En el término medio está la virtud

¿O el presidente está en lo correcto o todo hace mal?

Estamos muy cerca del 5 informe presidencial, que tradicionalmente es el último en el que aún goza de la plenitud del poder, antes de que ya su sucesor asome la cabeza.

Es momento de hacer un balance de algunos puntos, tanto en contra como a favor; pero antes de ellos reflexionemos que el gran problema que tendremos que enfrentar es el de una evaluación equilibrada y justa, sin que lo quemen en la hoguera, ni lo postulen a una santidad, como ya han hecho con Benito Juarez en la historia.

Es uno de los puntos endebles de este régimen haber promovido tanto la desunión entre los mexicanos, para que unos le aplaudan y justifiquen en todo lo que ha hecho; mientras sus adversarios condenan y desacreditan todo lo que ha realizado.

En realidad, la política promovida por la 4t se esmeró en crear una división entre una supuesta derecha e izquierda, o entre liberales y conservadores; o entre leales a México o traidores.

Promover la escisión ha provocado un efecto boomerang, porque ahora también los ciudadanos están tajantemente confrontados: unos piensan que el presidente ha logrado grandes cosas, mientras que otros confirman que ha destruido y dañado todo lo que toca.

Desde luego que esos polos opuestos tienden más a la radicalización ficticia de la realidad de un análisis serio, porque arrancan desde las emociones, tanto las de animadversión como las de una desmesurada idolatría por todo lo que ha hecho su salvador.

Así, un primer punto crítico de su gobierno es el haber creado divisiones y fomentado una mutua animadversión.

Algo positivo es que no ha habido exabruptos económicos y, como quiera que sea, ha apuntalado la económica de tal manera, que ha creado un ambiente de seguridad, sobre todo con el tema cambiarío, que da muestra de que algo bien se ha hecho.

Otro mecanismo inusual, que hay que reconocerle, es que ha logrado posicionarse muy fuertemente en la difusión e imagen de su gobierno por medio de las "mañaneras", prácticamente arrebatando la información a los viejos monopolios de las noticias y comentarios que se hacían, que con disciplina y constancia el presidente enarbola su plan de comunicación. Aunque algunos vean en ellos una continuación de su propaganda y acaparamiento de la verdad, con los datos e interpretaciones que tiene, no le dan espacio a los demás.

Quizá su punto más débil y criticable son los abrazos en vez de poner en orden y control al crimen organizado. Lo que seguramente le costará a México y al prestigio de sus políticas de seguridad, que para muchos son un desastre en perjuicio para los pobres. En vez de ser ellos, los que reciban más beneficios.

Por eso mejor, que ni tanto que queme al santo ni tanto que no lo alumbre.

Lo importante es que se vuelve a despertar el espectro del sentido colectivo de sacar a los ineptos del Palacio Nacional y dejar de estar soñando las falsas esperanzas y poner los pies sobre la tierra, de que no hay tal 4t, que no hay revolución alguna, ni mínima similitud con otros momentos claves de nuestra historia. Lo heróico y connotado no se crea por capricho y voluntad narcisista, el único juez es el pasar del tiempo y no los anhelos de trascender.

Si es Xóchitl o Claudia, la que llegará a ser nuestra presidenta, es ya un signo mágico, de que efectivamente está despertando la mujer dormida, como diría el esotérico Antonio Velazco Piña en una de sus obras.

La profecía del despertar del Mexico autóctono en alianza con el mundo Europeo, está por dar una nueva luz. El México nuevo requiere integrar plenamente a las mujeres y darles el mando para guiar a este pueblo mágico por nuevos derroteros.

Ha llegado el momento de crear una nueva cultura sin sólo los atavios del conquistador y más de los genuinos y oriundos ancestros.

Menos ideologías importadas y más creatividad que brote del seno de estas tierras simbólicas y constructoras de grandes civilizaciones ancestrales.

Las visiones de trascender del morador actual del Palacio Nacional no las va a concretar su fantasía, sino el colectivo ardiente por darle su merecido a los demagogos que han manipulado al pueblo con brevajes ilusorios y propaganda manipuladora.

Ya veremos, con el fiel de la balanza de la realidad, lo que quedará del intento por apropiarse del Zócalo, de todos los mexicanos, y quererlo hacer su parcela ideológica.

La rebeldía y resistencia del danzante mexicano, del guerrero tenoshca, de la doña que no se cocina al primer hervor, está dando muestra de su mayor consciencia y deseo de erradicar a los ególatras y megalómanos que se quieren vestir de tlatoanis.

En el término medio está la virtud, en el equilibrio se conserva mejor el poder, ya no queremos más llamaradas de petate, ni alquimistas de la historia, ni aduladores del pasado.

Queremos un mejor país, hecho a la mexicana, con nuestra genuina idiosincrasia y temperamento. Basta de ideologías invasoras y pretensiones de imitar otras esferas, deseamos lo nuestro, lo verdaderamente oriundo, nuestros tacos, tortas, tamales y salsas. Tortillas de a deveras y sin falsificaciones ni simulaciones. Que se lleve el huipil con honor y dignidad y no como un atuendo teatral, para la pose y la foto.

Está llegando el momento de la auditoría que hará el pueblo a los que han tenido las riendas del gobierno y veremos los resultados en las campañas y las urnas, en la euforia por los nuevos movimientos que están surgiendo.

A recuperar la cordura, la sensatez y el buen humor, de la jocosa vida del pueblo, que está harta de la violencia y el desdén porque no se cumple su voluntad y si la de los oligarcas, falsos profetas de un orquestado mesianismo mediático.

Al fin y al cabo el pueblo y la Historia actúan como jueces.

Ya lo veremos.

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