PARRESHÍA

¿Quién salvará al PRI de sus salvadores?

¿Quién salvará al PRI de sus salvadores?

Foto Copyright: lfmopinion.com

Para cuando esto se publique sabremos en que paró el Consejo Político Nacional del PRI. Deseando lo mejor, paso a compartir con Ustedes algunas impresiones de dilectos y preocupados priistas.

Cruza al PRI una corriente de pensamiento que propugna por salvarlo de sus salvadores. En otras palabras, los salvadores del Partido deben dejar que éste se salve sin su ayuda. En términos de Lennon y McCartney, "Let it be".

No es que se dude de las buenas intenciones de muchos priistas que han entregado su vida al PRI, pero a las organizaciones, como a los hijos, hay que darles espacio y oportunidad para que vuelen por sí solas. Mucho amor mata, o al menos atrofia.

El hecho es que en el PRI encontramos una capa de varias generaciones que en los últimos treinta años (sí, treinta) no se han bajado del caballo. En el fondo son más tapón que promoción, más lastre que impulso. No se les puede regatear lo mucho que han aportado al Partido, pero tal vez sí se les pueda achacar haber impedido el flujo natural de sus ciclos generacionales.

Vivimos un México diferente —que no nuevo—, más plural, mayoritariamente de jóvenes, con gran influencia de los medios electrónicos, cruzado por todo tipo de influencias y mensajes, con códigos de comunicación distintos y cambiantes, en crisis de valores y de identidad. Frente a esta realidad las caras y el discurso del PRI están congelados en el tiempo, su parloteo no dice nada a los no priistas e incluso a muchos de casa, su agenda no tiene conexión con la nacional, nadie sabe a ciencia cierta cuál es hoy su proyecto de Nación y su dinámica se agota en dimes y diretes internos. Un narcisismo vetusto deslumbra a las cataratas crónicas de ojos enamorados de una imagen desvanecida que nada dice al México de hoy.

Por otro lado, nuestros salvadores, siempre prestos a salvar al PRI, se han visto, una y otra vez, obligados a salvarse primeramente ellos. Y siempre salvados han sido incapaces, una y otra vez, de salvar al PRI.

En torno al mismo fogón los mismos de siempre llevan décadas discutiendo sus cuitas. Con esmero tecnocrático llevan la administración de sus agravios, con sorprendente pasión juvenil culpan al "otro" de los descalabros partidistas, pero son incapaces de la autocrítica y reacios a la corresponsabilidad. Cuando no les gusta lo que se dice en casa apagan su aparato de sordera, cuando no les cuadra lo que se escribe en casa, se quitan las gafas. Implacables para contestar a los de adentro, con los de afuera son dóciles u omisos.

Quizás lo que el PRI necesite sea más espacio y menos lastre; abrir las ventanas para que circule el aire y la luz lo ilumine, que se le permita hablar sin la ayuda de intérpretes exclusivos, que las ideas fluyan sin las cortapisas de sumos sacerdotes encargados de conservar dogmas sólo accesibles a iniciados. Ser oído en su propia casa; dejar que camine sin nanas... liberarlo de su jaula de oro. En otras palabras dejar que se salve sin salvadores.

#LFMOpinión
#Política
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Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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