LA CONCIENCIA COMO BASE PARA LA SUSTENTABILIDAD INDIVIDUAL. Parte III.

La conciencia en el día a día se ejercita, expande, mediante la lectura. Cuando la lectura entra al dominio de la historia y luego a la filosofía, la conciencia se fortalece y multiplica. Porque se acelera el conocimiento y sobre todo el entendimiento. Y como lo habíamos puntualizado en otros textos, por su parte, la Sustentabilidad Individual brota en función de los valores, la historia misma, la cultura, la civilidad: todo ello crea conciencia.

También hemos coincidido que la vida moderna navega alrededor del consumismo, que el consumismo se hace enfermizo, que afecta la factibilidad de crear mejor conciencia. Pues bien, aunado al consumismo, el panorama se obscurece frente al culto, adoración y antología al crimen. Los medios masivos parecen haberse convertido en sus principales promotores – que más bien los comunicadores a su servicio. En medios electrónicos e impresos, principalmente, constatamos la promoción que se hace de la violencia, desde noticieros, telenovelas, series y hasta películas, aduciendo que la libertad de expresión. La música no es la excepción y brotan "hits" igual de bandas, corridos y de otros géneros.

Esta es la nueva creatividad de los comunicadores. Lo superfluo, lo que empequeñece, lo que genera admiración a todo aquello que carcome a la sociedad. Al final buscan hacer consumidores y no patriotas ni gente pensante – pues además aseguran esa la función de las autoridades educativas del estado y no de ellos.

Pero en los medios se informan o deforman los ciudadanos; perciben, captan y absorben mensajes los niños y jóvenes - que sin duda pueden llegar a admirar más a un criminal que a un deportista o a un científico, artista o intelectual. En la misma desventaja se ubican profesionistas, obreros, campesinos, maestros, académicos y toda la gente que se gana la vida por la buena.

Todo ello afecta, trastoca, mina la conciencia individual; y destruye la conciencia social. Decía Michel de Montaigne que "la conciencia hace que nos descubramos, que nos denunciemos o nos acusemos a nosotros mismos, y a falta de testigos declara contra nosotros."

Es menester, entonces, acelerar el ritmo para invocar conductas concretas que nos permitan mejorar en conciencia e incidir en el cambio positivo de nuestra sociedad. De ahí que sugerimos cierta metodología para intentar su regeneración y restauración. En virtud que la conciencia se nutre de la sensibilidad, del sentido común, de la solidaridad, la racionalidad, de la humildad.

La sensibilidad se expresa en la posibilidad que tiene el individuo de sentir, de entender las preocupaciones, dificultades, conflictos, padecimientos del prójimo, de "ponerse en los zapatos del otro"; e implica, en un mayor nivel, el tener compasión por el necesitado. Representa sentir los problemas de los demás. La sensibilidad opera en el ámbito ético y moral en correspondencia con la empatía al semejante.

El sentido común tiene que ver con las virtudes y capacidades de las personas, para conectar la parte ética y moral con sus actos cotidianos a través de la racionalidad, con la finalidad última de alejarse de lo inútil, lo absurdo, infructuoso o improductivo. El sentido común ayuda a evitar que el individuo tome riesgos que no debe tomar o cuando menos a disminuir los riesgos que llegue a enfrentar.

La solidaridad es aterrizar la sensibilidad en el campo de la realidad: ser sensible en los hechos, pasar de sentir y entender las preocupaciones y padecimientos del prójimo a la actuación en beneficio de los afectados. Precisa dar apoyo y ayuda determinante a poblaciones vulnerables y a víctimas. La mayor solidaridad se logra cuando ese espíritu de ayuda individual se expande a lo grupal y luego a lo comunitario. Existen casos claros y ejemplares que han llevado la solidaridad hasta un nivel nacional y global.

La racionalidad consiste en generar habilidades a nivel del intelecto, para pensar y comprender lo interno y la individualidad, así como lo externo que abarca entorno y circunstancias, para fijar posiciones de iniciativa, acción o reacción, materializadas en una o varias conductas con el único objetivo de perseguir el bien común.

La humanidad se expresa en la suma de voluntades y acciones concretas para provocar el cambio en cada uno de nosotros y luego en sociedad.

Hoy más que nunca es urgente hacer un examen de conciencia. Y en un balance de nuestro proceder, analicemos nuestro desempeño y actitud como individuos; de ahí a hacer lo propio frente a la sociedad y nuestra Patria: que resolvamos lo que debemos hacer.

Sin conciencia propia, la conciencia social es prácticamente inexistente, pues para que ésta exista es indispensable la suma de todos. No debemos extrañarnos del desbarajuste persistente en el ámbito político, en la moral nacional, en la falta de atención a la ciencia, la ecología, el arte, el deporte, en el deterioro del Estado de Derecho. Cuando para tal triste condición, todos – unos más que otros – somos causantes.

"La conciencia es el mejor libro moral que tenemos."

- Blaise Pascal -