Una higiene mental preventiva en los políticos al asumir el poder
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Lord Acton (1834-1902) en su famosa frase, "el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente", destacó el riesgo que el poder lleve a los políticos a abandonar sus principios morales y a priorizar sus propios intereses sobre el bien común.
Para evitar caer en la tentación del egoísmo, los políticos deben cultivar una serie de habilidades y prácticas que les permitan mantener el enfoque en el servicio al pueblo y sus necesidades, y no a sus caprichos personales.
Por ello es fundamental que los políticos permanezcan en contacto directo con la gente a la que sirven. Escuchar sus preocupaciones y vivencias los puede ayudar a mantenerse conectados con la realidad y recordar la razón del por qué tiene ahora su cargo.
Además, deben practicar la empatía que es la capacidad de comprender y compartir los sentimientos de los demás. Al desarrollar esta habilidad les puede ayudar a tomar decisiones más informadas y justas.
Es muy importante ser transparentes en sus acciones y decisiones, y no hacer actos ocultos pues se trata de construir la confianza con el público, lo que es de suma trascendencia. La rendición de cuentas es fundamental para asegurar que sean responsables de sus actos. Estar abiertos a las críticas y observaciones.
El poder puede ser corruptor, pero la humildad puede ser un antídoto. Reconocer que no tienen todas las respuestas y estar dispuestos a aprender de otros puede ayudar a mantenerlos con los pies en la tierra.
Es importante que definan unos límites claros entre su rol oficial y sus intereses personales. De esta manera pueden evitar conflictos de intereses y mantener el enfoque en el servicio público. Y no en hacer negocios y manejos financieros aprovechando la posición del poder que tienen.
Deben buscar el asesoramiento de expertos, la opinión de sus electores y el apoyo de colegas y amigos para mantenerse en el camino correcto. En especial de personas sabias e inteligentes que les ayuden a ver la realidad y así tomar decisiones adecuadas.
Incluso tomarse el tiempo para reflexionar y hacer autocrítica, acompañados de un buen psicólogo, para evaluar sus acciones y decisiones y así identificar áreas de mejora y a ajustar su pensamiento cuando sea necesario.
En todo momento los políticos deben recordar que su misión es servir al pueblo y no a sus propios intereses. Poniendo al bien común por encima de todo.
De lo contrario, el poder emborracha la mente, inflama el ego, propicia la soberbia, la codicia y acaba por generar multitud de rasgos psicopatológicos que acaban por llevarlos a hacer más daño que bien.
Según la IA, estos pueden ser algunos de los padecimientos que genera el mal manejo del poder.
El poder puede generar varios daños psicoemocionales en los políticos, incluyendo:
1. Narcisismo: El poder puede alimentar la vanidad y el egocentrismo, llevando a una exagerada autoimportancia y una falta de empatía hacia los demás.
2. Paranoia: La sensación de estar constantemente en el escrutinio público puede generar desconfianza y paranoia.
3. Aislamiento emocional: El poder puede llevar a una sensación de distancia emocional de los demás.
4. Miedo a perder el poder: La ansiedad por mantener el poder puede generar estrés y angustia.
5. Corrupción moral: El poder puede corromper la moralidad y llevar a comportamientos poco éticos.
6. Pérdida de la perspectiva: El poder puede distorsionar la realidad y llevar a una pérdida de la perspectiva.
7. Síndrome de mesías: Algunos políticos pueden desarrollar una sensación de que están destinados a salvar a la nación.
8. Despersonalización: El poder puede llevar a una falta de identidad personal fuera de la política.
9. Adicción al poder: El poder puede generar una adicción psicológica.
10. Problemas de salud mental: El estrés y la presión del poder pueden llevar a problemas de salud mental como la depresión y la ansiedad.
Es importante destacar que no todos los políticos experimentan estos daños psicoemocionales y que hay muchos ejemplos de líderes que han mantenido su integridad y equilibrio emocional a pesar del poder.
Sin embargo, hay muchos que ya llegan afectados, por eso hay que cuidar mucho a quién se le entrega el poder. Pues lo único que generará es un empeoramiento de su neurosis.
Un político, por líder, carismático o capaz que sea, debe demostrar su salud mental y capacidad de manejar sanamente el poder, de lo contrario será un desastre.
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