PARRESHÍA

López Obrador a la luz de Narciso

López Obrador a la luz de Narciso

Foto Copyright: lfmopinion

La ciencia explica y prueba lo que el mito fabula. En ambos frentes, López Obrador tiene alteraciones que le hacen imposible valorar al otro y a la realidad.

A Pepe Newman




El mito era la forma como los antiguos transmitían sus conocimientos. Era una especie de educación fabulada, donde la tragedia significaba una forma de alerta entre el pecado de querer ser dioses y el castigo de los dioses verdaderos.

Uno de esos mitos es el de Narciso, aquel bello joven que queda prendado de su belleza. Así el narcisismo en nuestra época tiene más que ver con un hedonismo desmesurado y una sobrevaloración del sujeto por sí mismo.

Pero el mito de Narciso antiguo tenía muchos más componentes. De ellos hecho mano para analizar la personalidad de López Obrador.

Mi dilecto amigo, Pepe Newman, siempre atinado, me hace ver que el mito, con toda su carga comunicativa, no deja de ser una fabulación y que la psicosis delirante del presidente obedece a cuestiones orgánicas que lo mantienen emocionalmente alterado, alteración que relega a un ningún lugar todo y todos que no respondan directamente a ese estado.

En el caso de López, su delirio responde a un llamado divino contra el cual nada ni nadie puede tener importancia.

Como sea, aquí te dejo mi colaboración sobre “Las maldiciones de Narciso en López Obrador”, un abordaje fabulado y por supuesto no científico de la locura que nos gobierna. Abordo cómo es incapaz del gobierno de sí, su desconfianza a todo y la desvaloración absoluta del otro y del mundo.

Espero sea de tu interés y, de ser así, que te suscribas para seguirme en mi canal de YouTube.

Por tu atención, abrazos.


Aquí Las maldiciones de Narciso en López.


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Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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