SUSTENTABILIDAD INDIVIDUAL

LA CIVILIDAD EN LA SUSTENTABILIDAD INDIVIDUAL. Parte III.

LA CIVILIDAD EN LA SUSTENTABILIDAD INDIVIDUAL. Parte III.

Era la primavera de 1985 y me preparaba para intentar el cruce individual a nado en el Canal de la Mancha. Entonces era costumbre que el nadador subiera, cuando menos, unos cinco kilos de peso para llevar suficientes reservas corporales; para soportar más de 10 horas inmerso en el agua fría. En agua de 14 grados Celsius en promedio: algo suficientemente frío como para caer en hipotermia en unas cuantas horas. Habíamos calculado que la pérdida calórica aproximada sería de unas 900 calorías por hora debido al esfuerzo del nado y otras más por nadar a dicha temperatura. Unas 1,800 calorías por hora. Así la ingesta de líquidos altos en calorías cada 45 minutos sería vital.

En ese proceso de preparación busqué información por todas partes – no existía el Internet. Hasta en el ámbito de la programación y control mental, de la predisposición positiva, del optimismo racional. Y en cierta plática con mi padre, un ingeniero civil probado en su profesión, en hechos y logros, que amaba la física, me dijo: "No importa cuanta fuerza mental tengas, si el físico se vence, hasta ahí llegarás."

Como buen joven, sus palabras no me gustaron y las deseche de inmediato. Porque no encajaban con eso que deseaba o me proponía: el cruzar el canal en el verano siguiente. El día del nado llegó y luego de un largo recorrido de Francia a Inglaterra, 51 kilómetros y medio, durante 11 horas y media, debido a las condiciones meteorológicas y del mar gélido, fui sacado inconsciente por hipotermia. Nunca recordé lo ocurrido. Y claro, la hipótesis de mi padre se cumplió a cabalidad: mi físico había cedido ante las condiciones del mar – cuando dos cuerpos mantienen distintas temperaturas, éstas tienden a igualarse. -

En el universo todo es física y química, de ahí la energía, la biología, la vida. Así es que los seres humanos somos naturaleza, energía, universo. Parte de un todo. Un todo integrado en sistemas.

Los sistemas son orden, integración, dinamismo y eficacia. Julián Pérez Porto define al sistema como "el módulo ordenado de elementos que se encuentran interrelacionados y que interactúan entre sí… un sistema conceptual o ideal es un conjunto organizado de definiciones, símbolos y otros instrumentos del pensamiento… un sistema real es una entidad material formada por componentes organizados que interactúan de forma en que las propiedades del conjunto no pueden deducirse por completo de las propiedades de las partes."

Existen sistemas orgánicos, políticos, sociales, económicos, informáticos y más. Todos bajo un orden o cuando menos un ideario de orden. El orden se rompe por la contaminación en los sistemas, que es producto de los vicios acumulados traídos por los individuos, quienes filtran corrupción y entropía, quienes practican la negligencia como rito cotidiano e inventan la simulación por saberse en su interior incompetentes, sucios e ineficaces.

Los individuos son los principales enemigos de los sistemas; el ser humano de hecho lo es para la naturaleza y el planeta entero. Y gracias a Dios que no está a su alcance el universo, porque de otra forma, sería su más implacable depredador. Y como en lo infinito el orden es balance, equilibrio y viabilidad, también lo es en una sociedad, en cualquiera. Más en la nuestra que por casi 500 años ha buscado reorganizarse, una y otra vez, con buenas intenciones o por demagogia, en micro ciclos que no alcanzan a generar sostenibilidad ni siquiera moral.

El orden representa buena convivencia y entrega de resultados, también crecimiento, desarrollo y progreso – en ese orden -, además justicia y bienestar social, y desde luego, sustentabilidad y sostenibilidad – también en esas escalas seriales.

Un expresidente de México aseguró que los tres grandes problemas de nuestro país son: "El Estado de Derecho, el Estado de Derecho y el Estado de Derecho." Y si bien es acertado su diagnóstico, lo curioso es que él tampoco logró sembrarlo, ni mucho menos implantarlo. Es fundamental restablecer nuestros sistemas: incluso como acción de sobrevivencia humana.

Si la negligencia puede ser más lacerante que la corrupción misma, la simulación es el nuevo cáncer social. La corrupción parece ser aceptada por los gobernados, mientras que los gobernantes la ejercen sin cesar – basta observar que en cada proceso electoral las promesas sin sustento quedan opacadas por el voto de castigo que, si bien es necesario, tampoco implica determinación del nuevo orden. Pero lo más grave es cuando los mismos gobernados son promotores o ejecutores de la corrupción. Y en un afán de aparentar pulcritud, caen en eso que constituye la simulación. Es entonces metástasis social.

Hoy simulamos que somos guapos y recurrimos al Photoshop; simulamos que somos decentes y nos tomamos fotos en una silla elegante; simulamos que somos exitosos y nos tomamos otra foto pero con los brazos cruzados; simulamos que somos fuertes y tomamos malteadas que inflan los músculos; simulamos que somos deportistas y vamos a los gimnasios; simulamos que somos ricos y nos endeudamos con un carro nuevo; simulamos que somos buenos ciudadanos y criticamos todo lo que se nos ocurre en Twitter; simulamos que somos muy sociales y nos tomamos fotos para el Facebook hasta comiendo un panqué: simulamos que somos todo eso que no somos y que lamentablemente no podremos ser. No por imposibilidad factorial, que no existe lo imposible en logros, sino porque la metástasis social se cataliza por la metástasis individual.

Y cuando se tiene una responsabilidad de alto mando en alguna empresa importante, la simulación se hace depredación económica; y cuando la simulación se verifica en alguna dependencia de gobierno – lo cual es pan de todos los días-, se convierte en metástasis de Estado.

- ¿Cómo seremos calificados por la historia ante tales trivialidades? –
- Me refiero a nuestra generación. -
- ¿Es fácil dejar atrás la puerilidad? -
- ¿Alcanzaremos la civilidad algún día? –
- Y a todo esto, ¿Cuáles son los límites de la sobrevivencia social cuando falta orden y respeto?


"Libertad, justicia y ley."

- Emiliano Zapata -


Hugo Rodriguez B.

Hugo Rodriguez B.

Nací en Tlalpan, Distrito Federal y cursé tres licenciaturas: en Comunicación, en Derecho y en Economía. La Maestría en Administración y el Doctorado en Ciencias. Adicional a mis actividades académicas, destaqué en los ámbitos deportivo y profesional. Deportivamente, ascendí en dos ocasiones al Monte Everest y soy el único ser humano que sobrevivió una noche en las inmediaciones de la cumbre sin oxígeno, tienda de campaña ni sleeping bag, situación de sobrevivencia que me fortaleció en disciplina y determinación para lograr todo lo que me he propuesto en la vida. Adicionalmente crucé a nado en dos ocasiones el Canal de la Mancha. Además tengo el récord mundial de larga distancia en nado de mariposa de 70 kilómetros de Cozumel a Cancún. Fui galardonado con el Premio Nacional del Deporte en 1986 y el Deportista del Siglo en el año 2000 (con 55 deportistas más de diversas disciplinas). He sido considerado como uno de los deportistas de extremo y alta resistencia más destacados del mundo.

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