PARRESHÍA

Felicidad por calendario

Felicidad por calendario

Foto Copyright: lfmopinion.com

Navidades.

Esto de las navidades no deja de ser todo un tema.

De entrada se ha reducido a un fenómeno consumista que desquicia las ya de suyo caóticas economías familiares.

Por otro lado, pretende imponer un estado anímico social totalmente ajeno a las circunstancias, como si los estados anímicos pudieran quedar sujetos al calendario: hoy todos vamos a ser felices, sin importar nuestra personal circunstancia.

Me pregunto qué tan feliz y pacífica podrá ser esta navidad para los empleados corridos del SAT, sin más liquidación que un escupitajo en la cara, o para los trabajadores del NAIM, o los campesinos a quienes se les ha recortado 18 mil millones de pesos en el presupuesto.

En realidad aprecio un México hundido en la zozobra del mañana, nadie sabe a ciencia cierta cómo venga enero y cómo habrá de comportarse la economía, incluyo al propio equipo en el gobierno.

Ello sin voltear al mundo, con Estados Unidos a la deriva populista trumpiana, el medio oriente incendiado, Europa en camino a un nuevo medievo, China y Rusia a la expectativa y los flujos migratorios al alza, igual que el calentamiento global.

También entiendo que para muchos la navidad pueda ser una fuga de esta pasmosa realidad, una forma de escaparse de ella, aunque sea por un momento.

En fin, no quiero ser aguafiestas, les deseo a todos una feliz navidad en sus circunstancias, al menos un respiro en este caos que nos arrastra a destinos ominosos e insospechados.

México es más grande que sus problemas.



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Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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