PARRESHÍA

Símbolos y realidad

Símbolos y realidad

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El problema deviene cuando perdemos de vista que pensamiento y palabra representan defectuosamente cosas y hechos.

Aldous Huxley describió al hombre como un ser anfibio -yo diría esquizado- "que vive a un tiempo en dos mundos: el mundo de los hechos, y el mundo que él ha hecho; el mundo de la materia, la vida y la conciencia, y el mundo de los símbolos". Las cosas del mundo de los hechos, una vez que las verbalizamos (no hay pensamiento sin palabra), adquieren en nosotros una segunda naturaleza, la de símbolo. La cosa sigue siendo y teniendo su propia e inasible realidad, pero nosotros la interpretamos, encapsulamos y etiquetamos dentro un símbolo en nuestro pensamiento. Así existen dos cosas, la real y la pensada, la real y la verbalizada. La palabra no es la cosa real, es la cosa pensada, es su representación en símbolos, es su interpretación y catalogación por el pensamiento. Además, lo que "es" está en constante movimiento, no es estático, permítasenos invocar al buen Heráclito y las aguas de su río; lo que nuestros sentidos captan deja de ser en el momento en que lo captan, lo que vemos en nuestra mente ya no es en la realidad, no sólo es representación y símbolo, es también memoria. Por eso la verdad no puede repetirse, lo que se repite es una mentira, una representación: la verdad "es" de instante a instante.

El problema deviene cuando perdemos de vista que pensamiento y palabra representan defectuosamente cosas y hechos, y empezamos a creer, por el contrario, que las cosas y los hechos sirven para comprobar la validez de pensamientos y palabras. Así es como Huxley señala que "en todo lo concerniente a nuestros móviles más profundos persistimos en valernos de símbolos no sólo irracionalmente, sino con asomos de idolatría y hasta de locura". Las religiones y las guerras, cualquiera de ellas, hacen prueba plena de ello. "Ni siquiera el mejor de los libros de cocina, afirma el buen Aldous, puede sustituir a la peor de las comidas".

El hecho es obvio. Y sin embargo, en el transcurso de los siglos, los filósofos más profundos y los teólogos más hábiles y eruditos han caído constantemente en el error de identificar sus obras puramente verbales con la realidad de los hechos, o peor aún, han imaginado que, de algún modo, los símbolos son más reales que aquello que representan. "A veces pienso al hombre como una poderosa antena emisora y receptora capaz de comunicarse con todo el universo, pero que la primer señal que captó fue la de su propia emisión y desde entonces vive encerrado comunicándose consigo mismo, bloqueado a todo lo demás, creando a su imagen y semejanza un universo, un credo, una divinidad y una realidad que no existen más que en su mente. Las implicaciones de ello son absolutas y demandan una revolución total de nuestra cosmovisión y actuar, pero por ahora ejemplifiquemos con el remedo de realidad que hemos creado.

La Profa. Gordillo tiene para sí una realidad simbólica donde todos son escolapios maleducados, tramposos y zurrones que no la merecen y que no entienden sus siempre nobles, democráticos, desinteresados y reformistas propósitos. Sus ayer aliados son, pues, una hato de bueyes que, sin embargo e inexplicablemente, la han engañado y explotado durante toda su vida y hoy, tras de una enfermedad que derivó en videncia, descubre -para no estar demode- un "complo" y monta en Rocinante ("Tanto monta Gordillo, Monta tanto SNTE", que no los maestros) para luchar contra los Molinos de Viento de sus reformistas alucinaciones y, ¿por qué no? ayudar a la derecha a conservarse en el poder y de quien mensualmente recibe multimillonarias cuotas sindicales que le permiten sobrevivir pero, también, la atan a quien paga, y, para que no haya confusiones, explicito, al gobierno, no vayan a creer que a los maestros. Calderón interpreta la realidad actual con los cánones trasnochados e ideologizados de un panismo vindicativo y de oposición. Nadie le ha dicho que el PAN o, más bien, una monstruosidad salida de su filias, gobierna, en mala hora, a México desde el 2000. Convoca a levantar piras y matar infieles. Pobre Nación, urgida de estadistas y sobrepoblada de inquisidores.

La realidad en la cabecita del de Macuspana es digna de laboratorio. Éste sí se voló la barda hasta el extremo de sentirse Mesías. Los pobres pobres son su escudo y su excusa, por ellos todo debe ser permitido, la violación de derechos de particulares, los chayos y corruptelas de su gente, la industrialización política de los menesterosos y ancianos, el fuero contra leyes, desafueros, poderes federales, la razón misma y el sentido común. Él ya ganó, pero como sólo concibe su existencia como victimizado desde ahora inventa nuevos desafueros. El personaje sería patético si no fuera de amarrarse: Él puede acusar de lo que sea a sus adversarios, insultarlos todos los días, culparlos de que los perros orinan en la calle; ¡Ah! pero si alguien osa decir algo de él, ése alguien es un emisario del mal, del innombrable, de los que lo quieren maniatar.

El problema, y no bromeo, lo vamos a tener cuando sea el propio pueblo quien desafuere en las urnas las fiebres tropicales del espécimen. ¿Lo permitirá? ¿Lo dejarán Bejarano y turbas catilinarias que lo acompañan, verdaderos poderes tras el trono? ¿A cuánto estamos de una catilinaria en nuestro México? Fox es quizás la muestra más clara de una realidad simbólica. Para él sólo existen dos cosas: la Señora Marta (de gustos me rehúso a hablar) y sus "comerciales" televisivos (suyos de Fox y de Marta, al fin son pareja). Por un tiempo llegué a pensar que el tipo tenía complejo de León Michel, pero no, para él sólo existe la televisión, ni México, ni gobierno, ni pueblo, ni Estado.

Lo que no se ve en Televisa y Azteca no existe, él y su gobierno por delante. No se requiere ser Huxley para ver que el tipo vive en "su realidad". La realidad de Madrazo es también preocupante. Siendo de los tres prospectos el mejor avituallado y visión de México y el entorno internacional, no termina de ser un hombre de partido. Fue tal su esfuerzo por hacerse del PRI, cosa nada fácil sin Presidente priísta, que pareciera que sus fuerzas e imaginación se agotaron en ello. Hoy se enfrenta a un reto distinto, singular y mayúsculo: convencer a los no priístas. Mientras su realidad simbólica le presente como homogéneo lo que es un entramado diverso y hostil, y le indique recetar a lo nuevo e inédito las viejas recetas, discursos y caras, más difícil será su cuesta.

Bien, eso por lo que toca a ellos, pero cuál es nuestra realidad, ¿estamos concientes de lo que somos? ¿Somos lo que "es" o lo que creemos ser? ¿Buscamos en nosotros o huimos en las "realidades simbólicas" de nuestro inmarcesible vacío? ¿Hacemos algo para ser nosotros o esperamos un Mesías que venga a salvarnos? ¿En qué realidad vivimos? ¿En la de Fox, en la del Peje, en la de Calderón, en la de Madrazo, en la de Televisa, en la de Azteca, en la del Futbol, en la del nuevo coche, en la de los propósitos de año nuevo?

#LFMOpinión

Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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