PARRESHÍA

Aldeanismo

Aldeanismo

Foto Copyright: X

Sombrero charro, ramos de flores, mariachis, selfies, abrazos, porras, fotos, videos y llanto.

La gran noticia, casi equiparable a su triunfo y toma de posesión, es que Claudia Sheinbaum fue recibida por unas huestes acarreadas en el aeropuerto de Guadalajara, Jalisco.

Sombrero charro, ramos de flores, mariachis, selfies, abrazos, porras, fotos, videos y llanto.

¡La apoteosis!

¿Y luego?

Todo parece indicar que se regresó.

Tiempos hubo en que los presidentes viajaban por el país para entregar o iniciar obras, anunciar una política pública, hablar con grupos diversos sobre temas de interés local, poner orden de ser el caso, anunciar inversiones, atender desastres, o simplemente compartir escucha y solidaridad con los pobladores.

Pero la presidente, que tiene que aclarar que ella sí manda y no quien vive en Palenque, viaja a Guadalajara a hacer un performance mediático aeroportuario.

Poco importa que el mensaje no sea mensaje, que pruebe lo contrario de lo que quiere hacer creer y que su viaje resulte más falso que una mañanera del pueblo. Sus comunicadores están de plácemes, sus voceros en brama y sus bots cobrando horas extras.

Vayámonos acostumbrando que a partir de hoy ir a un aeropuerto será todo un acontecimiento nacional y noticia global.

Se llama aldeanismo.

Acostumbrémonos.

#LFMOpinion
#Parreshia
#Aldeanismo
#Selfie
#Aerropuerto
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Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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