PARRESHÍA

Recrear la esfera pública

Recrear la esfera pública

Foto Copyright: lfmopinion

Crearon una esfera pública, un mundo político compartido.

Calles entendió que el liderazgo debía de conducir a las personas, pero no hacerlas superfluas ni diezmarlas. Su propio Maximato auspicio la llegada de Cárdenas a una presidencia ya entonces resistible a las rebeliones armadas para que acabará con el Maximato sin matar al caudillo. El México bárbaro, así, entró a la vida civilizada de las instituciones.

Esos hombres supieron organizar la sociedad y liderearla sin anularla, sin someterla, sin matarla.

Crearon una esfera pública, un mundo político compartido.

Hoy eso de ha perdido. El individuo está solo frente a los poderes, legítimos o fácticos, desorganizados u organizados.

Como ellos necesitamos recrear un ámbito público y político.

López ha armado una estructura personalista, basada en su sola voluntad, donde en el vértice está él y sus dádivas clientelares ,y en la base los individuos a quienes apoya individualmente. En una misma familia puede apoyar directamente y por separado a los adultos mayores, personas discapacitadas, mujeres trabajadoras, jóvenes sin trabajo y menores estudiantes, pero no consolidar una política de apoyos al núcleo familiar, porque no quiere tratar ni puede explotar electoralmente a la comunidad familiar, pero sí a sus miembros desmembrados dentro del hogar. Lo mismo ha hecho con el resto del tejido social, lo ha desgarrado.

Nuestro reto es rehacer el ámbito público, la organización de comunidades, la solidaridad social y la participación política concertada.

Te invito a que veas el desarrollo del tema en “Nuestro problema, el mismo de Calles”.


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Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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