PARRESHÍA

Calidad de conducta

Calidad de conducta

Foto Copyright: lfmopinion

La política empieza en el comportamiento del ser para con él mismo y del uso de su poder en el gobierno de su persona, que así lo define ante sí y ante los demás.

La política, como toda acción humana, exige una calidad de conducta, un respeto leal y compartido, un compromiso con la verdad, un débito con uno mismo. Una dignidad mínima, una autocontención, un límite: verticalidad.

La política no puede florecer entre jugadores desleales y tramposos, que no cumplen las leyes que imponen y exigen para con otros, que tergiversan la realidad y la niegan y al hacerlo se niegan, que engañan para engañarse; que no se hacen cargo de sus errores y los imputan a otros, que se asumen siempre en las víctimas y los ofendidos. Que vilipendian en vez de abrirse a comprender.

La política exige un mínimo de autenticidad de ser, para poder saber ante quién se está, con quién se habla, quién se compromete y a quién se está creyendo.

La política empieza en el comportamiento del ser para con él mismo y del uso de su poder en el gobierno de su persona, que así lo define ante sí y ante los demás.

La parreshía era para los griegos el compromiso con la verdad, porque la política empieza al interior del individuo en su comportamiento para sí. Si me engaño, trampeo, traiciono y niego; si soy incapaz de reconocer mis debilidades, faltas, mentiras, cobardías, delitos y locuras; si me creo las mentiras que sé me invento y digo, si me traiciono en mis traiciones, si me ato a mis locuras. En pocas palabras, si soy incapaz del gobierno de mí, ¿cómo puedo aspirar al gobierno de los otros?

Veo el horizonte político de hoy, y póngales usted el color que más le cuadre, y salvo milagrosas excepciones presencio su lumpenización y locura.

Y lo peor es que nada más se puede esperar ya.



PS. Cuando era joven veía la política con avidez, lustre y entusiasmo; hoy la presencio con asco.

No hay nobleza, dignidad, verdad, congruencia, humildad, vergüenza, límite.

Ni Fellíni pudo imaginar a México hoy. Ni Alighieri nuestro infierno.


#LFMOpinion
#Parreshia
#Locura
#Mexico
#Lumpen
#Partidos
#Politica


Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

Sigueme en: