PARRESHÍA

Barrieron con México

Barrieron con México

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Y La Barredora barrió con el territorio, el negocio y con la policía misma; limpió de ellos tres todo obstáculo, cosa o persona que estorbara en su camino.

Hemos perdido el valor de las palabras, su significado ya no significa. En el fondo de nuestras generalizadas crisis está la incomprensión de lo que decimos, hacemos y escuchamos. Vivimos una Babel sin saberlo.

López Obrador se cansó de decir que iba a barrer la corrupción, como se barren las escaleras, de arriba a abajo.

Barrer tiene varías acepciones: limpiar la suciedad arrastrándola con un objeto, como puede ser una escoba; eliminar por completo a algo o a alguien de un lugar, y acabar con algo o alguien: destruirlo.

Todos quisimos entender por el barrer de López limpiar la corrupción, aunque hoy sabemos es que debimos entender que iba a limpiar el espacio, a eliminar de él a quienes lo ocupaban y a acabar con ellos; todo para hacerse del lugar y de las actividades que allí realizaban los corridos y acabados.

En su tierra, su hermano, López Hernández, instauró el cártel de “La Barredora”, ¿humor negro?

Y La Barredora barrió con el territorio, el negocio y con la policía misma; limpió de ellos tres todo obstáculo, cosa o persona que estorbara en su camino.

Lo mismo hicieron con el huachicol a nivel nacional, lo limpiaron de picadores de ductos para hacerse del negocio, industrializarlo e internacionalizarlo.

Dijeron que iban a barrer la administración pública, los órganos autónomos, los fideicomisos, las Fuerzas Armadas, las policías, los gobiernos estatales, el Poder Judicial, los medios, la vida toda nacional. Y barrieron, pero en el sentido del jugador de póker, de quien, al alzarse de la mesa con todas las ganancias o quebrar a la banca, se dice: “barrió con todo”.

Por algo López no conjugó los verbos limpiar, sanear o combatir; siempre habló de barrer en el sentido de despejar y despojar (des-Peje).

Barrieron con México.

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#LaBarredora
#Despejar
#Despojar

Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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