PARRESHÍA

¿Hasta cuándo?

¿Hasta cuándo?

Foto Copyright: lfmopinion

Se nos ha vaciado el alma. El daño hecho por López Obrador no deja aún de sorprenderme.

Teuchitlán no sólo puso sobre el tapete de la discusión el horror hecho cotidianeidad y generalidad en México, sino también nuestra incapacidad de procesar los temas de nuestra realidad en sus méritos. Todo lo tenemos que convertir en polarización y descalificación política, de uno y otro lado.

Para nuestra vergüenza, hoy la discusión se centra en sí fue un montaje o fue verdad, si fue responsabilidad de Jalisco o de la federación, si es una campaña de 20 millones de pesos (por cierto, menos de lo que se gasta, por interpósita persona y en especie, Andrea Chávez por mes en su promoción personalizada y campaña adelantada), si las madres buscadoras hacen política o realmente luchan por sus víctimas, si Noroña viaja en primera clase o también es un invento.

Es lamentable nuestro nivel de deliberación pública y nuestra capacidad de ser llevados a lo banal y a lo absurdo. Hasta en el Congreso, donde debieran discutirse los grandes temas nacionales con inteligencia y profundidad, priva el histrionismo, la mezquindad, el agandalle político, la mediocridad y la inquina.

Teuchitlán es una herida en el alma nacional, pero lo importante es compararlo, por un lado, y deslindarlo, por otro, con Ayotzinapa. En cualquiera de los dos extremos nos autodescalificamos en unos miserables.

No hay, salvo en las madres buscadoras, un dejo de humanidad, de espanto, de dolor, de conmiseración, de solidaridad.

Se nos ha vaciado el alma. El daño hecho por López Obrador no deja aún de sorprenderme. ¿Qué tan bajo tendremos que caer para detener esta podredumbre que carcome el ser nacional? ¿Hasta dónde estamos dispuestos a autodenigrarnos y destruirnos entre nosotros, antes de recordar que las páginas más dolorosas de México se han escrito cuando hemos estados enfrentados?

Finalmente, esta fuga hacia delante, discutiendo despropósitos, así sea por los descerebrados de Ramírez y Villamil, aunque también por muchos otros en el otro extremo de la porqueriza politiquera nacional, lo único que logra es fundirnos en la nada.

¿Hasta cuándo?


#LFMOpinion
#Parreshia
#Miserables
#Teuchitlan
#MadresBuscadoras

Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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