

El fin del desdén a lo público, es la tarea monumental a edificar en la tarea política. No es tu verdad ni la mía, sino la de la polis la que cuenta al fin y al cabo.

Uno de los más grandes males que puede vivir una sociedad es el desinterés por los asuntos públicos. El no me importa, ni me interesa. Pase lo que pase allá, no me preocupa hasta que los problemas toquen la puerta de mi casa, entonces sÍ reaccionamos y tomamos cartas en el asunto. Mientras tanto, domina la apatia social.

Si algo podemos reconocer que ha provocado Este régimen de la 4t, al polarizar tanto a nuestra sociedad, confrontándonos entre los mexicanos, unos por conservadores, otros por neoliberales, o por fifis, o por enemigos declarados del progreso histórico, es que ha comenzado a despertar al colectivo de México, hasta ahora más dormido que despierto.

Un mexicano que vive centrado en sus asuntos personales y familiares, y que no se ocupa de nada más all, que de sacar su licencia para conducir, su pasaporte para viajar y una cuenta de banco para tener su dinero. Y cuando mucho, trata de cumplir, a regañadientas, con los reglamentos y permisos para abrir un negocio o verificar su auto.

El mexicano parece ser apático a la política por naturaleza, a no tener interés por los asuntos públicos, a no ser, que como ya hemos dicho, le afecten en lo personal, como cuando no recogen su basura, le llegan cargos extras en el recibo de la luz o el agua, y entonces si va a reclamar y hasta suele hacerlo de mala manera.

Nos quejamos de muchas cosas, pero finalmente no hacemos nada por cambiar nuestra realidad político social.

Creemos que basta con votar, si se nos antoja y da la gana, y mientras no son períodos electorales, seguimos en la rutina, sin querernos enterar más allá de algunas noticias.

La apatía es una característica de nuestra manera de ser y sólo bajo ciertas circunstancias la logramos derrotar y nos levantamos con molestia y enojo, por lo que estamos viviendo; y entonces si aparece el México bárbaro, del qué tanto habló John K, Turner, y entonces surge el agresivo, el inconforme, el violento, el intolerante, el que lucha por cambios y se esmera por querer algo diferente.

Eso es lo que comienza a pasar con la dieta de abrazos no balazos en el contexto del abuso de la delincuencia en la población rural y ejidal. Precisamente entre los más marginados y aislados. Entre los pobres y los que viven los barrios, es en donde la impunidad, más se ha apropiado de los municipios y colonias.

Participemos unidos para poner un alto a la ilegalidad. A la torpe distancia de la indiferencia que se empeña por mirar sólo la inmediatez de lo cercano y no quiere voltear a las consecuencias y el porvenir.

Cada quien sabe en lo que anda involucrado, sea en la soledad del egoísmo o en el atrevimiento de salir del confort personal, para respirar algo del entorno y querer aportar una acción para mejorar.

El repudio de la muchedumbre por la política, es el eslabón que hay que despejar y darle brillo a la participación activa por el camino vecinal en el que todos transitamos.

Despertemos la consciencia colectiva con el ánimo del que anuncia un bello amanecer y el encuentro con la pepita de oro en la mina del trabajo colectivo, que avisa la tarea de transformar la vida de todos.

Sólo juntos, sumando voluntades, haremos brillar el amor a la verdad colectiva, a la participación activa en los menesteres del jardín de todos.

Lo privado tiene más sentido cuando nos asomamos a lo público, y el individuo se despoja de su egoísmo, para mirar con altruismo el trabajo del vecino y le da la mano para construir un mundo mejor unidos.

El fin del desdén a lo público, es la tarea monumental a edificar en la tarea política. No es tu verdad ni la mía, sino la de la polis la que cuenta al fin y al cabo.

Tú y yo tenemos caducidad, el camino del colectivo nos trasciende y abre las puertas a un porvenir distinto, para el bien de todos, los que se quedan y que transitarán por la ruta del bienestar, sin eliminar el trote de cada quien como en los maratones. Llegando todos a la meta y procurando que unidos, ganemos el premio de vencer la apatía de no asistir y participar en ésta carrera colectiva por el interés de la vida pública.

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Guillermo Dellamary

Guillermo Dellamary

Dr. Guillermo Dellamary Soy un psicólogo, filósofo, con más de 30 años de experiencia y buscando ayudarte a vivir tu vida de una mejor manera.

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