El payaso de las cachetadas
La supremacía constitucional no es de la Constitución, es del poder Legislativo. De hecho, es un decreto de infalibilidad legislativa; tan son infalibles, que no son necesarias ya la división de poderes, el control de constitucionalidad, ni la defensa de los derechos y las libertades de los ciudadanos.
Hoy, sin embargo, el payaso de las cachetadas de Morena, Noroña, dice que los “chingaquedito” no lo dejan en paz por haber reconocido que se pudieron cometer algunos errores (falibilidades) por el Legislativo en el proceso de selección de candidatos al poder Judicial, pero que el Tribunal Electoral en una semana los puede dar de baja y ya.
Y aquí la infalibilidad le da otra vuelta a la puerca, porque estos candidatos seleccionados por el poder Legislativo y Ejecutivo, recordemos que el Legislativo asumió las tareas del Judicial, adquirieron derechos, mismos que no pueden ser afectados sin del debido derecho y previo ser oídos y vencidos en juicio. Es decir, el Tribunal Electoral no puede cancelar una candidatura nada más porque ahora Noroña sospecha de la probidad de alguien -el león ve a todos de su condición-.
El problema es de quienes los seleccionaron y debieron checar que cumplían todos los requisitos; ni es del INE, ni es del Tribunal, a los que ahora se les pide violen el debido proceso para enmendar un “error sin importancia”, según Noroña. Y la pregunta sería, ¿no habrá sanción para quienes no cumplieron debidamente sus responsabilidades públicas?
Noroña dice que son errores insignificantes que cualquiera puede cometer, pero no fue eso lo que argumentaron con su mal llamada reforma de supremacía constitucional: dijeron entonces que eran electos por el pueblo y, por ende, no podían equivocarse ni errar, como si el voto corrigiera las taras y vicios propios del ser humano. No sólo los electos pueden errar, el elector también.
Lo grave es que Noroña nos da una muestra más de su ignorancia legal y poco respeto a la ley: nadie puede ser molestado ni privado de sus derechos porque un senador deslenguado lo dice. Hasta al propio Noroña la ley lo protege, como hoy, protege sus errores. Pero ya le llegará su tiempo. Al tiempo.
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