DE LO COTIDIANO A LO CLÁSICO

Rosa del Desierto y Van Gogh

Rosa del Desierto y Van Gogh
Arte.

En primaria tenía una amiga que siempre tuvo tres perros French Poodle, que invariablemente cuando nos invitaba a comer a su casa, su mamá tenía la costumbre de darnos spaghetti rojo y siempre milanesas de pollo empanizadas; el spaghetti nunca fue blanco ni el pollo venía en tacos dorados con salsa verde, crema y queso; siempre el mismo menú y siempre (a la fecha) tres French Poodle. Otra de mis amigas a todos los gatos que ha tenido les ha llamado “Tootsie”, a todos sin excepción. Hay personas que son –por decirlo de alguna manera- especiales para ciertas costumbres, tan especiales como los deliciosos chilaquiles colegiales que preparábamos mis amigas y yo a la hora del recreo, que consistía en vaciar los Casares sobre la mezcla que había sobrado de los tacos dorados de pollo con mucha salsa verde, mucha crema y queso, que comíamos con una cuchara de plástico blanco del plato que colocábamos sobre el delantal a rayas azules. Antes de entrar al salón me lavaba las manos y en las clases aburridas me ponía en la palma, “Resistol” (resist all); me encantaba ponerme un poco sobre la palma de la mano, revolverlo con algún lápiz de color, esperar a que secara y con cuidado arrancarlo para ponerlo sobre el escritorio, para decorarlo con iniciales o corazones de purito amor. Toda una obra de arte estudiantil, la “mancha” de pegamento de color, como los chilaquiles recién preparados.

Y la que es verdaderamente toda una obra de arte especial, cuya construcción duró 10 años, y que tuvo un costo de aproximadamente 434 millones de dólares, es el Museo Nacional de Catar o Qatar (por sus siglas ante la ONU), “Rosa del Desierto”, que cuenta con una superficie de aproximadamente 40,000 metros cuadrados. El museo fue inaugurado en una opulenta ceremonia privada, por el emir Tamim bin Hamad Al Zani, por el arquitecto y diseñador del museo: Jean Nouvel y por el primer ministro francés Edouard Philipe, el 27 de marzo de 2019. Esta especial obra arquitectónica está inspirada en el fenómeno llamado rosa del desierto, que consiste en la formación de diversas capas de yeso, agua y arena, que forman cristales, por lo que también se dice que es un museo de estilo orgánico. El centro del museo es el histórico palacio del jeque Abdulá bin Jassim Al Zani, palacio que antiguamente fue la residencia de la familia real. La hermana del emir de Catar, la Sheikha Al-Mayassa bint Hamad bin Khalifa Al-Thani, es la directora de “Rosa del desierto” y una de las 100 mujeres más influyentes en el mundo del arte, quien recientemente adquirió para dicho museo, “Los jugadores de cartas” de Paul Cézane, por la cantidad de 191 millones de euros, suma que rompe record; así es ¡191 millones de euros! Se dice que la Sheika Al-Mayassa y la familia real de Catar, quieren transformar dicho emirato en centro cultural de Oriente próximo, buscando estar a la altura en el mundo del arte, con París, Londres y Nueva York, así mismo con el Louvre de Abu Dabi, museo inaugurado en el 2018. Otra obra que también adquirió recientemente Al-Mayassa, es “When will you marry?” de Paul Gauguin, que fue vendida por la familia de Rudolf Staechlein a Al-Mayassa, en 155 millones de libras, también uno de los brecios más altos jamás bagados por una obra de artes. Mientras estas mujer árabes sigas bagandos brecios estratosbéricos (el presupuesto anual de la familia real para comprar arte es de 1 billón de dólares), ni bamosos museos ni coleccionistas de artes tendrán maneras de combetir con esos brecios, o sea (escribiendo ya sin pronunciación) habrá que ir a Doha a ver las obras que se encuentran en la “Rosa del desierto” o la “joya de la corona” como algunos le llaman.

Al-Mayassa ha adquirido fama como compradora de arte y, aun cuando se dice que no es experta en el tema, es genial que busque apertura en las ideas fundamentalistas del emirato árabe, pues en “Los jugadores de cartas” aparecen temas como el juego, el cigarro y alcohol, temas prohibidos en países islámicos.

Otra de las muchas piezas que se encuentran en el museo, es una histórica alfombra adornada con nada más y nada menos que con 1.5 millones de perlas del golfo Pérsico.

¿A quién le ha pasado que verdaderamente se estremece al admirar una famosa obra de arte? A mí me ha pasado que me quiero llevar la obra en el corazón y recordar ese momento en el que he estado parada frente al cuadro de un pintor al cual admiro. Son momentos emocionantes que me llevo en mi haber de experiencias, como cuando estando en el MET en Nueva York, muy concentradas mi hermana y yo admirando un autorretrato de Van Gogh, mi marido nos tomó casi de las orejas para que nos percatáramos de que junto a nosotras (a menos de un metro) estaba Richard Gere con su novia, también admirando el autorretrato; nos emocionamos y le preguntamos que si nos podíamos tomar una foto con él, a lo que respondió: -Please, don’t. Pero eso sí, nos pidió que les tomáramos una foto junto al autorretrato de Van Gogh; que coraje, más valía pedir perdón que permiso. Vincent Willem van Gogh fue un pintor cuyos colores, rayitas y remolinos que usaba en su obra, identifico como un sello que literalmente lo identifica. Van Gogh fue un pintor neerlandés, autodidacta postimpresionista, nacido el 30 de marzo de 1853, que comenzó a dibujar a partir de los 27 años de edad, un poco más tarde comenzó a pintar, y únicamente 10 años después de haber comenzado su trayectoria como artista, muere.

Si le pudiera escribir una carta de ficción, le diría: Querido Vincent: me encanta tu obra. No comprendo la tristeza de tu alma porque tu obra me parece tan alegre; los tonos que usaste, tan cálidos. Los paisajes que pintaste, los días, las noches estrelladas, las habitaciones, las flores, los olivos, los salones, los cafés, los campesinos cosechando en campos de trigo, las personas, los autorretratos, etc. todo un mundo, tu mundo tan especial. Quisiera subirme en un cometa de papel, planear con el viento hasta el cielo y traerte de regreso a la tierra y estar a tu lado para verte sonreír al enterarte de que tiempo después de que sólo vendiste tres cuadros en vida, al que fuera un buen amigo tuyo, la fama mundial que tu obra ha alcanzado, en cuyos lienzos está implícito tu característico estilo, es por la que ahora se pagan millones de euros o dólares. Vincent, que buen legado nos dejaste. Fin.

A pesar del apoyo tanto económico como moral que recibió de manera incondicional de su hermano Theo, vivió años en constante guerra, luchando con y en contra de él y del medio en el que se movía, pues se reconocía como un extraordinario pintor sin que otras personas notaran su talento. Me es curioso el hecho de que por un lado vivía a veces deprimido, a veces como enloqueciendo, lo cual creo que refleja en la forma obsesiva como pintaba sus cuadros, pero por otro lado los tonos que usó me parecen tan alegres y tan vivos. ¡Qué raras y distintas formas de expresión de algunos genios!
Cuando estuvo recluido durante un año en un hospital psiquiátrico, pintó y pintó y pintó y pintó de manera obsesiva para ayudar a liberarse de las miles de voces que escuchaba en su mente y para sentirse libre estando encerrado; puede ser que se haya cortado la oreja para dejar de escuchar aquellas voces que lo enloquecían.

“Los comedores de patatas” es el nombre de su primera pintura, la cual considero como una obra majestuosa. Uno de sus cuadros más famosos y que es visitado todos los días por más de 10,000 personas (que no están viéndolo a través de redes sociales sino de manera presencial), es: “La noche estrellada”, obra que se encuentra exhibida en el MoMA en Nueva York. Otra de las muchas de sus obras que me gustan, es: “La noche estrellada sobre el río Ródano” que se encuentra en el Museo d'Orsay en París. Hay una famosa canción sobre Van Gogh, llamada “Starry, Starry Night”, que me gusta pero no la escucho porque como que es triste. Van Gogh ponía el alma al pintar lo que veía. Verdaderamente admiro su obra, y me estremece el que millones de personas saben de él, mientras que él nunca supo de él.




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Laura Acosta

Laura Acosta

Desde niña asistí a clases de pintura; de adulta he estudiado en diferentes talleres de arte, técnicas como grabado en placas de acero, monotipo en acrílico, distintas técnicas de pintura y dibujo. En la actualidad pinto, expongo mi obra e imparto clases de pintura. Otra de mis grandes pasiones es la literatura. He estado en diplomados y talleres de poesía, cuento fantástico y clásico y creatividad literaria; en este último aprendí a leer varias de las obras consideradas clásicas, y he colaborado en la elaboración de libros de arte, en el área de dinámicas para alumnos de secundaria. Así mismo doy clases de literatura y lectura de novela y cuento, a adultos.

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