Las calenturas (ajenas) de David de la Peña

Los pronósticos del clima para estos próximos días que anuncian lluvias torrenciales, tan necesarias y tan esperadas en la entidad, tienen a más de cuatro que ya no encuentran uñas qué comerse. Uno de los nerviosos es David de la Peña Marroquín, alcalde de Santiago, Nuevo León, quien, si bien ganó holgadamente su reelección no duerme porque tiene a la vista de todos la manchota de tierra de lo que antes era un espejo de agua.

Si señor, si señora, David de la Peña sabe que, ahora si que si no le llueve en su milpita, se le vendrá una bronca más grave de las que ya tiene.

Es que hay que aclarar que la reelección de De la Peña no fue por su linda cara ni por sus habilidades, que no se ven por ningún lado: la gente votó por él simplemente porque de todos era el menos malo.

Eso lo tiene bien claro David, como también sabe muy bien que “su crush” Tomás Roberto Montoya Díaz, anda enquehacerado, soñando (porque al menos sueña) con que lo dejen presidir la bancada de Morena en el Congreso. Como quien dice, pidió raid y quiere manejar… Así que De la Peña estará solo y contra el mundo.

Si llueve como dicen, cambiará el panorama.

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