PARRESHÍA

Sin calzoncillos

Sin calzoncillos

Foto Copyright: lfmopinion.com

¡Qué sufragio efectivo ni qué ciudadano libre y democrático! Punta de incapaces, inútiles, idiotas.

Lo que más pesa en el ánimo de Palacio sobre Acapulco, es que Otis borró todas las bardas pintadas con “Es Claudia” — única obra pública de la Evelyn — y a la misma Claudia, su bastón y existencia. ¡Bueno, hasta a su candidato Batman se lo merendaron con tamales de chipilín y atole sus fieles amigos!

¡Tanto esfuerzo, tanta dedicación, tanta pintura alzados al viento y muerte en unos cuantos minutos!

Así voló una elección en el 2011. Era Morelia, de presidente municipal y la había ganado el PRI, pero igualito que Otis, más éste sin aviso, se atravesó un magistrado, hijo putatitvo de un consejero electoral que había llegado al IFE impostado de ciudadanizado e imparcial, pero que comía, junto con su señora, de la mano de López Obrador desde sus tiempos de presidente del PRD: Jaime Cárdenas.

A escena es necesario llamar a un boxeador mexicano que días antes de la elección peleó en Las Vegas y en cuyos pantaloncillos lució el logotipo del PRI.

Pero para comprender la historia es necesario decir que en México el sistema de nulidades en materia electoral es la mayor aberración ideada por nuestra partidocracia. Cuando en México se anula una elección, no se castiga al partido, al candidato ni a los militantes que perpetraron las ilegalidades. ¡Ni Dios lo quiera! Se castiga a los ciudadanos, anulando su voto. Sufragio emitido en principio legal y legítimamente de buena fe y sujeto a prueba en contrario.

En el juicio electoral, se pelean los partidos, ni siquiera los candidatos. El único que no es llamado ni escuchado en juicio es el ciudadano, quien es, sin embargo, el sujeto de la sanción.

Nadie podrá ser privado de la libertad o sus derechos, sino mediante juicio seguido ante los tribunales previamente establecidos, en el que se cumplan las formalidades esenciales del procedimiento y conforme a las Leyes expedidas con anterioridad al hecho, reza el 14 constitucional, pero desde 1990 en México se priva al ciudadano de su voto y de su libertad en él manifestada, bajo la más miserable e injusta indefensión.

Los partidos han hecho de las campañas una feria de ilegalidades, propaganda idiotizante, despensas, sacos de cemento, láminas corrugadas, pago por asistir, pago por votar y hasta por no votar, secuestros, amedrentamientos y hasta crimen generalizado. Pero a quien privan del mandato de su voto es al ciudadano.

Pues bien, en Las Vegas aquella noche, aquel boxeador, peleó con un pantaloncillo con el emblema del PRI bordado. Para el magistrado aquello fue tocar las puertas del infierno y acompañar a Dante — el escritor del medievo— por todos los infiernos entonces conocidos. No existía aún la 4T. Su amplio criterio jurídico y la imagen en la televisión lo llevaron a anular el voto de todos los morelienses en aquel año para presidente municipal.

Su razonamiento jurídico era, además, de profundo, respetabilísimo para con el ciudadano: Box, ¡Las Vegas!, y un pantaloncillo observado con enferma obsesión en todo momento por la audiencia por sobre los moquetes y los pujidos. Conclusión: fraude electoral genérico orquestado por el partido y la televisora para hacer que los electores votaran condicionados y en rebaño. ¡Qué sufragio efectivo ni qué ciudadano libre y democrático! Punta de incapaces, inútiles, idiotas, en los términos de Pericles.

¡Ya se imaginará Usted el aplauso de pie a tan jurídica, psiquiátrica y fundada sentencia!, que al magistrado aquel le granjeó una carrera judicial y política sin límites y en microondas.

Pero, ¿qué dirá hoy aquel jurisperito al observar, no un canzolcillo y pinches 15 rounds, sino tres años y el país entero pintado de “Es Claudia”? ¿Por qué nos priva hoy de sus luces? Menudo conflicto ahora que se cobija en un partido en apasionada y urgida búsqueda del fuero constitucional. ¡Mi reino por una tómbola!

Sí, atina usted, aquel magistrado, dechado de sabiduría e imparcialidad jurídica que no ha negado jamás en el desempeño de todos sus cargos públicos, es el esposo de la consejera electoral e hijo putativo de Jaime Cárdenas, exdirector para devolverle al pueblo lo robado y esposo de la fiscal anticorrupción, y busca el fuero en la candidatura al Senado por Querétaro.

PS. — Por cierto, si quiere valorar las consecuencias de las tómbolas de Morena, vea a la munícipe de Acapulco.


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Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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