PROHIBIDO PROHIBIR

El ritmo

El ritmo

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¿Los que bailamos antes, ahora nos toca sentarnos?

En cada época, en cada latitud, estamos sujetos al ritmo. Nos condiciona y marca las pautas de nuestra esencia y calidad de correlaciones y relatos.

En San Diego, por ejemplo, se vive con otros acentos, con otra dinámica y distinta armonía que en la CdMéxico, que es toda agitación y sensación de la cabeza a los pies. Los colores son diferentes y hasta los tonos de grises se ven distintos. Aquí la profundidad y sentido de nuestras relaciones es otra. No sólo por la altura desde el nivel del mar hasta los 2240 metros, sino por el ritmo cardíaco sinusal normal y anormal, junto con las otras arritmias humanas.

Es obvio que el distinto ritmo es una de las características de la poesía, del teatro, de la música, de la danza, de la escultura, de la cinematografía… es cualquier movimiento regular y recurrente. Aunque paradójicamente también puede ser un movimiento irregular, de locura o en tautología: un flujo sonoro o visual producido por una desordenación circunstancial anormal. Es una secuencia repetida en el tiempo que puede ir desde microsegundos a millones de años, como una decisión matrimonial a la erupción de un volcán.

El ritmo es pues la disposición de elementos, sonidos, movimientos o eventos que crean una sensación de flujos y estructuras. Es una secuencia que se repite en la poesía, la música, la naturaleza o nuestras propias acciones.

El ritmo femenino se refiere comúnmente al ciclo menstrual de la mujer y particularmente al método del ritmo como método anticonceptivo basado en la observación del propio ciclo menstrual, que por cierto se reconoce como poco efectivo en comparación con otros métodos más modernos y de mejor protección contra infecciones o enfermedades de transmisión sexual. En estos eventos lo mejor es contar con la adecuada educación y comunicación de padres y maestros. Así, es recomendable celebrar el inicio del ritmo femenino para promover el orgullo y dignidad de ser mujer frente a la antigua vergonzosa actitud machista de rechazo y suciedad. De intocabilidad religiosa en el absurdo ritmo de las prohibiciones disparatadas.

En política política también hay notables disparates en los distintos ritmos y tonos de los actores y actrices. El agresivo y violento ritmo del presidente criminal de los EUA frente a la femenina sencillez y cortesía de la presidenta Claudia o, en contraste, con la respuesta definida de Lula frente a las amenazas del coloso del Norte, que en síntesis dice que Trump ya estaría en la cárcel en Brasil y que en caso de que EUA cumpla sus dichos y aplique aranceles de hasta 50%, ellos también y en forma recíproca lo harán. En breve sabremos cuál es el mejor ritmo y estrategia de combate en defensa de los intereses nacionales frente a las amenazas de prepotencia y altanería del republicano. Los ‘bullies’ viven hasta que el valiente o la valiente contesta con mejor tono y adecuado ritmo, con mayor intensidad y determinación visual y musical.

En los deportes los ritmos son también fundamentales. Los mexicanos somos en general mucho mejores en eventos individuales o duplas que en los llamados juegos de conjunto como el fútbol, el basquet o el beis, donde nos cuesta trabajo armonizar el ritmo de tantos elementos.

En cambio, hemos destacado en atletismo, natación y clavados, lucha libre, box, equitación, arquería y tiro al blanco.

El ego del Latinoamericano es único, podemos reírnos de nosotros mismos con facilidad, nunca nos tomamos demasiado en serio, ni siquiera cuando es necesario hacerlo, al mismo tiempo no aceptamos que otros se rían de nosotros, o se burlen abiertamente de nuestra historia, de nuestra comida, de nuestro lenguaje y costumbres. No tengo en realidad certeza si se trata de un super ego revitalizado por el éxito, la televisión comercial o por las derrotas o parte de la Historia. Acaso se refiere a un acomplejado minus valor ante los demás por aquello de la Conquista, la cruz y la espada. La pérdida del 51% del territorio nacional frente a la invasión extranjera o la copia de los valores, el ritmo y la cultura francesas en nuestra independencia y en otros movimientos sociales como el 68 y en la siempre cercana manifestación amorosa con quien se deje, porque fundamentalmente nuestro verdadero ritmo nacional es la soledad del águila devorando a la serpiente.

En este mismo tenor, es notable que el ritmo de nuestra identidad nacional es siempre subrayado por la singularidad de la Virgen de Guadalupe, aunque sabemos que debe de haber cuando menos once mil vírgenes. La mera mera de todas las vírgenes, es la nuestra.

Hasta recientemente la nuestra, la verdadera, se quedaba en casa cuidando el ritmo del hogar. Ahora, por la influencia yanqui y la modernidad de la liberación, cualquier cosa puede pasar. Se pasean solas, van de compras, cantan, bailan, usan bikinis, monokinis y son, por fin, más libres que antes.

Los diputados, los senadores, los gobernadores, secretarios de estado, jueces, ministros y magistrados serán nombrados y seleccionados cada vez más de acuerdo a su género y no por su capacidad.

Habrá que seguir el ritmo e invitarlos (las) a bailar o pacientemente sentarse a esperar y aprender a tararear la modernidad.

¿Los que bailamos antes, ahora nos toca sentarnos?

No, nunca jamás, si aún tenemos ritmo. Habrá que resistir. Eso y más.

En tanto, las redadas del ICE siguen a ritmo acelerado, los mexicanos sin papeles de residencia legal y hombres y mujeres de otras naciones en busca de un mejor futuro en el sueño americano se apilan en cárceles infrahumanas a ritmo trumpista. La frontera norte está cerrada a la exportación de ganado hasta que se muera o controle el gusano. Y las amenazas a la imposición de aranceles prevalecen mientras las idas y venidas a Washington DC de los equipos de Economía, Relaciones Exteriores, Energía, Hacienda y quien sabe cuántos más han ido rítmicamente de reunión en reunión, sin ningún resultado definido más que el gasto, el bailongo, el atorón, sutilezas y caravanas. Siguen bailado al ritmo que les tocan, aunque algunos dirán que ese es precisamente el estilo actual de negociar entre ambos gobiernos. Todo parece ser fake.

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Arturo Martinez Caceres

Arturo Martinez Caceres

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