PARRESHÍA

Jiménez Espriú, omiso.

Jiménez Espriú,  omiso.

Foto Copyright: lfmopinion.com

Demagogia represiva.

Era el 11 de octubre del año pasado, Jiménez Espriú allanaba una propiedad privada exigiendo permisos, escrituras y legitimación de la abogada que los atendía. Con sombrero tejano y ante comitiva mediática representaba su papel de autoridad virtual y ofendida: "No, no me voy a meter en problemas, dijo, Usted me está pidiendo que me retire, usted me está corriendo de su casa. Está bien, está bien, me voy a retirar. Yo soy Javier Jiménez Espriú, próximo Secretario de Comunicaciones y Transportes. Dígale al dueño de la empresa que lo voy a citar para que me muestre todos los documentos sobre la mina".

Y tenía razón, lo corrían. Lo corrieron porque violaba derechos y propiedades. No era autoridad, no fundó ni motivó la causa legal de sus procedimiento; no acreditó atribuciones de ley; no le asistía ningún derecho para perturbar al dueño, sus propiedades y usos. Simple y llanamente, allanaba propiedad privada. Violaba la ley.

Eran los días de gloria sin pena, de gobernar sin responsabilidad, sin rendición de cuentas; días de puro cuento.

Por supuesto nunca regresó a solicitar, ahora que podría, permisos y documentos; porque de lo que se trataba era de armar la bola de nieve contra el Nuevo Aeropuerto que tendremos que pagar los mexicanos sin jamás tenerlo ni usarlo.

Hoy, que hay más de 300 ferrocarriles están bloqueados en todo el país por los maestros en Michoacán, con graves pérdidas económicas y mayores conflictos sociales, Jiménez Espriú brilla por su ausencia. Ahora sí le corresponde acudir al lugar de los hechos y solicitar a quienes bloquean vías generales de comunicación toda la documentación y explicaciones del caso.

Su obligación constitucional y política es levantar los bloqueos, aplicar la ley y, de ser el caso, sancionar a los delincuentes, habida cuenta que es delito federal bloquear vías generales de comunicación federales.

Pero Jiménez Espriú lo más que ha hecho en su calidad de Secretario de Comunicaciones y Transportes es twittear al Gobernador del Estado para pedirle que intervenga en lo que le es a él y a nadie más una atribución exclusiva.

Hoy que debe actuar, se hace ojo de hormiga.

Por su parte López Obrador insiste en falsear la realidad. Insiste en que no va a reprimir.

¿Quién le está pidiendo represión?

Nadie.

Engaña y falta a la verdad. Es su obligación constitucional cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes que de ella emanen.

Sostiene que nada por la fuerza, todo por la razón y el derecho, en olvido que, de ser el caso, está obligado a aplicar la fuerza de la ley y ello no es represión. Cuando un policía ve a alguien robando debe detenerlo en flagrancia y ello no es represión. Ese discurso está bien para el templete electorero de un partido de oposición, pero no para un Presidente en funciones, encargado de garantizar el orden público y el ejercicio de los derechos de todos y cada uno de los mexicanos.

Qué mensaje estamos enviando al mundo y a nuestros jóvenes, que aquí impera la ley de la selva porque para el gobierno, encargado de aplicar la ley, hacerlo es reprimir.

Lo peor es que aduce no reprimir cuando viene siendo objeto de un vil y ostensible chantaje a los ojos del mundo entero.

Es más, él mismo reconoce que se trata de un chantaje y, en lugar de aplicar la ley, juega con los conceptos para ser omiso en sus responsabilidades públicas.

Pero qué puede hacer si a lo largo de su vida utilizó e institucionalizó este tipo de artimañas como lucha política y presión negociadora. ¿O es que ya se nos olvidó el plantón en Reforma, sus daños económicos, el caos generado, la molestia ciudadana?

El problema ya se salió de cauce, el mal ya se extendió a Oaxaca y Guerrero poco falta para que se sume, el daño económico puede ser catastrófico, si no es que ya lo es.

Es momento de dejar de jugar al gobierno y ser gobierno. Aducir represión para no cumplir y hacer cumplir la ley es demagogia y omisión.

Solo hay una cosa peor que el abuso del poder, el no uso del mismo.

PS.- Por cierto, ¿alguien sabe qué fue de Esteban Moctezuma?


#LFMOPinion
#Parreshia
#JimenezEspriu
#BloqueoFerreo
#Obligacion
#AtribucionLegal
#Competencia
#Omision
#Responsabilidad

Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

Sigueme en: