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Gentrificación y abusos

Gentrificación y abusos

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El viejo grito popular de: ¡Yankee go home! se escuchó a diestra y siniestra. La presidente en la mañanera los condenó junto con los abusos y, como siempre, prometió que ‘se investigara’ lo ocurrido.

Los viejos somos en general olvidadizos, deshilachados, desmemoriados. A veces cínicos y comodinos. Comúnmente la última etapa de la vida de todos los seres humanos se caracteriza por un declive de las capacidades físicas y mentales. Es un proceso natural que responde a carencias naturales y al paso del tiempo. Nacer, crecer, reproducirse, envejecer y morir. La ley natural de la evolución.

Hay desde luego, viejos excepcionales que han iluminado el mundo y han sido reconocidos como hombres y mujeres sabios, artistas, amorosos.

En las culturas orientales y en México, por ejemplo, existen tradiciones que cuidan y cultivan la herencia de los viejos. Otras los jubilan prematuramente y envían al olvido, como artículos desechables, como lastres y resabios sociales.

Hay casos extremos en la normalidad de la vejez y ancianidad. Son los casos extremos patológicos como el del criminal presidente de los EUA y su socio líder de Israel que expresan un conjunto vital de antivalores y manifiestan denigrantes expresiones de prematuro envejecimiento celular y sistémico. Deterioro de la memoria, de la atención y la velocidad del procesamiento de la información. Ruindad y desperfecto ético y moral que se complican con respecto al bienestar del resto del mundo cuando toman decisiones que impactan a los demás y que significan amenazas, hambre, menosprecio, destrucción, asesinatos y dolor para todos los demás, menos para ellos y sus compinches.

Como ellos, muchos líderes de gobiernos y de empresas públicas y privadas que, a su natural envejecimiento por razones vulgares de adquisición de poder, de dinero, fama o fuerza, suman condiciones infrahumanas de dominio y prevalencia sobre grupos sociales menos fuertes o desvalidos. Pagan fortunas por sentirse un poco más jóvenes o importantes en autos sport veloces con jóvenes mujeres que los acompañan, aunque les desprecien.

Recientemente en México se dio el lamentable caso de una mujer que desmonta de su Mercedes Benz, de por sí símbolo de tener una relativa alta posición social con altos ingresos y por angas o por mangas persigue a un temeroso agente de la policía que pretende cumplir con su deber y levantar una multa de tránsito. Pues bien, se hizo viral en las redes el acoso femenino y la sarta de insultos y abuso que el policía debió tragar sin ninguna capacidad para responder como autoridad menospreciada, ninguneada y bocabajeada. La mujer muy oronda, después de humillar al genízaro, se monta nuevamente en su último modelo y acelera hacia el atardecer.

El hecho en sí es de risa loca: una guapa mujer extrajera que insulta a un pobre, paupérrimo policía mexicano incapaz de contener la ira femenina, güera y lenguaraz. Y el público que clama venganza y que se aplique el 33 a la extranjera. O de pérdida se encuere y a latigazos pague con cuerpo la afrenta. Desde luego la sinrazón se muestra en todas las partes del acto descrito. Es otra expresión de la locura que han contagiado los líderes mundiales con sus amenazas, acciones y nefasto ejemplo conductual.

Y así, paso a paso y por contaminación aparece un estado social de irritación que los sociólogos llaman ‘gentrificación’ que es aquel fenómeno urbano y suburbano al través del cual territorios, espacios privados y de uso tradicional y/o popular se modifican a partir de impactos de valor monetario que aumentan su plusvalía, se vuelven más atractivos y demandados para grupos sociales de mayor nivel adquisitivo (generalmente nuevos ricos y/o extranjeros) expulsando a sus antiguos habitantes y a buscar nuevas áreas de habitación más alejadas y con menores servicios educativos, culturales, sociales. Menos atractivas y más pobres.

Michael Janoschka (Geógrafo de la Universidad de Berlín y Doctor en Filosofía de la Universidad Goethe de Frankfurt), es un reputado estudioso del fenómeno descrito de gentrificación, esto es: la transformación de los mercados de la vivienda bajo la perspectiva de cambios de sostenibilidad, costos y financiarización. Y los procesos sociales y económicos que conducen al desplazamiento de hogares vulnerables, desde guerras e invasiones como en Gaza, hasta nuevos precios de rentas y tierras como en las colonias Roma y Condesa en la Ciudad de México, especialmente con la llegada de extranjeros con amplios recursos comparativos que desplazan a la población original que no puede competir con los recién llegados y la nueva industria empresarial inmobiliaria y especulativa que aumenta significativamente sus ganancias prefiriendo el cambio que les beneficia.

Recientemente también ocurrió en la misma Ciudad de México junto a las jacarandas y los museos, una violenta manifestación contra la gentrificación y que derivó en rotura de vidrios, robos, golpes y mentadas de madre al gobierno de la Ciudad y de la República que han permitido los abusos en los precios de las viviendas, los desplazamientos, las faltas de servicios en general tanto desde la filosofía de las llamadas utopías, como en las áreas de mayor demanda en vivienda a precios competitivos para las mayorías depauperadas, como insultos a extranjeros, generalmente yanquis viejos y ancianos, que buscan mejores y más habitables condiciones que las imposibles y carísimas viviendas de California, La Florida y hasta Texas y Arizona en los EUA. Las expresiones de xenofobia y contra extranjeros se hicieron escándalos repetidos mil veces.

El viejo grito popular de: ¡Yankee go home! se escuchó a diestra y siniestra. La presidente en la mañanera los condenó junto con los abusos y, como siempre, prometió que ‘se investigara’ lo ocurrido. ‘Que, en efecto, nuestro país siempre ha dado la bienvenida y acogido con afecto y hermandad a ciudadanos del mundo en desgracia. Como a los españoles refugiados de la Guerra Civil, chilenos y argentinos, de las dictaduras del Sur, cubanos, guatemaltecos, haitianos, y estadounidenses. No fuera que Trump y sus huestes se fueran a encabritar y enviaran más drones a la frontera, construyeran más muros, expulsaran a más mexicanos, impusieran más aranceles e impuestos a las remesas… y además la señora presidenta explicó que no iría al Brasil a la junta de los Brics porque ‘hay mucho trabajo aqui’ y presidió una ceremonia indígena de limpieza corporal y habitacional, contra las malas vibras.


En fin, que la gentrificación sigue a paso redoblado mientras la jefa de gobierno sigue con la utopía de sus utopías y la presidenta envía al secretario de Relaciones Exteriores en su representación al Brasil y se pierde otra oportunidad de hacer frente políticamente al vejete de Trump.

Todos en Brasil se ríen. Y difunden los éxitos y conclusiones de la reunión de los Brics y aliados. Muestran que sí se pueden combatir la invasiones, la gentrificación, las amenazas y abusos con buenas leyes y normas públicas además de dejar de temblar ante el coloso y sus embajadores boinas verde, mientras tanto, aquí se abren las puertas de las casas y terrenos de la Condesa, la Roma y otras colonias preferentemente a extranjeros y se desplazan a los habitantes menos favorecidos y con menos recursos económicos, como en París, Nueva York, Milán, Madrid… somos del primer mundo en gentrificación, cada vez se ven ahí menos nacos.


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Arturo Martinez Caceres

Arturo Martinez Caceres

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