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Se sale de madre la pandemia en Europa

Se sale de madre la pandemia en Europa

Foto Copyright: pixabay

Fuera de control, Europa se prepara para afrontar una nueva ola de COVID-19 con pocas esperanzas y arcas y fuerzas exhaustas.

¿Se acabó la fiesta?

En Europa algunos países vuelven a ser el epicentro de la pandemia, mientras la mayoría se prepara para una nueva ola de COVID-19.

En Alemania, Austria, Países Bajos, Francia y Ucrania se alistan nuevas restricciones de cara a un incremento de contagios, mientras que en Rusia se registran cifras récords de casos confirmados y decesos.

El pasado miércoles la Organización Mundial de la Salud (OMS) reportó que Europa es la única región del mundo donde tanto los contagios como los decesos siguen aumentando de forma constante. Por sexta semana consecutiva el virus SARS-CoV-2 ha avanzado, incrementando en un 10% las muertes en Europa.

Según datos de la OMS, hubo alrededor de 3.1 millones de nuevos casos confirmados en todo el mundo durante la semana que recién concluyó, cerca de un 1% más que la semana previa. Pero casi dos tercios de las infecciones, 1.9 millones, se dieron en Europa, donde los contagios se incrementaron en un 7 por ciento.

Los países donde se registran mayor número de nuevos contagios de COVID-19 son Estados Unidos, Rusia, Gran Bretaña, Turquía y Alemania.

De los 61 países que conforman la región europea para la OMS —que incluye a Rusia y se extiende hasta Asia Central— el 42% reportó un incremento en las infecciones de al menos el 10% en los últimos siete días.

Noruega, Francia e Italia han hecho un llamado a que la población que ya haya sido vacunada reciba una dosis de refuerzo, pero otros gobiernos han decidido implementar confinamientos, pases sanitarios y cierres de comercios.

En Alemania las autoridades reportaron este sábado 45 mil 81 nuevos contagios de COVID-19, además de 228 víctimas mortales, cuando la semana anterior sus números registraban 34 mil 1 casos y 142 decesos. El jueves de la semana pasada, el país registró un récord de 50 mil contagios.

A pesar de los incrementos no se espera que el gobierno saliente, ni la probable coalición que le suceda, implanten la vacuna obligatoria, ni siquiera en los sectores profesionales más sensibles.

El 67.5% de los habitantes en Alemania tienen completo su cuadro de vacunación, mientras que el 70% ha recibido, al menos, una dosis de la vacuna contra la COVID.

No obstante, Merkel hizo un llamado este sábado a que todos los alemanes que no estén vacunados contra la COVID-19 lo hagan pronto.

“Si nos mantenemos unidos, si pensamos en protegernos a nosotros mismos y en cuidar a los demás, podemos salvar mucho a nuestro país este invierno”, afirmó la gobernante saliente en su pódcast semanal.

Christian Drosten, virólogo alemán, advirtió el miércoles que otras 100 mil podrían perder la vida en los próximos meses, si la tasa de vacunación no se acelera rápidamente.

Según Merkel, “tenemos semanas muy complicadas por delante” debido al incremento en contagios y muertes.

“Piensen sobre esto de nuevo”, dijo a quienes no tienen todavía ninguna dosis del fármaco.

“Tenemos que ponerla, ponerla rápido”. Agregó: “Se lo pido: únanse a nosotros y traten de convencer a familiares y amigos también”.

Para tal efecto Alemania movilizará hasta 12 mil soldados en clínicas y otros puntos sensibles en apoyo a las tareas logísticas, como la campaña de dosis de refuerzo de la vacuna y la aplicación de pruebas rápidas de COVID, ante la cuarta ola de contagios que atraviesa el país, según Der Spiegel.

Un primer contingente de unos seis mil soldados entrará en acción en noviembre, operativo y se ampliará a los 12 mil para la Navidad.

Por lo pronto, el centro de control de enfermedades de Alemania pidió el viernes a la población que cancele o evite los grandes eventos y reduzca sus contactos mientras la tasa de infección por coronavirus bate una nueva marca.

Por su parte Rusia—considerada por la OMS como parte de la región europea— ha batido nuevos récords de decesos y contagios COVID-19, registrando en las últimas semanas un promedio de más de 40 mil casos y más de mil 200 muertes diarias.

El aumento diario de muertes y contagio comenzó a mediados de septiembre y aparentemente alcanzó una meseta la semana pasada. La Comisión Nacional que se ocupa del virus informó mil 241 personas muertas por su causa el sábado, dos más que la cifra récord del miércoles. Además, se registraron 39 mil 256 casos nuevos, lo que elevó el total del país a 9.03 millones.

Rusia decretó una semana “no laboral” a principios de noviembre y el cierre de muchos negocios para contener la oleada.

Dos proyectos de ley con nuevas restricciones se presentaron el viernes en el Parlamento, las cuales entrarían en vigor en febrero del 2022. Se pretende restringir el acceso por medio de códigos QR a ciertos espacios públicos y transporte público nacional e internacional, a personas que se hayan vacunado contra el coronavirus, se hayan recuperado de un contagio recientemente o que puedan proporcionar un resultado negativo de una prueba de coronavirus realizada en las últimas 72 horas.

En Rusia las tasas de vacunación son bajas, el público muestra escasa tendencia a tomar precauciones y el Gobierno es renuente a endurecer las restricciones. Menos del 40% de su población (146 millones) está plenamente inmunizado, a pesar de que el país aprobó una vacuna de producción local meses antes que el resto del mundo.

No obstante, rusos viajan a Serbia y Croacia a vacunarse, tras de que la vacuna rusa Sputnik y otras disponibles en el país no han sido aprobadas por la OMS y la Agencia Europea de Medicamentos. Ello, además, implica que los ciudadanos rusos no pueden viajar a occidente con sus inoculaciones de casa.

La comisión nacional ha reportado un total de más de 254 mil muertes, ¡la tasa más elevada de Europa!

No obstante hay expertos que creen que la cifra real es más alta.

Los informes de la agencia de estadísticas Rosstat, que incluyen las muertes vinculadas con el coronavirus retroactivamente, revelan una mortalidad del doble, 462 mil personas murieron de COVID-19 entre abril de 2020 y setiembre de este año.

Los hospitales en una provincia del sur de los Países Bajos ya no pueden lidiar con los nuevos pacientes de COVID-19 en un momento en que se disparan las tasas de infecciones de coronavirus.

“Nos dirigimos directo a una tranca en la atención médica y todo el sistema se está paralizando”, advirtieron en un comunicado cinco hospitales de la provincia de Limburg, que, además, hace frontera con Bélgica y Alemania. “Estamos convencidos que otras partes de los Países Bajos pronto estarán igual”, advirtieron en su mensaje.

El promedio semanal de nuevos casos diarios en los Países Bajos se ha duplicado en las últimas dos semanas: de 30.88 a 61.12 casos nuevos por cada 100 mil personas, a pesar de que más del 80% de la población adulta ya está vacunada.

El Instituto de Salud Pública en Holanda reportó el martes 204 pacientes con COVID-19 admitidos a unidades de cuidado intensivo en hospitales en todo el país durante el fin de semana, un aumento del 40% a la previa.

El Gobierno interino holandés volvió a introducir la semana pasada el uso de mascarillas en lugares públicos como tiendas y bibliotecas, y extendió un mandato para el uso de pases de COVID-19. Ambas medidas entraron en vigor este fin de semana.

Además, el sábado dio inicio una cuarentena parcial de tres semanas, la primera en entrar en vigor en Europa occidental desde que una nueva ola de infecciones comenzó a aumentar en partes del continente.

Para el próximo viernes se esperan medidas adicionales, si el número de casos no disminuye.

Los hospitales en Limburg denunciaron en su comunicado que los niveles de capacidad están igual que en diciembre del año pasado, cuando los Países Bajos estaban en cuarentena.

“Sin embargo, advierten, en esta ocasión no hay perspectiva de solución —al fin y al cabo, la sociedad está abierta— pero parece que las organizaciones y empleados de atención son los únicos que tienen esta sensación de crisis y urgencia”. Y concluyen: “Nos sentimos solos en esta lucha”.

Los bares, restaurantes y supermercados tendrán que cerrar a las 20:00 horas de la noche, los encuentros deportivos profesionales se jugarán en estadios vacíos y a las personas les pedirán trabajar desde casa lo más que puedan. Las tiendas que venden artículos no esenciales tendrán que cerrar a las 18:00 de la tarde.

“Las restricciones son inevitables”, dijo el Primer Ministro neerlandés en funciones, Mark Rutte, quien aseguró que “el virus se encuentra en todos lados, en todas las edades y en todos los sectores”.

Se exige prueba de vacunación o test negativo para poder abordar aviones, trenes y buses de larga distancia.

Mientras la población sigue renuente a vacunarse, Ucrania registró el martes un nuevo récord diario de muertes de coronavirus, 833 nuevas muertes, lo que llevó el total de decesos confirmados de COVID-19 a 73 mil 390. El país con 41 millones de habitantes registró 18 mil 988 casos nuevos en el día.

Ucrania dispone de cuatro vacunas —Pfizer-BioNTech, Moderna, AstraZeneca y Sinovac—, pero sólo el 18% de la población está vacunada, la tasa más baja de Europa después de Armenia.

Las autoridades en un intento por acelerar la vacunación obligaron a docentes, empleados públicos y otros trabajadores a recibir la segunda dosis para el 8 de noviembre bajo pena de suspensión del salario. El martes se emitió la misma orden a trabajadores de empresas estatales como los ferrocarriles y el correo, con plazo del 1 de diciembre.

Ha florecido en consecuencia un mercado negro de certificados de vacunación falsos que se venden por entre 100 y 300 dólares y existen versiones de un app del Gobierno falsa que ya tiene instalados los certificados falsos.

El Presidente Volodymyr Zelenskyy dijo el martes que la policía ha instalado mil 400 unidades móviles para rastrear los documentos falsos.

La morgue del hospital principal de Rumania ya está saturada. Los cuerpos de personas muertas de COVID-19, envueltos en bolsas de plástico, ocupan un pasillo del hospital en Bucarest, la capital.

Desde hace dos meses mueren diariamente cientos de personas en Rumania, donde la tasa de vacunación es muy inferior a la de Europa occidental. El país cuenta con el 40% de su población plenamente vacunada, a comparación del 75% de países en la Unión Europea.

Las tasas bajas de la región en vacunación responden a la desconfianza generalizada en sus autoridades e instituciones, falta de educación y arraigados movimientos antivacuna que incluyen a algunos médicos reconocidos.

Rumania, con 19 millones de habitantes tiene una de las tasas de mortalidad más elevadas de todo el continente. El mes pasado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) envió a un equipo para ayudar en la respuesta a la pandemia.

Los médicos rumanos, exhaustos y con exceso de trabajo, tienen grandes dificultades para afrontar la situación.

“¡Una aldea por día desaparece en Rumania!”, afirma Catalin Cirstoiu, director del Hospital Universitario de Emergencias en Bucarest. “¿Qué pasa en una semana o un mes? ¿Una aldea más grande? ¿Una ciudad? ¿Dónde termina esto?

“Estamos agotados financieramente… física y psicológicamente”, se lamenta el médico. “Al fin y al cabo, la causa de todo esto es una sola: la incapacidad de la población de comprender que debe vacunarse”.

Es tal la demanda que en su hospital, una sala de espera de emergencias es ahora un área COVID, sellada tan solo por una hoja de plástico. En ciertos días en que se presentan muchos casos, los enfermos yacen en camillas en los pasillos a la espera de una cama.

Rumania registró su cifra récord de muertes diarias el 2 de noviembre, con 591 decesos, más del 90% de ellos no vacunados. En la actualidad, mil 870 enfermos reciben tratamiento en unidades de cuidados intensivos, casi 51 mil personas han muerto desde el inicio de la pandemia.

Desde el 25 de octubre, los no vacunados tienen prohibido consumir en bares y restaurantes y no pueden salir de sus domicilios entre las 22:00 horas de la noche y las 05:00 de la madrugada del día siguiente.

Austria registra un nuevo máximo de contagios con COVID-19 de 13 mil 152 casos en las últimas 24 horas, mientras que 48 pacientes fallecieron en el mismo período, informaron el sábado las autoridades sanitarias del país.

La incidencia en siete días por cada 100 mil habitantes se situó en 814.6 casos, el punto más alto desde el estallido de la pandemia en marzo de 2020.

Expertos locales explican el aumento en contagios por el relativamente bajo nivel de vacunación con pauta completa, que en Austria se sitúa en el 65% de la población, lejos de otros países europeos, como por ejemplo España, que se acerca ya al 80 por ciento.

La situación en los hospitales es cada vez más angustiante, con dos mil 282 personas ingresadas, de ellas 421 en unidades de cuidados intensivos (UCI), un 15% más que la semana pasada, con una tendencia al alza. En el peor momento de la segunda ola, en invierno del año pasado, había más de 700 pacientes con coronavirus en las UCI.

En total, han fallecido por COVID-19 en Austria 11 mil 689 personas a la fecha.

Alexander Schallenberg, canciller austríaco, anunció cuarentena para las personas no vacunadas en dos regiones muy afectadas a partir de esta semana y no dudaría en implementar medidas similares a nivel nacional.

Esto significa que las personas no inmunizadas solo podrán salir de sus viviendas para acudir a sus puestos de trabajo, para ir a tiendas de primera necesidad y para dar un paseo. Queda prohibido el acceso a todo tipo de comercios, bares, restaurantes, servicios como peluquerías o pedicuras, gimnasios, eventos deportivos y culturales, entre otros.

“No veo por qué dos terceras partes deberían perder su libertad porque una tercera parte titubea”, subrayó Schallenberg. “A mí me queda claro que no debería haber un confinamiento para los vacunados como medida de solidaridad con los no vacunados”.

Las autoridades pretenden controlar el cumplimiento de esta medida con controles aleatorios, además de multas para los infractores, tanto a las personas como a las empresas que permiten el acceso a clientes no vacunados.

Wolfgang Mückstein, el Ministro de Sanidad, decretó el viernes la vacunación obligatoria para todos los empleados del sector sanitario, una medida aplaudida por el colegio de médicos y criticada por otros.

En Francia, el presidente francés Emmanuel Macron llamó el martes a las personas elegibles a que acudan a recibir su dosis de refuerzo contra la COVID-19 para combatir un aumento de las infecciones que está generando preocupación en toda Europa.

Todas las personas mayores de 65 años que fueron vacunadas hace más de seis meses necesitarán una dosis de refuerzo para mediados de diciembre para que su “pase de salud” siga válido, advirtió Macron.

Las dosis de refuerzo, actualmente autorizadas en Francia para todas las personas mayores de 65 o con padecimientos subyacentes, serán expandidas en diciembre para incluir a aquellos de 50 años o mayores, manifestó.

Macron prometió incrementar la implementación del pase de salud, requerido para ingresar a todos los restaurantes y muchas instalaciones públicas en el país. Para recibirlo, las personas deben mostrar prueba de vacunación contra la COVID-19, un resultado negativo en una prueba diagnóstica o evidencia de haberse recuperado recientemente del virus.

“Cada uno de nosotros debe hacer su parte” para evitar una fatal “quinta ola” de la pandemia, dijo Macron en discurso televisado.

Casi 75% de la población francesa está plenamente vacunada, incluyendo 88% de los adultos. Es una de las tasas más elevadas en Europa, pero las vacunaciones se han estancado en semanas recientes.

Con información de Sin Embargo.


Publicado en The Búnker.

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Redacción LFM Opinión

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