Destino...

AMLO es un personaje que no mide las consecuencias de sus actos, solamente le interesa: ser el Inquilino de Palacio.

Pero, en ese andar de "ser" omite una máxima de la política:
"No tientes el destino si tienes la cola larga".

Y en esa perspectiva el tabasqueño minimiza su propia historia pública: no pasa nada.

Para ello, fanatiza a los morenos y al pueblo sabio y les hace creer que es "el santo que los llevó al Poder y, por tanto, deberán venerarlo y respetarlo.

Bajo ese credo impone su ley y su narrativa, para argumentar su proyecto de la cuarta transformación, entendida como la concentración del Poder en una sola persona: él, en su papel de rey de chocolate.

Con ese propósito hace alianzas y complicidades perversas que le den más dominio y la fuerza para destruir y doblegar lo que sea necesario para sus fines: no ser cuestionado legalmente.

En esa lógica se da la desaparición de los órganos autónomos del Estado.

Para eliminar la "lupa pública" que lo exhiba y lo denuncie.

Ya que la única rendición de cuentas a que se somete es: a las urnas, donde el pueblo sabio con su voto legítima su conducta pública.

Y en esa visión, no se requieren órganos de fiscalización que impliquen gastos a la hacienda pública.

La soberbia de comer con "aceite de olivo" les hace creer que son infalibles.

Se les olvida que México es un país inmerso al comercio mundial y que tiene reglas que no se pueden violentar.

En ese sentido común la narrativa que debe considerar el tabasqueño, la huésped de Palacio y su gobierno es que, hoy, el momento político lo determina: "El comercio, estúpido".

Tema que omite la presidenta con A, al estar atendiendo las directrices de su jefe: el asunto del Mayo Zambada.

Su desdeño tendrá diversos costos para su jefe, para ella y el gobierno que encabeza.

Enero 21 del 2025, será la fecha de arranque para que el destino alcance a los morenistas.

Al tiempo.

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